Por: Briega. 06/04/2025
El pasado curso académico, hace ahora un año, realizaba el Máster de Formación del Profesorado, y dentro de este, estaba en mitad de las prácticas como docente de biología en un instituto público de educación secundaria de Cantabria. En ese contexto, y es el motivo de este artículo, viví una injusta situación de presiones y amenazas que quiero visibilizar, debida a mi negativa a participar o presenciar, como objeción de conciencia por motivos éticos, prácticas de laboratorio con disección en animales. El fin de este texto es contribuir con un pequeño aporte más a la reflexión social sobre este tema, para que, en el futuro, nadie tenga que verse en la misma situación que yo me vi si se encuentra un contexto similar. Y si se da el caso, que estas informaciones puedan sumarse a los cada vez más abundantes y rotundos datos y argumentos para hacer frente a las presiones que se puedan recibir para hacer este tipo de prácticas en las escuelas. Cabe resaltar que, aunque este artículo está centrado principalmente en la disección en animales en las escuelas, existen también muchas evidencias que cuestionan la necesidad de realizar disecciones en otros ámbitos laborales o de formaciones académicas como durante los estudios universitarios o la investigación científica.
Antes de relatar mi experiencia, quiero también puntualizar que todo lo que analicemos en profundidad tiene aristas y este caso no es una excepción. Sabemos que la autoridad nos puede reprimir o premiar, nos puede obviar o enseñar y yo viví ambas caras de la moneda. Por tanto, por coherencia quiero también visibilizar que este conflicto lo viví en un contexto en el que estaba aprendiendo y aprendí mucho en esa primera experiencia que son las prácticas del profesorado, tanto gracias al programa de prácticas que el centro en cuestión ofrecía, como en cuanto a las experiencias, conocimientos y consejos recibidos por parte de la persona que me tutorizó las prácticas y buena parte del resto de docentes con los que tuve la oportunidad de convivir en el marco de las prácticas. Por todo ello, y a pesar del conflicto vivido y la tensión que ello generó, me pareció correcto despedirme dando las gracias por los conocimientos recibidos. Esto formó parte de la dualidad que me tocó vivir en un ambiente en el que estaba experimentando un amplio aprendizaje, y sobre todo, confirmando mi interés y motivación por la actividad docente. En paralelo, debido a esta desagradable experiencia y las amenazas que recibí desde una posición de desigualdad en la que me encontraba como estudiante en prácticas, decidí dejar de contraargumentar y conviví silenciando mi malestar y mi incertidumbre ante el miedo con lo que iba a suceder con la calificación de mis prácticas por negarme a participar en las disecciones en animales. De no haberme aprobado las prácticas, este hecho me hubiera impedido llevar a cabo al menos durante un año más mi actividad laboral como docente. Todo ello en un contexto de doce semanas de prácticas en el que se realizaron o planificaron diversas disecciones en animales como un ala de pollo, un corazón de vaca, una trucha, una sepia, o un ojo de vaca, acompañado de continuas llamadas y debates sobre las compras en carnicerías y publicaciones en redes sociales de la realización de alguna de las prácticas.
Concibo que la educación en las escuelas es una oportunidad y una responsabilidad del profesorado no solo para dar al alumnado los contenidos del temario establecido, sino también para ampliar sus visiones y enfoques de manera que la docencia contribuya a desarrollar personas con un espíritu crítico y que se formen sus propias opiniones. Y en este sentido, que una persona pueda visibilizar esta objeción de conciencia ante este tipo de prácticas, creo que solo puede traer beneficios al alumnado y al ambiente laboral en cuanto a ampliar la sensibilidad y la consciencia de las sociedades diversas y basadas en la tolerancia, la igualdad y la inclusión que venimos reivindicando. Sin embargo, expresar mi objeción de conciencia generó justo un sorprendente efecto opuesto en la persona que me tutorizó las prácticas y en quien dirige el centro en cuestión: Con actitudes intimidatorias y autoritarias se me amenazó con suspenderme mis prácticas, ya que tras hablar con mi Universidad y revisar la legislación, alegaban que estaba obligado por ley a hacer las disecciones. Todo ello, por cierto, recalcando que no me lo tomase como algo personal, que mi evaluación iba a ser hecha desde la objetividad. Se me presionó insistiendo en mi obligación de hacer lo que se me mandase, ya que afirmaban que tenía un contrato firmado como alumno de prácticas y que, como docente, si llegaba a un centro educativo donde se hacían disecciones en animales no me iba a poder negar a hacerlas de ninguna manera. Para ello se usó un desafortunado ejemplo por parte de quien me tutorizaba las prácticas: “Es como si un día trabajas en un matadero de animales y te niegas a matar animales”. Ante mi ofrecimiento constructivo a hacer más horas de trabajo, otras actividades o impartir clases extra, me contestaron que no era suficiente ya que mi negativa era un problema demasiado grave. Sin embargo, resulta que al alumnado sí se le permite negarse por motivos de asco, y tiempo después me enteré que el asco que le producía a una compañera una disección en concreto, sí que había sido aceptado para no realizarla. En otro contexto, otra persona docente de física y química me dijo que veía lógico que me tengan que permitir una alternativa, usando el ejemplo del caso de que una persona que pueda tener miedo de hacer una práctica con un mechero por el fuego, no tiene la obligación de realizarla. Al mismo tiempo, esta persona me resaltó que, si formas parte de un departamento, estas en igualdad de condiciones y se debería atender mi objeción de conciencia.
Se me insistió además en que lo mejor era que dejase mis planes de ejercer la docencia en biología, porque me había equivocado de especialidad ya que si no hacía disecciones no iba a poder ejercer como docente en esta área dado que tendría problemas allá donde fuese. Añadieron también que quizás en alguna formación profesional podría tener mi espacio, aunque por mi forma crítica de ser lo iba a tener igualmente difícil. La persona que dirige este centro, también docente de biología, me advirtió que el hecho de negarme a hacer disecciones significaba que pretendía ser un docente que realizara una educación sesgada al alumnado y que esto era intolerable y por ello se había estado planteando prohibirme la entrada a sus clases. Tiempo después, me enteré de que en el temario de biología que imparten en los distintos cursos en este centro, salvo brevemente en 1º de la ESO y en 2º de Bachiller (en este último caso por obligación de los temarios de la EBAU), omiten todo contenido relativo al estudio de las plantas. El motivo que me dieron es una mera “decisión personal”, cuya justificación se basa en que hay abundante alumnado que quiere estudiar medicina o biotecnología. Se ve que, en estos estudios, el conocimiento de las plantas no tiene relevancia. Además, de entre todas las prácticas que se pueden hacer en el amplio y realmente inabarcable temario de biología en secundaria, era llamativo que al hacer en mi caso una práctica muy básica de geología de análisis de suelos (medición de pH), no la habían realizado al menos en biología, hasta el punto que el material que tenían era muy antiguo y estaba sin usar. También se me confesó el poco temario que daban de la parte de medio ambiente, por falta de tiempo.
Se me llegó incluso a advertir, aunque unos días después quien me tutorizaba las prácticas rectificase su comentario, que, si en el futuro me saliese oportunidad de trabajar en ese centro educativo, tendrían un problema conmigo. Y todo esto se me dijo en una reunión que yo viví como un intento de intimidación en el despacho de la persona que dirige dicho centro. Además, durante el estallido del conflicto la tensión aumentó al posicionarme en favor de la recientemente creada “Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales” respecto a la que quien me dirigía las prácticas manifestó estar rotundamente en contra de que se prohibiese el uso de animales vivos en los centros educativos, algo que iba a provocar que los ajolotes (anfibio nativo de México) que tenían en una pecera, tuvieran que ser retirados (y quien sabe con qué destino).
Respecto a mis intentos de encontrar apoyo en las personas encargadas de la coordinación del máster en la Universidad de Cantabria, a pesar de agradecer que escuchasen mi situación, sentí una equidistancia y una falta de mediación que, dada la desigualdad de fuerzas, me dejó solo de cara a afrontar esta situación.
En la citada reunión, la persona que tutorizó mis prácticas afirmó que había hecho una encuesta a todos los centros de educación secundaria de Cantabria en la que el 90% de ellos hacen disecciones y el 10% restante únicamente no las hacen porque no tiene desdobles, es decir, la posibilidad de dividir una clase en dos grupos más pequeños, siendo cada parte atendida por una persona docente. Al intentar indagar en cómo habían sacado esos porcentajes, quien dirige el Centro me interrumpió alegando que tienen un dato y que ¿yo que tengo? En respuesta a esta pregunta, he desarrollado una recopilación de las diversas alternativas educativas existentes, la cual se basa en las experiencias y conocimientos de diversas personas y colectivos sensibilizados y concienciadas con el tema, que vienen evidenciando lo innecesario de realizar disecciones en animales, haciendo uso de dichas alternativas, las cuales, además, vienen incrementándose con las nuevas tecnologías. Respecto a esto último, si llegase a leer estas líneas, animo a tomar buena nota a quien tutorizó mis prácticas, dado su cargo de la coordinación TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) del Centro.
Iniciando mi investigación, partiendo de las posibles encuestas publicadas, solo encontré una que fue promovida por la campaña en Suiza “Animalfree Reseach”, realizada entre 2019 y 2021, con la participación de un total de 76 docentes. Los resultados indicaron que, efectivamente, persisten fuertes actitudes hacia la utilidad y adecuación de la disección en la educación en biología. El 97% de las personas encuestadas todavía utilizaban animales o partes de animales en su práctica docente. La encuesta permitió identificar varias barreras y oportunidades para una aceptación más amplia de alternativas libres de animales en las escuelas secundarias, destacando la importancia de crear conciencia sobre los métodos disponibles sin animales y su eficacia.
Tras hacer una investigación de las campañas y los artículos existentes con un enfoque crítico y con argumentos contra la disección en animales en las escuelas, he constatado la diversidad y rotundidad de los argumentos y las alternativas que se vienen promoviendo y reivindicando, como se hace en el informe “Cutting out dissection”, de la organización internacional PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales), en el que se insiste en que las personas que se dedican a la educación pueden ayudar a prevenir este sufrimiento y mejorar la experiencia de aprendizaje del alumnado mediante el uso de métodos de enseñanza sin animales. Iré repasando estas alternativas más al detalle, entre las que se incluyen programas informáticos interactivos de simulación, vídeos de alta calidad, o modelos realistas hechos con plástico, plastilina o arcilla, entre otras. El profesorado que ha trabajado con esta organización viene notando una participación del 100% del alumnado, ya que no hay barreras éticas y un aumento en la comprensión del aprendizaje. En este sentido, un metaanálisis publicado en la revista The American Biology Teacher comparó el valor educativo de la disección de animales con el de los métodos de enseñanza sin animales. Se revisaron 20 estudios publicados sobre este tema desde 2005 hasta 2020 y se calculó que en el 95% de los estudios, el alumnado de todos los niveles educativos obtuvo al menos el mismo rendimiento en las evaluaciones del curso (y en muchos de esos casos mejor) cuando utilizaron métodos sin animales en lugar de disección de animales. Además, desde PETA han venido difundiendo una historia sobre una persona que, como estudiante, optó por no participar en la disección de ratas y cerdos en su curso de secundaria y obtuvo la calificación más alta de su clase debido a la ventaja educativa de tener una herramienta de estudio a largo plazo que no tenía que tirar al final del período de clase. Por todo ello, señalan que la disección de animales es una técnica arcaica para explorar la anatomía, la cual proviene de una época en la que los humanos sabían muy poco sobre el interior de los animales. Es llamativo cómo los descubrimientos científicos hacen avanzar nuestro conocimiento sobre el funcionamiento del mundo natural, pero la práctica de diseccionar millones de animales cada año no ha cambiado en un siglo. Por ello, los avances en la tecnología y una comprensión cada vez más progresiva de la sensibilidad animal, ponen de manifiesto que la disección de animales es obsoleta, peligrosa y poco ética. Organizaciones como PETA indican que no hay ningún valor educativo en obligar al alumnado a cortar los cadáveres de los animales para aprender sobre fisiología o anatomía animal y, sin embargo, los muchos beneficios de una educación sin animales (como la disección digital), están bien documentados. Los estudios también apuntan a que una creciente parte del alumnado se opone a la experimentación y disección en animales debido a la preocupación por el bienestar animal y prefieren utilizar alternativas como simulaciones interactivas y modelos anatómicos. Existen también evidencias de que la disección en animales disuade a parte del alumnado (especialmente a las mujeres) de ingresar en campos relacionados con la ciencia, algo sobre lo que pueden sentir incomodidad para expresarlo por temor al posible ostracismo del resto de alumnado o el profesorado. Por ello, muchos estados han reconocido el derecho del alumnado a rechazar estas lecciones de crueldad mediante la implementación de leyes y políticas de elección de disección. Sin embargo, en un artículo de la asociación alemana Animals United, titulado “Disección en las clases de biología: ¿es algo que tiene sentido en nuestro tiempo?”, se relata cómo, desafortunadamente, no existe ninguna regulación legal sobre cómo tratar los animales muertos. Por tanto, el profesorado tiene libertad de acción en clase y pueden utilizar los cadáveres de animales como quieran.
En una entrevista para el programa de radio “El Pájaro Observador”, un miembro de PETA resaltaba que “PETA sostiene que los métodos en enseñanza sin animales son éticos y seguros. También proporcionan una educación de alta calidad y son más accesibles económicamente. La disección en animales es un método arcaico, anacrónico, pero hoy en día con el conocimiento y tecnología que tenemos, la disección en animales es obsoleta, peligrosa y definitivamente no es ética”. “Numerosos estudios demuestran que los métodos de enseñanzas sin animales, como simuladores por computadora, son tan o, a menudo, más efectivos que las disecciones tradicionales”. “Muchos estudiantes se sabe bien que se sienten incómodos con las disecciones y esto puede afectar negativamente a su interés por la ciencia”. “Muchos de estos animales, que son animales sintientes, son criados en lugares donde no conocieron nada más que una jaula. O muchas veces fueron sustraídos de sus hábitats naturales”. “¿Por qué permitirías hacer algo en la escuela que fuera en sus vidas cotidianas nos parecería un horror?”. “Las disecciones a menudo implican el uso de productos químicos peligrosos, como el formaldehido. que pueden causar problemas de salud en su exposición repetida. Son sustancias que no deberían estar cerca de los niños”. “Los métodos sin animales como los modelos reutilizables y las simulaciones digitales son más rentables a largo plazo y accesibles para las escuelas que tienen menos recursos. Además, permiten repetir a los estudiantes las lecciones hasta que comprenden completamente el material, repitiendo las prácticas una y otra vez”. En resumen, las razones principales son ética, seguridad y salud, eficiencia educativa, el coste económico y la mayor accesibilidad. De todos estos argumentos y alternativas hablaré más ampliamente en la segunda parte de este artículo.
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* La rana diseccionada que aparece en la foto de cabecera es de plástico. La fuente, es PETA y está extraída de este enlace: https://www.peta.org/teachkind/froggin-awesome-2024-pilot-program-highli…
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Fotografía: Briega