Jorge Salazar García. 1/06/2021
Si quiere saber cómo se relaciona el Instituto Electoral Nacional con un establo, ¡éntrele a lo escrito! Le aseguro que su lectura no lo dejará impávido, algo obtendrá: ¿un dato mitológico?, ¿una crítica?, ¿una agitación emocional? Lo que suceda será bueno para la reflexión.
LOS ESTABLOS
Érase una vez un rey, llamado Augías, que reinaba en la Élide, se rumoreaba que era hijo de Helios (Sol) por lo que su nombre significa “radiante. Era inmensamente rico, poseía enormes rebaños y claro, mucho oro (riquezas del dios Sol) también, a pesar de que sus tierras, consideradas parte del inframundo por situarse al occidente de Grecia, no eran muy productivas. Pues bien; el rey, no obstante su enorme fortuna, tenía un problemón relacionado con la ACUMULACIÓN: el volumen de estiércol producido por sus rebaños durante muchos años, crecía al mismo ritmo que su riqueza. Ambas, ya rebosantes en los establos y en las arcas, respectivamente, le complicaban la existencia. Por un lado, las toneladas de mierda, que esparcían por toda la región su insoportable hedor, le generaron inestabilidad política y; por el otro, su incalculable fortuna, le trajo un desquiciamiento en su CODICIA. Así que ideó un plan para resolver tal problema. En una de las versiones del mito, se afirma que Augías contrató los servicios de Hércules: éste limpiaría los establos en ¡un día! a cambio de una parte del reino y la mano de la princesa Epicasta, bueno toda ella completita. En la letra chica del contrato se especificaba que si el contratado (Hércules) no realizaba el trabajo encomendado en el tiempo establecido por el contratante, el héroe se quedaría por siempre a su servicio; que era lo que esperaba aquel mañoso soberano. Ganaba de todas, todas: se ahorraba los gastos de la obra pública, el erario no disminuía y adquiría un esclavo poderosamente productivo. ¡Excelente político emprendedor!, dirían ahora. Hércules cumplió en tiempo y forma: derribó las paredes de los establos, escavó canales y desvió de sus causes naturales a los ríos Alfeo y Peneo, logrando con sus aguas, dejar rechinando de limpios los pesebres en 24 horas. Como se acostumbra en esas esferas, el rey traicionó su palabra argumentando la inexistencia del acuerdo. Además, para justificarse ante sus súbditos, inició un juicio para “demostrar” que Hércules mentía. Pero eso es otra historia. De algún modo, estas metáforas mitológicas que se refieren al brillo y la oscuridad, también es aplicable al oro y la mierda; o a la honestidad y la corrupción, tan mencionadas en las campañas políticas.
El INE
Esta institución y su presidente, guardan similitudes con el mito narrado. Las instalaciones físicas centrales (y algunos pesebres estatales9 acumulan, desde el fraude electoral de 1988, tanta corrupción que se parecen ya a los establos de la Elide y su actual titular, Lorenzo Córdova, a Augías. El hedor inocultable de su descomposición se esparce por toda la Nación generando inestabilidad política. El estiércol, incontenible, rebasa sus muros, se sale de madre y contamina todo a su paso. Sólo que, su titular, a diferencia del rey griego, NO tiene ninguna intención de limpiarlo, pues eso implicaría la propia extinción. Al contrario, debido a su torcida codicia, sólo superada por su servilismo ante la élite del dinero, vive de y para la podredumbre. Por supuesto, esto es extensivo a los partidos políticos aliados. La impunidad y la corrupción en estos entes públicos, son de tal magnitud, que ni las aguas de los ríos Misisipi y Amazonas juntos, podrían limpiarlas. El único héroe capaz de hacerlo apenas se está dando cuenta de que puede (el pueblo trabajador).
EL FRAUDE.
Son miles las acciones irregulares que se cometen antes, durante y después de cada proceso electoral. Candidatos, autoridades electorales y dirigentes de partidos, aprovechando la pobreza, la ambición y la ignorancia de la gente, hacen del delito electoral su modus vivendis para enriquecerse SIN TRABAJAR. Algunos pensarán que las antiguas acciones para vulnerar la soberanía del voto, como embarazar urnas, duplicar credenciales y boletas, acarrear y coaccionar votantes, sustituir o alterar actas, proporcionar tinta deleble, comprar funcionarios y representantes de casillas, comprar el voto, etcétera, ya no suceden; pero se equivocan. A estas funcionales herramientas se agregarán otras mas sofisticadas; tales como: manipulación del conteo rápido y encuestas de salida, observadores electorales a modo, extracción de boletas de los paquetes, alteración de actas, maicear a consejeros, utilizar programas computacionales y la ANULACIÓN conveniente de casillas.
Podría pensarse que este escrito promueve la abstención, pero no es así. Ese es un dilema que cada quién debe resolver sin más intervención que su razón. La intención es evitar la inacción del ciudadano; porque, como bien se sabe, eso dejaría el camino libre a los delincuentes profesionales y quienes aspiran serlo. La pasividad perpetúa y profundiza la degradación política de quienes quieren enriquecerse SIN TRABAJAR.
EL PRESIDENTE
La sola voluntad política de AMLO no basta para democratizar y dignificar la vida política del país. Ni su secuestrado partido ni la gente envenenada con la basura doctrinaria empresarial, le secundarán. Esa titánica tarea, como la limpieza de los establos del rey Augías, sólo un héroe con poder hercúleo pude realizarla: el pueblo digno que no se dejan corromper. Los ciudadanos unidos, con más fuerza que los ríos mencionados, podrían limpiar el establo del INE. Sólo falta que se decidan, y quieran.