Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 1 de abril de 2023
La Última Película (Peter Bogdanovich, 1971)
Es sobre la planicie del cine crepuscular estadunidense que se abre paso esta bucólica segunda entrega de ficción formal del otrora crítico/actor/estudioso/historiador y cinéfilo Peter Bogdanovich; una oda a la desazón del crecimiento, al cambio generacional y la decadencia, hartazgo y monotonía entre aquellos que al mirar al horizonte no hallan camino hacía a donde dirigir sus pasos y quienes ya no le encuentran el sentido que quizá pudo significar algo años atrás. Una tierra inherente a vetustos anhelos que han dejado más polvo que certezas; estancada en un ritmo impalpable cuyos latidos surgen del sigilo y la reserva, de las tradiciones que se tornan en hipocresías y temores; realidades que no se aceptan porque no se comprenden a su nivel más básico y elemental. Estamos, pues, ante y dentro de un poblado donde la comodidad no existe, donde el porvenir no es ni un atisbo de sorpresa, donde la libido es un grito de escape lúdico ante el tedio de la cotidianidad. Un núcleo social que lejos de compartir demarcación tiene un punto fuertemente en común a pesar de las diferencias de status y posibilidades: todos se encuentran perdidos y sin la aspiración mínima de evasión.
Situados en la semi-ficticia Anarene (en realidad un pueblo fantasma al norte de Texas), y bajo el cobijo de las cuasi autobiográficas líneas de Larry McMurtry, es como Bogdanovich genera un encadenado tan crudo como natural. Explora y refleja la habitual y ordinaria experiencia de un suelo destinado a implosionar; un espacio tan pequeño como vacío: avenidas transformadas en comunes pasos vehiculares, lugares de trabajo en sitios de reunión y cajas de divertimento en espacios cerrados donde las celebraciones suelen estar a medio paso del conflicto. Es un sitio donde todos son frecuentes conocidos, donde se rozan perennemente a tal grado que esquivar sus verdades es lo único por hacer en pos de soportar los jornales. Estancados sus habitantes, ciclados en un tiempo/espacio que nunca llegó ni habrá de, es como conocemos a nuestro trio de protagonistas: los tres jóvenes en el catártico periodo de transición hacia la obligada “madurez”, dos de ellos varones sin un oficio claro y con metas aún más ofuscas. La otra una mujer atractiva que requiere de atención y asedio para en la solicitud sentir la vida. Los tres, obviamente, dejándose llevar por el etéreo y arraigado compás del viento. Aire involucionado en el que tan sólo viajan los estepicursores, como si afuera de esa región no existiese nada más que atemporales tonalidades country con una harta carga de aflicción. Como si el mundo los hubiese abandonado hace micho sin aviso alguno.
Polémica en su año de estreno, esta película abrió los campos del cine norteamericano a la cruenta materialidad de su nación. En su manto se manifiesta la tribulación de aquellas zonas marginadas al desarrollo; sus ciudadanos cual apariciones que saben que el final está cerca, que les roza con su aliento cada vez con más fuerza y poder pero que al mismo tiempo no hacen el mínimo esfuerzo por luchar. La supervivencia no está en su sangre; se dejan a la suerte de los días y esperan que la última función -como es el cierre del cine de la trama- se anuncie y termine sin saber ni querer saber qué habrá de pasar después. Con un aire liberador sobre los tópicos de la sexualidad latente en los adolescentes y bajo el hedor del antisueño americano, esta producción de escaso presupuesto es una lección sobre la naturalidad del ocaso, sobre lo violento que puede llegar a ser la pasividad.
La Última Película de Peter Bogdanovich no resultó ser su última realmente, con esta apenas comenzaba una carrera que resultó ser de un tono irregular pero donde el amor y el tributo al séptimo arte siempre estuvo presente. A través de su lente miró a la sociedad en general y a los grupos de poder en la industria a la que pertenecía. Con garbo, atino y soltura fue que reconoció diversas capas emocionales, pero no más que en esta, su obra más reconocida, donde deja gran parte de su legado: uno donde denota con mayúsculas avenencias que a bien todo tendrá su conclusión, sí, pero que después de esta se habrán de mantener flotando en las sienes del mundo las más amargas necesidades.

La Última Película de Peter Bogdanovich
Calificación: 4 de 5 (Muy Buena).
Fuente:
Fotografía: IMDb