Por: Insurgente.org. 20/07/2021
La derecha aborrece a los emigrantes. Al españolismo más casposo y rancio no le gusta verlos en las ciudades, ni que sus hijos vayan al Colegio o que estén en Urgencias esperando a ser atendidos por los profesionales de la Salud. Prefiere esconderlos en lugares nauseabundas y trabajando en la fresa en Huelva o en el melocotón en Murcia sin que asomen siquiera por el pueblo. El «una, grande y libre» dejó su huella racista en parte de la población, y los ve como invasores capaces de violar y asesinar a los españoles de bien. Ese discurso de odio lo practican sin pudor dirigentes políticos que ven en ello posibilidades de arrancar votos. Pero hay una excepción, si esos emigrantes de nombres y apellidos «raros» ganan una medallas para España, todo cambia, o casi, porque en el fondo les gustaría que si suben al podio no fueran mulatos ni negros porque esa es la esencia del patrioterismo clasista.
En los Juegos Olímpicos de Tokio, de los 321 atletas que conforman el equipo español, hay más de una veintena que nacieron en otros países (la cifra crece en cada cita olímpica), muchos de ellos han sido nacionalizados con la esperanza de que traigan alguna medalla y hagan sonar el himno a la hora del Telediario. Los países capitalistas poderosos resultan atractivos para millones de personas, la emigración con arducias y promesas económicas de deportistas y profesionales fue denunciada en diversas ocasiones por Fidel Castro. También aquí se ve el expolio y el imperialismo.
(En la foto Gazi Jalidov y Emmanuel Reyes, nacidos en Rusia y Cuba respectivamente, boxeadores).
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Fotografía: Insurgente