Por: Luis Armando González. 29/02/2024
En El Salvador el proceso electoral de 2024 fue dividido en dos jornadas, la primera –ya realizada— consistió en la elección de Presidente de la República y de Diputados para la Asamblea Legislativa; la segunda jornada –para elegir Alcaldes y Consejos Municipales, y Diputados para al Parlamento Centroamericano— se realizará este próximo domingo (3 de marzo). O sea, estamos en las vísperas de la segunda jornada electoral, la cual a ojos de muchos tiene menor relevancia que la primera.
Los argumentos al respecto son del siguiente tenor: históricamente, los gobiernos municipales han ido a la zaga del gobierno central en cuanto a recursos y poder, y esa disparidad es, en estos momentos –y en virtud de la reciente reestructuración territorial y municipal del país—, mucho mayor. Por tanto, se dice, tener mucho o poco control a nivel de municipios no hace mella en la centralización y concentración de poder que existe en el Ejecutivo y el Legislativo. Y, en cuanto a los diputados del Parlamento Centroamericano, es tan notorio su escaso o nulo peso que abundan las personas que desconocen qué hacen o qué papel cumplen.
Es posible que esos u otros argumentos estén en lo cierto. No obstante, siempre hay quienes gustan de llevar la contraria a la opinión predominante; y lo que sugieren es que la elección de alcaldes y consejos municipales –no así la del Parlamento Centroamericano—, aunque no esté revestida de la importancia de la de Presidente de la República y Diputados para Asamblea Legislativa, no es para nada irrelevante. Y ello porque, más allá del poder y recursos que tengan los gobiernos municipales, en esa elección se medirá, desde otra lógica (la lógica de lo local), la aceptación que tienen los ciudadanos de los distintos proyectos políticos y sus líderes.
Es decir, la elección del domingo 3 dará la oportunidad de ponderar si, en el ejercicio de su voto a nivel municipal, los ciudadanos apuestan por lo monolítico o por la diversidad o, dicho de otra manera, si muestran su incondicionalidad al proyecto predominante o manifiestan una cierta renuencia a ser incondicionales. De tener razón quienes opinan esto, la segunda jornada electoral salvadoreña tendrá un interés especial.
¿Cómo se ve, a tres días de la jornada electoral del domingo 3, a las personas en las calles, plazas, centros comerciales y mercados? Por lo menos en San Salvador, se ve a la gente con una casi nula identificación partidaria. Algo muy parecido a lo sucedido días antes de la jornada electoral del 4 de febrero, y algo extremadamente distinto a jornadas electorales previas en las cuales, en viviendas, autos e incluso en su vestimenta, las personas mostraban su identificación política partidaria.
Hasta donde sé, nadie ha investigado este “auto ocultamiento” de las preferencias políticas en el contexto actual de El Salvador; y se trata de algo novedoso en un país que está recorrido por lo político, desde las fiestas de navidad a las de semana santa, agosto y 15 de septiembre. Dicho sea de paso, si la investigación social tuviera mejores derroteros en El Salvador, ya se hubiera puesto en marcha el levantamiento de una encuesta nacional que recabara información sobre quiénes votaron el 4 de febrero de 2024, por qué partido o candidato lo hicieron y los motivos de sus preferencias. También sobre quiénes no votaron (teniendo la edad para hacerlo) y por qué no lo hicieron. Hay un velo de ignorancia sobre la cultura política de los salvadoreños que sólo la investigación social (seria y comprometida con algo más que los intereses económicos o conveniencias políticas) puede hacer. Pero esto es algo así como pedirle peras al olmo.
Volviendo al asunto que nos ocupa, cualquiera podría anticipar –de cara a la jornada electoral del 3 de febrero—un ausentismo extremo. A juzgar por lo que indica esta nota de prensa: “los resultados de los comicios [del 4 de febrero] indican que sólo el 43.48% del electorado que concurrió a votar lo hizo a favor de la reelección presidencial, en tanto que únicamente el 35.4% de personas en el padrón electoral votaron a favor de diputaciones de Nuevas Ideas”[1], no es descabellado esperar un ausentismo semejante al de la recién pasada elección para diputados. Pero esto es especulación; no hay que comer ansias y es mejor esperar a lo que suceda el próximo domingo.
Algo que también se podría anticipar, si los resultados no cuadran con lo esperado o con lo deseado, es un proceso de escrutinio poco transparente y marcado por arrebatos y manoseos. Pero, igual que en el punto anterior, es más prudente esperar a ver qué sucede después del cierre de la votación este domingo 3.
Termino estas líneas con lo siguiente. Al redactarlas vinieron a mi memoria algunos sucesos heroicos y trágicos del 28 de febrero de 1977. Yo era en ese entonces un adolescente de 16 años al que no le era ajeno el debate sobre el fraude electoral que se había fraguado, por obra de los militares, en las elecciones presidenciales tenidas el domingo 20 de ese mes. Me sumé durante algunas horas a las personas que, en la Plaza Libertad, exigían el respeto a los resultados electorales. Poco después de que me fuera a casa, en horas de la madrugada, cuerpos de seguridad pública atacaron con fiereza y lujo de barbarie a quienes se encontraban en ese lugar. Nacieron, entonces, las míticas Ligas Populares 28 de Febrero. Los hombres y mujeres que ahí fallecieron o resultaron heridos o fueron capturados y luego torturados son, junto con otros hombres y mujeres que corrieron igual suerte en las distintas coyunturas que vivió El Salvador desde los años setenta hasta 1992, los auténticos héroes y heroínas de este país.
Muchas veces, en momentos de pesimismo, tiendo a pensar que su sacrificio –un sacrificio real, lleno de dolor, teñido de sangre arrancada con violencia— fue en vano. Pero enseguida rectifico, porque ese 28 de febrero de 1977 asentó en mí unos valores y opciones que hasta el día de ahora doy como firmes. Sean estas líneas finales un sencillo homenaje para las gentes que esa semana que siguió al 20 de febrero de 1977, y que culminó con la tragedia de 28l, hicieron suya la causa de la democracia a costa de su propia vida y su integridad personal. Hechos como este marcan la historia real del país; que se los desconozca o se los borre de los libros no los hace desaparecer.
San Salvador, 28 de febrero de 2024
[1] Susana Peñate, “Casi la mitad del electorado no acudió a votar el 4 de febrero”. El Salvador.Com, 20 de febrero de 2024. https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/elecciones-2024-casi-la-mitad-electorado-no-acudio-votar/1124390/2024/
Fotografía: Bloque popular juvenil