Por: Marta Alonso Matías. 23/06/2025
Asturias siempre ha sido sinónimo de lucha obrera, de movilización y de reivindicación sindical. Esta primavera han sido los docentes asturianos los que han dado ejemplo de lucha y unidad por unas condiciones laborales dignas y por la defensa de la educación pública.
El fin de curso ha estado marcado por una movilización histórica y sin precedentes en las últimas décadas, una huelga indefinida en la que se han hecho demandas tales como: reducción de carga burocrática, aumento de recursos para la atención a la diversidad, reducción de las ratios, equiparación salarial con otras comunidades autónomas y aumento de financiación y contratación de profesorado especialista.
Pero, ¿por qué ahora? Cronología de la huelga
En primavera de 2025, la Consejería de Educación anunció una medida que provocó un rechazo frontal en la comunidad educativa: la supresión de la jornada reducida en las etapas de Infantil y Primaria en los meses de junio y septiembre. Los sindicatos se opusieron a esta medida alegando, por un lado, que era una decisión unilateral y por otro, que suponía un empeoramiento de las condiciones laborales del profesorado, que utilizan esa hora para realizar parte de las ingentes tareas burocráticas que realizan esos meses.
Ante esta situación, se convoca la huelga y la Consejería cita a una reunión por separado a los cinco sindicatos con representación: CC.OO., UGT, SUATEA, ANPE y CSIF. Tres de estos sindicatos (CC.OO., UGT y SUATEA) acuden a la reunión de forma conjunta y la negociación acaba en fracaso.
En las primeras jornadas de huelga aún había diferencias en las estrategias sindicales. Por un lado, UGT, CC.OO. y SUATEA planteaba dos jornadas de huelga el 27 de mayo y el 5 de junio, con la posibilidad de hacer una huelga indefinida a partir del 9 de junio si no se llegaba a un acuerdo. CSIF, en cambio, convocó en solitario una huelga indefinida desde el 27 de mayo. Por su parte, ANPE convocó paros de una hora diaria entre el 9 y el 13 de junio.
El 27 de mayo hubo un seguimiento masivo de la primera jornada de huelga: la Consejería cifra el seguimiento en un 30% mientras que los sindicatos contabilizaron casi un 90% de seguimiento.
Un día después, el 28 de mayo, el Presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, anuncia la retirada de la eliminación de la reducción de la jornada, en un intento por buscar una salida a la situación. Sin embargo, en ese momento las reivindicaciones ya iban mucho más allá y las movilizaciones aumentaron su intensidad.
El domingo 1 de junio se convoca una gran movilización en Oviedo que desborda las previsiones, con un seguimiento de 30.000 manifestantes según los organizadores y 19.000 según la Delegación de Gobierno. En esta manifestación la comunidad educativa se mostró unida y tanto docentes como familias gritaron lemas en defensa de la Educación Pública y en los que afirmaban que no pensaban dar “ni un paso atrás” en sus reivindicaciones. Además, las organizaciones sindicales deciden unirse y convocar una huelga indefinida de forma conjunta.
Al día siguiente, el 2 de junio, se produce la dimisión de la Consejera de Eduación, Lydia Espina, pocas horas antes de la reunión de negociación a la que habían sido convocados los sindicatos. La sustituyen en esta negociación Gimena Llamedo, Vicepresidenta del Gobierno, y Guillermo Peláez, consejero de Hacienda.
Ante el fracaso de esa primera negociación las protestas se endurecen y el día 3 de junio se producen encierros en varios centros educativos asturianos. Los docentes vuelven a mostrar que la falta de acuerdo no les desanima sino que, al contrario, da un nuevo impulso a la movilización.
El 4 de junio hubo una nueva reunión de negociación entre el Gobierno y los sindicatos. En esta ocasión se produjeron importantes avances y se llega a varios acuerdos, entre los que cabe destacar el aumento del profesorado especialista de PT y AL, la reducción de carga burocrática para equipos directivos, contratación de administrativos, creación de nuevas aulas de inmersión lingüística y refuerzo de las ya existentes, eliminación de la penalización por bajas de larga duración en la evaluación docente, cumplimiento de las 23 horas lectivas y adelanto de la reducción horaria para mayores de 55 años. Sin embargo, no se cierra el acuerdo ante una subida salarial muy por debajo de la demandada por los docentes. Esta reunión se cierra sin acuerdo pero con muchos avances y una citación para continuar negociando al día siguiente.
Sin embargo, el optimismo con el que se cerró esa jornada quedó truncado al finalizar la reunión del día 5 de junio: tras una negociación de más de siete horas de duración, los sindicatos trasladaron a los docentes la noticia de la ruptura de las negociaciones.
Esta imposibilidad de avanzar en los acuerdos, lejos de desmovilizar a los docentes, vuelve a provocar que las protestas se intensifiquen, resultando en la decisión de más de 50 equipos directivos de presentar su dimisión el viernes 6 de junio. Además, el domingo 8 de junio vuelve a haber una gran movilización por las calles de la capital de Asturias.
El lunes 9 de junio tiene lugar la última jornada de huelga puesto que la Consejería y los sindicatos logran desbloquear la negociación y firman un preacuerdo que supondrá un aumento del presupuesto de unos 45 millones de euros. Además, este preacuerdo no supone el fin de la lucha, puesto que también se ha acordado el compromiso de seguir negociando el curso que viene aquellos aspectos que no han quedado definidos, como es el caso de la eliminación de la evaluación docente.
Otros factores a tener en cuenta en esta movilización
Hasta ahora hemos hecho una descripción de los hechos ocurridos y de los elementos formales que tomaron parte del conflicto: docentes, sindicatos y Administración. Sin embargo, en este caso, no podemos obviar la irrupción de otros factores que influyeron de forma decisiva.
Por un lado, las redes sociales tuvieron un papel crucial. Surgieron grupos de Telegram y perfiles en redes sociales que se definían a sí mismos como apolíticos y como herramientas para permitir a los docentes autoorganizarse al margen de sindicatos y partidos políticos. Sin embargo, muchos de los mensajes de los creadores y moderadores de estos grupos tenían un marcado perfil político y un discurso antisindical.
Por otro lado, este último concepto debe ser tenido muy en cuenta. El impulso que se dio en esta movilización a los discursos antisindicales que llamaban a desafiliarse de determinados sindicatos de clase y a auto organizarse o a afiliarse a otros sindicatos.
¿Qué hemos aprendido de esta movilización?
Esta movilización ha traído, en primer lugar, una nueva demostración de que la lucha organizada es útil y el elemento fundamental para que la clase trabajadora mantenga y amplíe sus derechos.
Sin embargo, también hemos visto que debemos mantenernos siempre vigilantes y llevar iniciativas de mejora para movilizar porque si no sucede, como ocurrió en este caso, que poco a poco nos van quitando derechos, empeorando nuestras condiciones laborales y desmantelando los servicios públicos.
Por otro lado, estas situaciones son siempre aprovechadas por quienes están interesados en fomentar el individualismo, la falta de pensamiento crítico y la desunión entre la clase obrera, alimentando discursos de fragmentación.
Por tanto, una vez más ha quedado demostrado que los derechos no nos vienen regalados, sino que debemos pelearlos utilizando las herramientas que históricamente ha utilizado la clase obrera: la organización sindical, la unidad de clase y la lucha organizada y sostenida.
(*) PCE Asturias
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Fotografía: Mundo obrero