Por: Raúl Prada Alcoreza. 22/08/2023
Ya es más de una semana de movilizaciones contra el gobierno de Dina Boluarte y contra el Congreso, en realidad, viendo desde una mirada histórica, contra el Estado. Un Estado adecuado a la constitución inconstitucional fujimorista de 1993. Si bien el día 19 de julio comenzó, en principio, en la tarde, con cierta debilidad y dispersión, con la performance de la policía, que guiaba a las marchas, que impedía el ingreso a las plazas y a las proximidades de las instituciones, en la noche comenzaron los primeros enfrentamientos. Las marchas fueron más abultadas, se sumaron, unas a otras, se reforzaron y articularon, buscando su integración. Ya, a estas alturas, después de una semana de movilizaciones, de la tercera toma de Lima, podemos decir que en la secuencia de las tomas de Lima, éstas se parecen, tienen más analogías que diferencias. Obviamente se dan en contextos y en coyunturas distintas, teniendo en cuenta los desplazamientos en su composición, incluso en los objetivos que se persiguen; aunque se siguen manteniendo, de alguna manera, los objetivos de la segunda toma de Lima, que consisten en la convocatoria a la Asamblea Constituyente, en el inmediato llamado a elecciones nacionales, teniendo como premisa la renuncia de Dina Boluarte y del Congreso. Vemos que lo que más ha sonado recientemente, en la tercera toma de Lima, es la renuncia de Dina Boluarte y del Congreso, además de la convocatoria inmediata a elecciones nacionales; se ha ido sumergiendo un poco la convocatoria de Asamblea Constituyente.
Lo que importa en la secuencia y en el seguimiento del balance de las tomas de Lima, sobre todo de la tercera toma, es avisorar las diferencias, por más imperceptibles que sean, siendo otras claramente perceptibles. Aparecen diferencias respecto a lo que dijimos en Balance y perspectiva de la tercera toma de Lima[1]. Ya tenemos un lapso más largo, además un panorama más claro, en este sentido, podemos decir que las movilizaciones han adquirido, de nuevo, un carácter más masivo y un desplazamiento intenso. Por otra parte, se nota una mejor organización, sobre todo por la distribución y ordenamiento de la convocatoria, por la intervención de las organizaciones involucradas en la misma.
La tercera Toma de Lima es una movilización popular convocada por el Comando Nacional Unitario de Lucha (CNUL), el Centro Liberal de Izquierdas y Derechas, que incluye al colectivo No a Keiko, la Disidencia Progresista, el Partido del Buen Gobierno, el Partido Morado y el Comité Nacional de Lucha Unificado del Perú (CONULP); la mencionada toma comenzó el 19 de julio de 2023.
En la composición de las movilizaciones de la tercera toma de Lima ha vuelto a ser nuclear la participación de la sierra del sur, la participación de aymaras y quechuas. Si nos atrevemos a emitir alguna hipótesis interpretativa, esto quiere decir que se ha comenzado a recuper la fuerza de la convocatoria de las movilizaciones de la segunda toma de Lima, empero se ha profundizado y mejorado la organización de las movilizaciones, sobre todo la coordinación e integración de las mismas.
Tal parece qué las movilizaciones, la organización y composición de la tercera toma de Lima se propone continuar, de manera permanente, la movilización hasta la renuncia de Dina Boluarte y el Congreso, además de lograr la convocatoria inmediata a las elecciones nacionales. Sabemos que el alcance del objetivo depende de la correlación de fuerzas. Ahora bien, esto acontece, en la presente coyuntura, cuando se da la elección de la directiva del Congreso, en un contexto atiborrado de componendas vergonzosas de las fuerzas políticas, componentes de un Congreso ilegítimo.
Se puede decir que, hasta el momento, ha ido mejorando la presencia y el impacto de la tercera toma de Lima, desde el 19 de julio hasta estos días, que anuncian el fin del mes de julio. Sin embargo, no se ha logrado, todavía la acumulación de fuerza suficiente como para lograr los objetivos buscados. Ya no hablamos de los objetivos de la segunda toma del Lima, que eran más amplios, por lo menos en lo que respecta a la convocatoria a la Asamblea Constituyente, objetivo principal de la tercera toma; ahora se ha, practicamente, reducido el objetivo a la convocatoria inmediata a las elecciones nacionales. En relación a lo que dijimos en Balance y perspectivas de la tercera toma de Lima, podemos reproducir del balance y del análisis lo que dijimos respecto al impacto de la represión estatal. Si bien el terrorismo de Estado ha disminuido de la segunda toma a la tercera toma; no hay muertos, hasta el momento, sin embargo hay heridos y detenidos, además de vulneración de derechos civiles y políticos, fuera de la violación de los derechos humanos, evidenciando, otra vez, la herencia colonial del racismo gamonal, inherente al imaginario de ciertas clases sociales, que no solamente corresponden a las élites dominantes, sino también a clases medias. Hay como un nucleamiento, reforzamiento mutuo, complicidad, entre el ejército, la policía, el Congreso y el ejecutivo, todos monitoreados por las fuerzas y estructuras de poder efectivas, que manejan la economía, corrompen la política y corroen la institucionalidad. Hablamos de las trasnacionales extractivistas, sobretodo mineras, hablamos de la burguesía intermediaria, altamente dependiente, hablamos de una red de intermediaciones en el circulo vicioso de la corrupción política y económica; además, hay que incluir al poder de los cárteles de la economía política de la cocaína. Estas estructuras de poder están muy interesadas en mantener el perfil y el contenido político del funcionamiento y el manejo del poder, impuesto por el fujimorismo desde 1993 en adelante. Una combinación perversa entre represión, Estado de excepción latente, suspensión de los derechos y saqueo de los recursos naturales del Perú. Hablamos del perfil político del fujimorismo, que expresa la trivialización y la banalización extremas de la política, el vaciamiento de la ideología, la sustitución de todo esto por comportamientos groseros, comediantes y inescrupulosos.
Lo que ahora podríamos añadir a lo que dijimos es que el peso del deterioro social, de la destrucción del tejido social, dado en el contexto de la represión a Sendero luminoso y al MRTA, aprovechando la ocasión para destruir sindicatos, organizaciones sociales, partidos políticos de izquierda, ha dado lugar a la decadencia política, además del desmantelamiento del tejido social. Ocasionando la pérdica de memoria social, olvidando la experiencia colectiva acumulada, haciendo desaparecer la política y la herencia cultural. Si comparamos lo que ocurre, en el contexto sudamericano, podemos decir que el impacto destructivo en el Perú del fujimorismo es más o menos equivalente al impacto destructivo de la sociedad y la institucionalidad chilena por parte de la dictadura militar de Pinochet. Ciertamente no es lo mismo, no son los mismos contextos, ni es la misma composición social y política, sin embargo, la comparación nos sirve para mostrar un hecho ineludible, un desenlace lamentable, la destrucción del tejido social.
A pesar de lo ocurrido, las comunidades y pueblos han venido recuperando su capacidad de resistencia, de demanda, de interpelación y de movilización. En la historia reciente se ha asistido al desenvolvimiento de las resistencias de los pueblos a la contaminación, depredación y destrucción minera, en el cordón minero serrano y en otras regiones del Perú. Esto ha permitido la rearticulación de la organización social, la retoma de la memoria, el restablecimiento de las fuerzas sociales y la proyección de las resistencias en términos políticos, buscando salir del círculo vicioso del poder, de la corrupción galopante y de la corrosión institucional, incluyendo a la perversión política. Sin embargo, esta acumulación de fuerzas todavía no parece suficiente como para compensar el deterioro acaecido y la destrucción del tejido social dado en décadas pasadas, a pesar de que se ha restaurado parte del mismo. Se requiere más para lograr una convocatoria nacional masiva, con un alta proyección política. En consecuencia, se podría deducir, de lo que decimos, que la experiencia de la tercera toma de Lima forma parte de la acumulación de fuerzas, apuntando a una proyección mayor, en el mejor de los casos, radical, en un futuro mediato, con cierta resonancia en un futuro inmediato.
En este seguimiento de evaluación de la tercera toma de Lima no debemos olvidar lo que expresamos, escribimos y dijimos en exposiciones anteriores, en escritos anteriores, al respecto de la coyuntura política crítica del Perú. Después de el tercer intento de vacancia Pedro Castillo, su declaración cerrando el Congreso y convocando a la Asamblea Constituyente y a elecciones nacionales, con el desenlace en el apresamiento de Pedro Castillo, la intervención del Congreso, declarándolo como autogolpista, se dieron lugar los subsiguientes eventos y sucesos. En principio, en la sierra, en defensa de Pedro Castillo, contra el Congreso, aceptando su declaración, los objetivos de la declaración, el último día o la última noche de presidente. Posteriormente, se dio lugar, en la medida que el Congreso termina legalizando la presidencia de Dina Boluarte, bajo la figura de “sustitución constitucional”, la segunda toma de Lima, dada en un clima altamente beligerante y violento, contando con alrededor de 60 muertes, 49 de las cuales son asesinatos confirmados, por parte de la policía y el ejército, ciertamente bajo la responsabilidad del gobierno.
¿Qué es lo que queremos anotar al respecto? Que el gobierno de Dina Boluarte es un gobierno ilegítimo, que no hay una figura de “sustitución constitucional”, que ha perpetrado el Congreso, sino un constante golpe congresal a la democracia. Se trata de una serie de “sustituciones constitucionales”, que se vienen dando a partir de la conspiración de la fuerza fujimorista, que lidera Keiko Fujimori y de otros partidos políticos de derecha, de centro y, en en la última crisis política, incluso de “izquierda”. En otras palabras, se trata del golpe de la casta política contra la democracia peruana, contra el voto del pueblo peruano, quien elige a presidentes en la segunda vuelta, empero que la casta política no acepta y les otorga vacancia, a través del Congreso, en concomitancia con la administración de justicia, concretamente con la fiscalía. Entonces, tenemos que situarnos en un contexto mayor, que es el relativo al estallido de la crisis, después de la caída de Pedro Castillo, para entender lo que ocurre.
Se trata de lo que podemos llamar sucesivos golpes, de parte de la casta política, contra la democracia y el pueblo peruano, que se vienen dando desde el golpe de Alberto Fujimori en 1993, al clausurar el Congreso, perpetrando un Estado terrorista, ejerciendo el terror del Estado. Contando con una constitución inconstitucional, que sirve para eso, para legalizar e institucionalizar el terrorismo de Estado, suspender los derechos, para mantener el Estado de excepción permanente, para entregar, de manera onerosa, los recursos naturales del Perú a las trasnacionales extractivista, sobretodo mineras. Este es el tema de fondo, entendiendo como fondo el contexto histórico y político reciente. Este fondo tiene que visualizarse, no hay que olvidar, para interpretar la crisis del gobierno de Dina Boluarte y del Congreso, para interpretar el contexto en el que se desarrolla la tercera toma de Lima. En pocas palabras, no hay que olvidar que lo que está en crisis es el Estado, se trata de la crisis múltiple del Estado nación. Esta crisis múltiple forma parte de la crisis de la sociedad, de una formación social abigarrada, a su manera, con su propia singularidad histórica, que no logra resolver el abigarramiento en términos de una formación social armónica. Es decir, estamos hablando de una formación social abigarrada, cuya herencia colonial persiste de manera diseminadora, obstaculizando la realización misma de la sociedad; estamos hablando del malestar de la cultura y de la sociedad enferma.
En análisis anteriores hablamos del trauma político y social, nos referimos al trauma emergido en plena guerra de guerrillas de Sendero luminoso y a su represión por parte del Estado contrainsurgente, contra el pueblo, sobretodo contra las comunidades indígenas, que se encontraban entre dos fuegos. Lo grave viene como consecuencia de la extención de la guerra contrainsurgente a una guerra contra la sociedad y el pueblo peruanos, destruyendo su tejido social y su memoria colectiva, dando lugar a un vaciamiento de lo acumulado, de lo ganado socialmente, ocasionando un retroceso inaudito en lo que respecta a lo que podemos llamar la conciencia colectiva. Este trauma se expresa fehacientemente en lo que los peruanos llaman el terruqueo, es decir, la criminalización de la protesta, de la movilización, de la demanda, convirtiéndolas en actos terrorista, desde la promulgación de la constitución inconstitucional de 1993. El trauma persiste, es el transfondo complejo de la subjetividad y del imaginario social, en el contexto que corresponde a las tres tomas de Lima, en la coyuntura presente, en crisis múltiple.
En análisis anteriores también nos hemos referido a la matriz de la crisis múltiple del Estado nación, esta matriz tiene que ver con la conquista y la colonización, con las oleadas de conquista y las oleadas de colonización. Conquista y colonización que persisten como un eterno retorno colonial. Hemos dado el ejemplo del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente vigente, donde se manifiesta, en términos modernos, la conquista y la colonización reiterados; la conquista como despojamiento y desposición, la colonización como diagrama de poder racializado. Quizás tengamos que hablar respecto de esta matriz histórico-política-cultural-social-económica como la madre de la crisis múltiple, que impide la consolidación del Estado nación, su integración, incluso impide la efectiva materialización institucional, obstaculizando la correspondencia entre Estado y sociedad. Hablamos entonces de una sociedad desgarrada en sus propias contradicciones, de un Estado en crisis estructural, un Estado que no es, obviamente, la síntesis política de la sociedad plural, como lo concebía Hegel, sino es un Estado en constante disolución, síntesis imposible de las contradicciones sociales, políticas, económicas y culturales.
En lo más reciente de la coyuntura, en el umbral de otra coyuntura, tenemos la elección de la mesa directiva de un Congreso ilegitimo, despreciado socialmente, con casi ninguna aceptación por parte de la opinión pública, entonces, un Congreso imposible de legitimarse políticamente; sin embargo, Congreso ilegítimo imposible que elige una nueva directiva, en un mundo bizarro y en el contexto pavorosos de un surrealismo político. Para lograrlo se han unificado fuerzas dicotómicas y variopintas, desde la fuerza congresal fujimorista hasta una fuerza denominada mediaticamente como de “izquierda”. Esta “izquierda” congresal tiene el tupé de seguir diciendo que mantiene sus consignas de Asamblea Constituyente y convocatoria elecciones. ¿Qué nos dice esta situación estrambótica? Que no solamente estamos ante el terrorismo de Estado, que se impone contra la demanda social y política de un pueblo movilizado, sino ante la figura excéntrica de lo imposible hecho posible, en términos institucionales, políticos y constitucionales perversos. En pocas palabras se impone lo grotesco político.
El desacuerdo
Hipótesis de interpretación teórica
Vamos a hurgar en una hipótesis, de carácter teórico, que interpreta la inmanencia del acontecimiento político, sobretodo la crisis que conlleva, en el proceso asociativo y disociativo, a la vez, de la singularidades múltiples. El término de desacuerdo, que vamos a usar, análogo al usado por Jacques Rancière, es, sin embargo, distinto conceptualmente. No se trata del desacuerdo debido al la desmesura del pueblo respecto a la totalidad pretendida como representación, sino se trata de otra clase de desacuerdo, de un desacuerdo profundo, inherente, incluso inmanente, que tiene que ver con el malestar de la cultura y la sociedad enferma.
Si asumimos que hay como una conciencia colectiva, entonces, como una memoria social, además de hablar de trauma social heredado, podemos inferir de que los comportamientos sociales pueden expresar el desacuerdo, el desacuerdo consigo mismo, el desacuerdo con lo que es la sociedad, el desacuerdo con sus instituciones, el desacuerdo con el presente, tal como es y aparece a la mirada humana, que padece el momento.
El desacuerdo lleva a conductas disímiles, contradictorias, diferenciales, que expresan la manifestación del desacuerdo. El desacuerdo puede llevar al arrebato, pero también a la rebelión, el desacuerdo puede llevar al miedo, pero también al coraje, el desacuerdo puede llevar a la represión, pero también a la liberación. El desacuerdo como interpretación social de lo que ocurre, de lo que ha ocurrido, de lo que se espera que ocurra, es inherente a la conciencia colectiva, que podemos llamarla también consciencia histórica, así como conciencia cultural. Hablamos de una consciencia no del todo conciente, sino de algo más parecido una intuición.
El desacuerdo no responde, como en el caso de Jacques Rancière, a la desmesura, sino al malestar en la cultura y a la condición de la sociedad enferma, en el contexto de la crisis múltiple del Estado nación y del orden mundial de las dominaciones. En consecuencia, se trata tanto de la exteriorización del malestar, en manifestaciones del comportamiento social, así como de la convulsión interna en la estructura del sujeto social. El desacuerdo aparece, de manera contradictoria, como desacuerdo explícito, manifiesto, conscientemente en clara rebelión. Sin embargo, también se da su aparición de manera traumática, de una manera barroca, enrevesada y encubierta, como una transferencia psicoanalítica, dándose lugar en lapsus y conductas grotescas. Aunque no lo quieran ver así los que defienden el orden del Estado, del gobierno, de las dominaciones institucionalizadas, se trata del trauma que oculta el desacuerdo inconsciente, ocultándolo, en forma de un bodrio, de una pestilencia política.
En el curso de las autocríticas, que hemos hecho conocer, dijimos que hay que salir del esquematismo dualista de amigos y enemigos, de fieles e infieles, de ángeles y demonios. Tambíen dijimos que aunque no se crea, los personajes de la dominación y de la explotación son también víctimas de su propia dominación, de su propia estructura de poder, pues son seres insatisfechos e infelices, a pesar de su elocuente goce banal. Por eso decíamos que la liberación de las dominaciones, de las estructuras de poder, implica también la liberación de todos, incluyendo a estos personajes anacrónicos de la dominación.
Entonces podemos decir que la tesis del desacuerdo, que empleamos, corresponde a una conceptualización psicosocial y cultural.
Descripción de las movilizaciones
Julieta Díaz Lozano, en Perú, crónica de la tercera toma de Lima, en Resumen Latinoamericano[2], dice que más de cien mil personas se movilizaron en todo el país pidiendo la renuncia de la golpista Dina Boluarte en Perú. En el diagnóstico dice que a pesar de un operativo represivo gigantesco y una campaña de miedo de varias semanas, el pueblo movilizado participó en las calles. Resumiendo las demandas escribe que las centrales fueron, además de la salida de Boluarte y la renuncia del Congreso, una Asamblea Constituyente, buscando la refundación del Perú.
En la descripción del operativo represivo dice que se incluyeron barreras policiales en edificios públicos, carros hidrantes, motos y presencia de tanquetas, formando todo esto parte del amedrentamiento. Si bien todo parecía concurrir pacíficamente, al atardecer, cuando las columnas intentaron llegar al Congreso, fueron reprimidas con gases lacrimógenos. El balance contabiliza al menos seis heridos de gravedad, además de detenciones.
La composición de la convocatoria es ilustrativa, entre las organizaciones se cuentan a la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú (CUNARC), a la Confederación General de los Trabajadores del Perú (CGP), a docentes, quechuas y aimaras, además de mercados y diversos colectivos de derechos humanos, de género, incluyendo a un bloque de artistas masivo, que dio el tono pintoresco, llenó de música el ambiente.
En el resto del país, paralelamente y acompañando a la tercera toma de Lima, se dieron lugar movilizaciones en cincuenta y tres puntos. De todas maneras se enviaron delegaciones a la actividad nuclear, concentrada en Lima. Hay que contar también que siete vías nacionales fueron bloqueadas durante la jornada. En lo que respecta a la marcha en Lima, la misma partió de diferentes plazas importantes, conformándose una columna unitaria, en cuyo recorrido se aproximó a los predios de edificios del gobierno, culminando en la Plaza San Martín.
En el reportaje mencionado se da cuenta de lo siguiente:
“Entre las delegaciones de regiones que viajaron hacia Lima estuvo la Central Única de Rondas Campesinas de Huancamba, región Piura. Su presidente, Jesús Raúl Meléndez de Guayama, explica que, a las demandas generales de la Toma, adicionan una lucha histórica de su pueblo contra la minería depredadora. “Llevamos 20 años de lucha en los que fuimos perseguidos y reprimidos por oponernos al proyecto minero Río Blanco. La presidenta usurpadora, Dina Boluarte, está queriendo dar luz verde a las concesiones mineras, quiere renovarlas, a pesar de que no tienen licencia social”. Y agrega “es por eso que nosotros desde acá hemos venido a respaldar a nuestro pueblo peruano y a exigir que este gobierno renuncie y también este Congreso corrupto se cierre y se haga un referendo para la nueva constitución”.”
También anota que:
“Nicolás Aguilar Ibarra, miembro del Grupo Emancipador con sede en Lima y militante con amplia experiencia sindical, describe la movilización como un momento para acumular fuerzas en el camino de la destitución de Dina. “El golpe de estado fue manejado desde la Embajada de EEUU por lo que la lucha no es solo por la restitución de Castillo, sino por un cambio de este sistema neoliberal que viene manejado desde el norte y entre otras cosas hizo que solo el 5 por ciento de la población económicamente activa tenga un trabajo registrado y pueda organizarse”, afirmó. Para el entrevistado, la demanda de una Constituyente también podría ser un proceso aglutinador para cambiar el carácter neoliberal de Perú”.
En la descripción de lo sucedido se ilustra que en la Plaza 2 de mayo, la campaña “No más Muertos por protestar” efectuó una representación con cruces y ataúdes, vocenado los nombres de las más de 60 muertos de la represión a la segunda toma de Lima.
Tomando en cuenta entrevistas hechas, se da a conocer testimonios, entre ellos de Abel Gilbonio, vocero de la Campaña, quien explicó que la misma agrupa además a un conjunto de defensores ambientales que denuncian asesinatos policiales previos a las protestas contra Dina, en conflictos territoriales. “Es una articulación a nivel nacional, principalmente ubicada en el sur del país y también en Lima que reúne colectivos, defensores ambientales, instituciones también de derechos humanos, etc. que están empujando y levantando esta consigna para que pare el uso indiscriminado, el uso criminal de la fuerza pública contra el derecho legítimo de la protesta ciudadana”. Señala que la campaña intenta enfrentar el miedo de las personas a movilizarse. “Hace años salíamos a protestar y bueno, sabíamos que podía haber confrontación, pero ahora la gente tiene miedo, porque tiene miedo a que sea criminalizada, que sea acusada de terrorista, o lo máximo, que sea asesinada”.
Julieta Díaz Lozano pone en evidencia la relación perversa entre el golpe congresal y el modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente, escribe:
“Con respecto a la relación entre los proyectos extractivista y el golpe de Estado, Abel afirma que “hay todo un impulso después del 7 de diciembre para que se implementen una cantidad de proyectos mineros en el país. Los defensores ambientales que han sufrido constantemente la represión, la criminalización, el asesinato en los territorios, principalmente mineros del país, en este momento son los territorios donde más se han levantado por el litio, por el cobre, que se necesita en otras latitudes y que Perú es rico en eso. Y sabemos que hay todo un andamiaje desde el Ministerio de Energía y Minas para agilizar los proyectos mineros a costa del derecho al territorio, derecho al ambiente, derecho a la salud de las comunidades y las poblaciones indígenas”.”
Siguiendo la descripción de la movilización se reporta que el colectivo “Retablos por la memoria” se movilizó llevando en andas un enorme cartel con la consigna “Ninguna mujer con Dina”. Por otra parte, se mostraron cien carteles ilustrados, dejando espacio con el objeto de que los manifestantes colocaran sus demandas y las llevaran a la marcha.
La autora dice que:
“Isabel, una de las integrantes de este colectivo de mujeres artistas, explica que tuvieron la idea de utilizar este formato de cuadrito típico de la región de Ayacucho, como una forma novedosa para visibilizar de manera creativa las demandas en las movilizaciones. Con respecto a la frase que eligieron para encabezar su columna, “Ninguna Mujer con Dina”, comentaron que alude a que la actual presidenta de facto en sus discursos usa la figura de mujer para poder manipular a otras mujeres, diciendo que ella es mujer, que ella es madre, que ella se preocupa; es un poco un recurso de manipulación, no es que se llame feminista, pero más o menos quiere ir por ese lado y la idea de este lema de hacer este retablo grande de conmemoración es un poco para contrarrestar esa manipulación”.”
Como se puede ver la descripción de la movilización es ilustrativa, evidenciando la composición de la convocatoria, las organizaciones y sectores movilizados. Es importante mencionar también la espontánea irrupción multitudinaria, se habla de una cantidad significativa de autoconvocados. La conclusión de Julieta Díaz establece que se ha logrado conjurar el miedo y volver a las calles masivamente. Este es un síntoma del alcance de la movilización en contra del Estado contrainsurgente, fujimorista, dominado por una élite monopólica, violenta y profundamente racista, que le teme al pueblo.
Conclusiones
Una primera conclusión tiene que ver con el ser social involucrado en la rebelión, la conclusión dice que la lucha continúa. No solamente se retoma en la tercera toma de Lima la secuencia de la primera toma y de la segunda toma, sino que la lucha continúa, es decir, continúa la lucha no solamente correspondiente a la historia reciente, sino al ciclo mediano de la historia y al ciclo largo de la historia. Se recupera la memoria, se desanda el camino y se proyecta la lucha hacia la liberación integral. Esto implica la descolonización radical, esto significa el retorno a la Confederación de Pueblos en el continente de Abya Yala.
La segunda conclusión tiene que ver con la crisis múltiple del Estado nación. Esta crisis, lejos de avisorar alguna lejana solución, se ahonda cada vez más, mostrando su profunda crisis estructural y orgánica histórico-político y cultural. Se puede adelantar una hipótesis interpretativa del desenlace posible: La implosión del Estado nación, dentro del contexto de la implosión del orden mundial de las dominaciones.
La tercera conclusión tiene que ver con la crisis del modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente. El modelo ha mostrado todo su alcance destructivo, demoledor, contaminante y depredador, dejando profundas y extensas huellas ecológicas; el costo ecológico es muy grande, también el costo social, a tal punto que no se avisora un buen porvenir. Ahora, en plena crisis ecológica planetaria, se anuncia el ingreso a la era de la exterminación.
No hay que olvidar que este modelo colonial extractivista del capitalismo dependiente es parte del sistema mundo capitalista y de su geopolítica, es decir, que forma parte del funcionamiento de todo el sistema, de la composición de todo el sistema, donde en la geopolítica del sistema mundo capitalista las periferias están destinadas a la extraterritorialización de sus recursos naturales, en tanto que los centros cambiantes del sistema mundo son los que se aprovechan, en términos de la acumulación ampliada de capital. En consecuencia, también el sistema mundo capitalista ha ingresado a su etapa crepuscular, puesto que no solamente podemos hablar de los límites de su expansión, de su crecimiento y de su desarrollo, debido a que los recursos naturales son finitos, sino que como consecuencia de la gran destrucción ecológica que se ha dado, la extensión de las huellas ecológicas en el planeta, se han acortado los plazos, de manera abrupta, que corresponden a la secuencia de la historia misma de toda la genealogía de los ciclos largos del capitalismo.
La cuarta conclusión tiene que ver con la clausura de la era de los Estados nación, particularmente de los Estados nación subalternos, que corresponden a la periferia del sistema mundo capitalista, concretamente que corresponden al sur del Río Grande del continente de Abya Yala. Los Estados nación subalternos no han logrado su soberanía, tampoco han logrado su independencia, mas bien, han profundizado la subalternidad y la dependencia, conllevando con ello la abrupta aproximación a su propia clausura. No hay sostén material histórico, político y económico que pueda soportar la presencia de estos anacronismos.
La quinta conclusión tiene que ver con el desenlace de la secuencia de tomas de Lima, que expresan, precisamente, de manera patente, el desacuerdo de la sociedad peruana. Con todas las diferencias que pueden caber en el desacuerdo, con todas las perspectivas diferenciales en el perfil social y de clase en la estructura social. Podemos decir que este Estado nación colonial, que corresponde al anacronismo gamonal, persistente en sus distintas metamorfosis, se ha desmoronado. Este Estado nación subalterno, que corresponde a la dominación descarada y descarnada nacional, que se ha impuesto a través de las mediaciones altamente corruptas de la casta política, ya no da más; prácticamente y teóricamente ha periclitado. Si todavía subsiste es por inercia.
Notas
[1] Raúl Prada Alcoreza: Balance y perspectivas de la tercera toma de Lima. https://pradaraul.wordpress.com/2023/07/20/balance-y-perspectiva-de-la-tercera-toma-de-lima/.
[2] Julieta Díaz Lozano: Perú. Crónica de la Tercera Toma de Lima:
https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/07/25/peru-cronica-de-la-tercera-toma-de-lima/.
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Fotografía: Pradaul