Por: Tania Meza, Donají Antonio y Karla Guerrero. Mentoría: María Luisa López y Diana Juárez / Corriente Alterna | publicado el 08-03-2023
Para la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se han lanzado en México dos convocatorias de movilización: una que se realiza ese día y otra para el 11 de marzo. La diferencia es que la primera llama a la participación de colectivos “transincluyentes”, mientras que la segunda no y enarbola el lema: “No al borrado de mujeres y niñas”.
La diversidad de los feminismos en el país refleja una confrontación dentro del movimiento. Sin embargo, para diversas feministas, entre ellas activistas y académicas, esta diferencia lo enriquece.
“No se tiene que evitar la confrontación. Obviamente, las confrontaciones físicas, por supuesto que sí. Pero, en realidad, yo creo que la fortaleza radica en que sus integrantes o sus participantes logran generar condiciones para el desacuerdo sin que esto comprometa la lucha”, comenta Marisol Anzo Escobar, feminista e investigadora con un doctorado en Estudios Culturales por el Colegio de la Frontera Norte, en entrevista para Corriente Alterna.
La pluralidad de convocatorias, puntos de encuentro y motivos de lucha muestran que al interior del feminismo se despliega una gran variedad de puntos de vista. En ciertos momentos, esto provoca una confrontación de posturas, lo cual inyecta dinamismo sin provocar rupturas. En este sentido, Lucía Núñez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (Cieg) de la UNAM, señala que “en el feminismo ha habido disputas y no es un movimiento uniforme; de lo contrario seríamos un dogma”.
PUNTOS DE DESENCUENTRO EN EL FEMINISMO
Núñez reconoce que dentro del feminismo hay puntos en común que no están a discusión. El problema recae cuando se tiene que nombrar al sujeto político del feminismo, es decir, quién o quiénes son parte del movimiento. El debate, en muy buena medida, se ha centrado en la identificación de las mujeres trans como mujeres.
Núñez comparte en entrevista que los grupos feministas “transexcluyentes” reproducen la idea de que la opresión de las mujeres se da por el hecho de serlo: “que te remite a los órganos sexuales como la vagina, la vulva y, pues, el útero, que están simbolizados de esa manera en un pensamiento heterosexual reproductivista. Y creo que, al final, ellas tienen esa visión: la visión de esencialista”, dice Núñez, especialista en criminología con perspectiva de género.
En contraparte, Patricia Olamendi señala que la discusión sobre el género y las mujeres trans tiene su origen en el movimiento internacional. En México, el reconocimiento del grupo trans como vulnerable fue a partir de la Ley contra la discriminación, en 2003. Para la abogada, no es necesario poner a discusión el concepto de género, el cual se entiende como “conjunto de ideologías, cultura, tradiciones, que nos mantenía en un papel de subordinación a las mujeres”. El movimiento feminista “no ha acabado de lograr su independencia ni concluir la subordinación ni discriminación”, para Olamendi, ya que aún hay mujeres que son víctimas de trata. El 20 de enero de este año, el secretario de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, informó que la Ciudad de México ocupa el primer lugar en el delito de trata de personas.
Olamendi se identifica como feminista abolicionista. Este movimiento se opone al control del cuerpo de las mujeres; al control legal y estatal de la prostitución y la explotación de los cuerpos de las mujeres, como es la renta de vientres. “Yo no puedo concebir la idea de que mi cuerpo sea vendido, utilizado y demás, porque es lo mismo que pasaba en la esclavitud”, explica.
En el caso de Sandra Ivette González Ruiz, quien se define como feminista anticapitalista, anticolonialista, anti cis-heteronormado y antiespecista, considera que estamos en un momento de confrontación. “Para mí, las luchas feministas que nieguen la identidad de las personas trans, que nieguen la participación de las mujeres trans en la lucha feminista, son feminismos que atentan contra los derechos, que reproducen discursos de odio, que atentan contra la libertad y que, en ese sentido, oprimen. Entonces, no sé cómo podemos marcar eso en el feminismo. Para mí, el feminismo tiene que ser un feminismo que no oprima a ninguna. Todas libres. Todas juntas”, señala.
¿CÓMO INCENTIVAR EL DIÁLOGO DENTRO DEL FEMINISMO?
La diversidad de posturas pareciera mostrar un camino rugoso. No obstante, Marisol Anzo y Laura Castellanos, periodista independiente y feminista, invitan a la generación de herramientas y a la creación de espacios en los que se pueda disentir, expresarse con toda libertad y sin censura.
“La idea de vivir en el feminismo se ha cristalizado como un fundamentalismo. No es que se deba vivir de una forma sino considerar su propia diversidad. Hay que realizar un ejercicio de…
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Fotografía: corrientealterna