Por: Jean Sovon, Vivian Wu. 22/06/2025
República Democrática del Congo enfrenta explotación de recursos, destrucción del ambiente, inseguridad laboral y trabajo infantil desenfrenado.
Este artículo fue presentado como parte de la Beca de Justicia Climática de Global Voices, que vincula a periodistas de países sinófonos y de la mayoría global para investigar los efectos de los proyectos de desarrollo chino en el extranjero.
En septiembre de 2024, cuando el presidente chino Xi Jinping habló frente a los líderes africanos en el Foro para la Cooperación entre China y África en Pekín y prometió un futuro más limpio y sustentable, hubo un estruendoso aplauso. China se comprometió a aportar 50 000 millones de dólares durante tres años para desarrollar una red de energías limpias y una infraestructura ecológica a lo largo y ancho del continente. Los medios oficiales de China presentaron la medida como una ganancia para la justicia climática global y para el desarrollo de África. Pero a miles de kilómetros de distancia, en los polvorientos pueblos mineros de la República Democrática del Congo, parece ser una promesa vacía.
Con frecuencia, el cobalto suele estar al lado de cobre y malaquita (piedras azul verdoso). Por lo tanto, estas cadenas de suministro y los riesgos asociados suelen estar vinculados entre sí. Imagen de Flickr. CC BY-SA 2.0
África tiene una parte importante de las reservas mundiales de recursos naturales. En el subsuelo del continente hay grandes cantidades de piedras preciosas y minerales como oro, diamantes, platino, cromo, uranio, cobre, coltán, cobalto, entre muchos otros.
Bajo el suelo rojizo del sur de República Democrática del Congo yacen más del 70% de las reservas mundiales de cobalto, mineral tan vital para las baterías modernas que ha sido catalogado como «el nuevo petróleo». Es más, se trata de un recurso esencial que se usa en todo lo que tenga baterías recargables de litio, desde celulares y computadores hasta vehículos eléctricos y maquinaria industrial. En los últimos diez años, las compañías chinas han llegado a controlar la minería de cobalto en República Democrática del Congo, y dominan la extracción, el procesamiento y la exportación. Lo que que a su paso es una tierra arrasada.
Diversos teléfonos celulares presentados en 2024. El cobalto es un componente fundamental en las baterías de estos teléfonos. Imagen de YouTube. Uso legítimo.
República Democrática del Congo tienen numerosas dificultades, como décadas de inestabilidad política por su pasado colonial y la violencia provocada por grupos insurgentes. Esos factores, sumados al impacto y al peligro de la minería ilegal, hacen que la vida sea tremendamente miserable en algunos lugares del país.
Gestión de recursos en República Democrática del Congo
Red de «minas artesanales”, los lugareños excavan para buscar minerales en Rubaya, República Democrática del Congo. Foto de MONUSCO Photos, vía Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.0),
Pese a ser el principal productor de cobalto, con el 70% de la participación en el mercado, la explotación de este recurso tan escaso en el mundo no beneficia totalmente a los congoleses.
El sector está plagado de contrabando y corrupción. Algunos congoleses se ganan la vida con la minería de cobalto artesanal, con trabajadores no empleados oficialmente en una empresa y mina independientemente, que trabajan manualmente, y luego venden lo que recogen a grandes mineras. Esos mineros artesanales suelen estar en zonas muy remotas y aisladas donde existe mineral, pero con poca supervisión estatal, lo que significa que prácticamente no existen protocolos de seguridad, y el trabajo infantil es desenfrenado.
Niños trabajadores en una «mina artesanal» en República Democrática del Congo. Julien Harneis de Goma, República Democrática del Congo, vía Wikimedia Commons (CC BY-SA 2.0).
En una publicación, el Instituto para Estudios de Seguridad (ISS) estima que muchas de las empresas mineras en República Democrática del Congo, incluidas más de 140 empresas chinas, que participan en este contrabando organizado y explotación ilegal:
En razón de la inestabilidad del país, numerosas empresas extranjeras titulares de licencias mineras no producen cobalto, pero se abastecen de mineros artesanales. Entre 150 000 y 200 000 mineros artesanales explotan los yacimientos de cobalto en República Democrática del Congo y un millón de personas dependen de sus ingresos.
Los mineros artesanales llegan a entre 10 y 20% de las exportaciones del país de cobre y cobalto, el resto del rédito viene de sitios industriales más avanzados como el de la imagen de abajo.
Sitio minero industrial en República Democrática del Congo. Imagen de Flickr (CC BY-SA 2.0).
La mayoría de las minas de cobalto del país son propiedad de empresas chinas y, en la actualidad, China es responsable del 80% de la producción de cobalto refinado de República Democrática del Congo. Esto es así desde septiembre de 2007, cuando República Democrática del Congo firmó un contrato de 9000 millones de dólares con un consorcio de empresas estatales chinas para construir las infraestructuras del país a cambio de un acceso privilegiado a los minerales y yacimientos mineros. El contrato incluía elevadas tasas de interés y un compromiso de 3000 millones de dólares de República Democrática del Congo para apoyar las inversiones chinas. Aunque el contrato se redujo en 2009, a 6000 millones de dólares, con tasas de interés más bajos y sin financiación del Estado congoleño, China salió ganando.
Hoy en día, muchos congoleños ven el contrato como un acuerdo unilateral que benefició en gran medida al expresidente Joseph Kabila Kabange (2001-2019) y a su gobierno, y no a los congoleños. Un informe de la Inspección General de Finanzas congoleña de febrero de 2023 denunció la explotación desequilibrada y culpó al anterior gobierno de vender los valiosos recursos del país:
Las empresas chinas ya han obtenido un beneficio estimado en casi 10 000 millones de dólares, mientras que República Democrática del Congo solo se ha beneficiado de 822 millones de dólares en infraestructuras. El abierto desequilibrio, la venta y el despilfarro de nuestros minerales en este contrato también fueron obra de los hijos descarriados de nuestro país, que acompañaron a las empresas chinas en este acto macabro contra nuestro país.
Grandes incidentes ambientales
Según Amnistía Internacional y grupos de vigilancia ambiental, las explotaciones mineras de propiedad china han estado relacionadas con varios vertidos de residuos tóxicos, deforestación y contaminación generalizada del agua. En los últimos años, se han registrado al menos 14 incidentes ambientales graves cerca de explotaciones mineras en República Democrática del Congo, como el derrumbe de una presa de residuos y vertidos ácidos en ríos utilizados por las comunidades locales. Las limpiezas son escasas, y casi nadie asume responsabilidades.
En algunas zonas, pueblos enteros han sido desalojados a la fuerza para dejar paso a la expansión industrial. Los desplazados denuncian palizas, violencia sexual e intimidación. «No se nos consultó. Un día, simplemente vinieron con máquinas», recuerda una señora que perdió su casa cerca de Fungurume en un informe de Amnistía Internacional. «Perdimos nuestras casas y nuestros campos. ¿Qué clase de energía limpia es esta?». Los lugareños que se quedan informan que ven sus cursos de agua contaminados y tienen problemas de salud por los vertidos químicos y la contaminación.
En Pekín, los medios estatales chinos siguen alardeando de sus credenciales ecológicas globales, calificando el impulso del país a las energías renovables como un «regalo para la humanidad«. Medios oficiales como Xinhua destacan los planes de China para ayudar a los países africanos a construir parques solares y proyectos hidroeléctricos.
Los medios de comunicación estatales chinos, incluidos los cuatro grandes –Xinhua, People’s Daily, China Daily y CCTV, y su filial en el extranjero CGTN– llevan mucho tiempo alardeando de la capacidad de la nación para invertir y desarrollarse en República Democrática del Congo, junto con otros países.
Flota de vehículos eléctricos. Imagen de Flickr (CC0 1.0).
Al desplegar su estrategia a través de su red de influencia formada por grandes empresas mineras en República Democrática del Congo y otros países africanos, China afirma su poder energético y se posiciona como líder mundial en energías renovables y vehículos eléctricos.
Pero un análisis en profundidad del lado chino de esta narrativa muestra que las inversiones son para enfatizar el papel del Estado como socio energético benevolente, mientras que en realidad, sus contribuciones son de arriba hacia abajo, tecnocráticas y en gran medida desconectadas del bienestar cotidiano de las comunidades de República Democrática del Congo.
En un artículo sobre la cooperación entre China y África, un investigador de la Universidad de Tsinghua escribe:
Pese a sus abundantes recursos, el potencial de desarrollo de la energía de África no se ha ejecutado plenamente por antiguas debilidades en infraestructura, falta de tecnología, y escasez de financiamiento.
El artículo presenta la pobreza energética de África como una carencia técnica y no como el resultado de prácticas extractivas explotadoras. No menciona el impacto en las comunidades, los derechos sobre la tierra o la gobernanza participativa, solo reclama más capital e infraestructuras. El autor sigue:
En el curso de la promoción de la cooperación práctica en materia de energía limpia con los países africanos, China ha construido varios proyectos energéticos tecnológicamente avanzados y ecológicos en más de 40 países y regiones de África, relacionados con energía fotovoltaica, energía eólica, energía hidroeléctrica, energía de la biomasa y otros campos, que han contribuido a aumentar la nueva capacidad instalada de energía de África en 120 millones de kilovatios, y a construir 66 000 kilómetros de redes eléctricas, lo que ha mejorado significativamente la capacidad de suministro de energía de África y ha promovido eficazmente la transformación energética de África. Ha mejorado significativamente la capacidad de suministro eléctrico de África y ha promovido eficazmente su transformación energética.
Mientras las empresas chinas contaminan, deforestan y ensucian el agua, los lugareños vigilan de cerca; sin embargo, rara vez se habla de eso en la esfera pública china.
Los daños ambientales que causan en África las inversiones chinas siguen siendo uno de los tabúes más ignorados en la esfera pública china: los medios no hablan al respecto, las sociedades civiles no tienen acceso a datos sobre el asunto y el público sigue sin conocer la situación.
En la Cumbre de Pekín sobre Cooperación China-África de septiembre de 2024, los funcionarios chinos y los medios estatales hicieron grandes promesas de apoyar el desarrollo energético sostenible de África. Sin embargo, se prestó poca atención a si estas intervenciones beneficiarían realmente a las comunidades locales o, por el contrario, generarían nuevos daños ambientales y sociales.
Presidente chino, Xi Jinping, y líderes de todo el continente en la Cumbre de Cooperación China-Africa en Pekín 2024. Imagen de la cuenta de Flickr de la Presidencia de la República de Benín (CC BY-NC-ND 2.0).
Para comprender mejor las narrativas que rodean la cooperación entre China y África en materia de energía limpia, Global Voices hizo una pequeña búsqueda narrativa con palabras claves como «daño ambiental», «contaminación» y «deforestación».
Imagen de Global Voices. Usada con autorización.
En diversos fuentes gubernamentales chinas y medios afines al Estado, existe un patrón discursivo coherente: las complejidades de la sostenibilidad se reformulan habitualmente como cuestiones técnicas o financieras, y destacan el capital, las infraestructuras y el acceso. Al mismo tiempo, se resta importancia a la degradación ambiental y a las repercusiones sociales locales, o se omiten por completo. Estas fuentes describen abrumadoramente la intervención china como benévola, transformadora y bien acogida por las naciones africanas, mientras no hay críticas ni puntos de vista alternativos.
Por ejemplo, un artículo de Xinhua describe el papel de China como inyectora de «energía verde» en el desarrollo de África, y destaca más de cien proyectos de energía limpia sin discutir los efectos ecológicos secundarios. El Diario del Pueblo presenta los proyectos de energía solar e hidráulica como hitos de la asociación verde, pero omite toda mención a la deforestación, los desplazamientos y la supervisión reglamentaria. Un reportaje de CCTV incluye al secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que elogia la cooperación entre China y África, pero no reconoce las preocupaciones de las bases ni de los ecologistas.
Meanwhile, criticism that China promotes fossil fuels in Africa while going green at home — noted by international media — is absent from the Chinese-language narrative.
Mientras tanto, en la narrativa en lengua china no existe crítica de que China fomenta los combustibles fósiles en África mientras se vuelve ecológica en su propio país, como señalan los medios internacionales.
Otro ejemplo: a pesar de la gravedad del caso de tala ilegal en el que están implicadas las empresas chinas COKIBAFODE y SCIFOR en República Democrática del Congo, si se busca alguna en los medios en chino apenas hay resultados: ni un solo reportaje de investigación, ni siquiera una mención en las redes sociales.
La ausencia casi total de información refleja el estricto control de la información en Pekín, donde los escándalos que pueden empañar la imagen de China en el extranjero o cuestionar su autoproclamado liderazgo ecológico se censurados a propósito. A los medios privados chinos se les niega el acceso o se les silencia preventivamente, mientras que las narrativas estatales ahogan cualquier posible disidencia, y dejan al público chino casi completamente ignorante de la destrucción ambiental llevada a cabo en su nombre.
Con semejante negligencia sistemática y silencio de los medios, no es de extrañar que las autoridades chinas solo puedan centrarse en los beneficios financieros y económicos de las inversiones. Los daños ambientales ocasionados a las comunidades locales de la República Democrática del Congo no figuran en los planes de operaciones de los funcionarios gubernamentales chinos ni de las empresas chinas.
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Fotografía: Global voices. Niños trabajadores en mina artesanal en Kailo, República Democrática del Cong. Julien Harneis, CC BY-SA 2.0, vía Wikimedia Commons.