Jorge Salazar García. 14/01/2019
A Tlazoltéotl [1]
El miércoles 9 de enero, el gobernador de Veracruz prometió al pueblo de Chinameca cancelar la construcción del relleno sanitario donde se depositarían 400 toneladas de basura provenientes de los municipios de Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque. Con esa decisión logró calmar el enojo de los pobladores; eso es bueno porque los escuchó, como siempre debiera ser; no obstante, al hacerlo bajo presión emitió una respuesta que no resuelve el problema de fondo. En casos similares es recomendable establecer mesas de diálogo y negociación entre las partes involucradas coordinadas por el Estado. Sobra decir, sin menoscabar la intervención de Cuitláhuac, que aún teniendo esa disposición la solución completa al manejo de los residuos esta fuera de su alcance, por el momento, porque implica un cambio de enfoque político en el manejo de conflictos para el cual no está capacitado todavía. De cualquier forma, el diálogo ya es un buen inicio y aunque haya sido forzado, ¡bienvenido!
Volviendo al tema específico de la BASURA, parece haber coincidencia en los gobiernos al considerarlo como un asunto generador de conflictos, contaminación y de gastos para el erario municipal. La solución ideal sería reciclar totalmente nuestros desechos o no generar basura; lamentablemente no existe la suficiente educación en la gente ni la voluntad del Estado para combatir radicalmente este gravísimo problema que perjudica a todos. No obstante, es impostergable abordarlo seriamente para, al menos, desacelerar sus efectos, involucrando a ciudadanos, trabajadores del sector y autoridades de los tres niveles. Esta colaboración tiene el objetivo de proporcionar algunos datos relevantes sobre el tema, tomados del libro “Ecología Política de la Basura”, principalmente. En éste se registran las conclusiones de 20 investigadores[2]. Puede descargarse de http://www.no-burn.org/wp-content/uploads/LIBRO-ECOLOGIA-POLITICA-DE-LA-BASURA-2017.pdf
El incremento de basura esta ligado a modelos de consumo “usar y tirar” y a esquemas industriales de “obsolescencia programada” orientados a la obtención de la máxima rentabilidad económica en el menor tiempo posible. Eso está demostrado, a las grandes empresas productoras de comida rápida y chatarra, por ejemplo, NO les importa la devastación ocasionada al planeta con sus procesos de sobrexplotación. Esta vocación codiciosa, por cierto, proviene de la conquista. Ni la vida de los conquistados ni mucho menos la naturaleza tenían valor alguno para los invasores. Contrario a las inmundas ciudades europeas, las indígenas eran limpias y libres de ¡BASURA! Su cosmovisión ecológica les hacía considerar a la Tierra como su madre; “escupir al suelo era escupir al hombre mismo”, consideraban. Habían desarrollado un profundo respeto por su hábitat, como se puede constatar en las palabras del jefe indio de Seattle:
“…esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados…[3]”
A pesar de que “la conquista europea castigó (esa) adoración de la naturaleza, considerándola pecado de idolatría, (Galeano, 2008 Pagina12), los pueblos originarios se resistieron al quebrantamiento de esa devoción; sin embargo, hoy parece dominar una visión donde TODO es mercancía.
Actualmente la cantidad de BASURA expuesta en el medio ambiente es directamente proporcional a la apatía de la gente. Los daños ocasionados por los residuos no reciclados crecen exponencialmente: las carreteras, calles, avenidas, parques, jardines y bosques son invadidos por tiraderos sin control. Muchos espacios públicos rebozan de basura a pesar de los esfuerzos municipales por mantenerlos limpios. URGE implementar programas de reciclamiento y educación desde un enfoque popular y ecológico para revertir esta tendencia autodestructiva; tal como se propone en el libro antes mencionado y que trataremos en el siguiente artículo.
No arrojemos basura fuera de los depósitos destinados para ello. Mantengamos limpios jardines, calles, carreteras, parques, playas, ríos, lagos y mares. Salvemos al Planeta.
[1] Tlazoltéotl; Diosa huaxteca de la inmundicia, la fertilidad y fecundidad. Es la que se come la suciedad, la purificadora, la confesora, la que perdona los pecados. Está relacionada con las actividades agrarias y con la limpieza de la tierra.
[2] Solís T., Mª. Fernanda (coordinadora): “Ecología Política de la Basura” Ed. Abya-Yala; , Quito Ecuador 2017.
[3] Carta del Jefe Seattle enviada en 1855 al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce que ofrecía comprar sus tierras.