Por: Raby S. Diallo y Stéphanie Manguele. 19/06/2025
Se necesitan medidas urgentes para consolidar el derecho de las niñas a la educación
Traducido (Español) por: Lucía de Vega Giráldez
Aunque los países de África subsahariana han progresado en materia de igualdad de género y han logrado grandes avances en la educación, la escolarización femenina sigue siendo un gran desafío. Millones de niñas no tienen la oportunidad de ir a la escuela. Y si tienen la tienen, pocas veces completan sus estudios. Cerca de 32.6 millones de niñas en edad escolar no van al colegio. Esta cifra asciende a 52 millones en el nivel secundario superior. Sin embargo, es bien sabido que el empoderamiento de la mujer lleva al crecimiento económico, al que no puede lograrse sin la garantía de un acceso inclusivo a la educación.
Persisten barreras socioculturales
El problema de la educación de las niñas en África no puede reducirse a una mera cuestión de acceso escolar; debe abordar las desigualdades estructurales y las normas patriarcales que dificultan su progreso.
Los sesgos de género están muy arraigados en muchas de las sociedades de África y se perpetúan dentro de las estructuras sociales, incluidas las escuelas. Estos sesgos hacen que sea difícil para las niñas imaginarse en roles más allá de los que se les ha asignado tradicionalmente. El material didáctico suele reafirmar estas desigualdades de género: rara vez se representa a las mujeres en puestos de liderazgo y se las suele mostrar en funciones domésticas. Una reciente declaración emitida por algunos departamentos nacionales en Senegal, en la que se permite a las mujeres salir antes del trabajo durante el Ramadán para ocuparse de las tareas de la casa, ilustra esta contradicción. Lejos de ser trivial, este ejemplo refleja la persistente división de géneros en el trabajo, que delegan en las mujeres los roles domésticos, mientras que los hombres ocupan puestos de toma de decisiones estratégicas en organizaciones.
Una educación verdaderamente inclusiva requiere políticas con perspectiva de género que aseguren que las niñas tengan un entorno de aprendizaje seguro y comprensivo. Por eso es fundamental revisar el contenido educativo para romper con los estereotipos e incentivar la participación femenina en los campos de la ciencia y la tecnología
También se deben reconocer las barreras económicas. La educación conlleva gastos importantes, que fuerzan a las familias a elegir entre educar a los niños o a las niñas. Como casar a las hijas suele verse como una vía para salir de la pobreza, no se considera una prioridad invertir en su educación, al contrario que los hijos, en cuyo éxito se invierte y se promueve.
Según el Banco Mundial y la UNESCO, la educación de las niñas en África subsahariana tiene 30 años de atraso con respecto a la de los países desarrollados. Se necesitan medidas urgentes para romper con las barreras de género, que establezcan el derecho de las niñas a la educación por tres vías principales: dar a conocer a la comunidad de su importancia, ofrecer becas escolares y apoyo financiero para las familias necesitadas y crear un entorno de aprendizaje inclusivo y seguro.
Invertir en la educación de las niñas significa invertir en el empoderamiento de las mujeres y el desarrollo de África. Sin embargo, el verdadero cambio requiere actuar más allá de las escuelas y deconstruir las normas sociales que asignan a las mujeres un rol subordinado en la sociedad desde la infancia.
Garantizar el derecho de las niñas a la educación
Apoyar el derecho de las niñas a la educación requiere un compromiso de todos los interesados. Se necesitan más esfuerzos para ofrecer soluciones adaptadas a la compleja realidad de África. Todo el mundo debe estar involucrado: la sociedad civil, los Gobiernos y las organizaciones no gubernamentales, todos tienen un papel que desempeñar. Los Gobiernos, sobre todo, tienen la responsabilidad de garantizar que se apoya este derecho y deben, por tanto, tomar todas las iniciativas necesarias.
Aunque los Estados africanos se han comprometido a brindar 12 años de educación primaria y secundaria gratis para todos los menores — niños y niñas—, estas políticas son mal implementadas, con el obstáculo de la pobreza y el predominio de las normas socioculturales dentro de las comunidades locales que perpetúan la desigualdad de género.
Por tanto, los Gobiernos de África deben implementar medidas sólidas y aumentar la inversión para garantizar que las políticas educativas ofrecen una educación de calidad a todas las niñas africanas. Esto requiere eliminar barreras sociales en el acceso femenino a las escuelas, establecer marcos legales para garantizar que todas las niñas completen sus estudios a los 16 años, financiar una educación obligatoria gratuita con mayor cantidad de presupuestos nacionales para la educación primaria y secundaria, y dar espacios educativos seguros y comprensivos, que incluyan la revisión de los planes de estudio para eliminar estereotipos de género.
También se deben elaborar opciones de capacitación profesional para las madres jóvenes y jóvenes adultas para evitar que queden excluidas, y adoptar las medidas apropiadas para evitar el matrimonio precoz. En cualquier caso, deben implementarse sistemas de seguimiento y evaluación para asegurar que estas políticas se están cumpliendo de manera efectiva.
Considerando que la mayor parte de las mujeres destinan hasta el 90% de sus ingresos al bienestar de sus familias y comunidades, en comparación con el 30% y 40% de los hombres, es de vital importancia aumentar los recursos legales, humanos y financieros que apoyen la educación de las niñas. Más allá de la mejora de las condiciones individuales, esta inversión sentará las bases para una auténtica transformación de la sociedad africana.
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Fotografía: Global voices