Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 17 de junio de 2023
I Clowns
Los Payasos (Federico Fellini, 1970)
Reflexión metareferenciada que hiciese el maestro Italiano bajo los preceptos de su particular estilo acerca del espectáculo, de la naturaleza del entretenimiento ; del cuerpo lúdico que se despoja de ciertas nociones y elementos sin despedidas manifiestas. ¿Formamos acaso parte de un circo mayúsculo? ¿Y no sólo como espectadores sino como actuantes relevantes de aquello que busca la alegría a través de todas las aristas: desde lo absurdo hasta lo trágico? Claramente Fellini no puede dejar pasar sus rupturas clásicas a las narrativas más convencionales, y sobre el código del documental rebasa la barrera del propio estilo y genera diversas capas para un caleidoscópico montaje; tanto en la sucesión de las acciones en las secuencias que le edifican, como en el arco mismo de la dinámica narrativa: el texto fílmico que se nos presenta en este nostálgico y cuasi onírico lienzo se va construyendo con diversos pinceles, bajo trazos que van de lo autobiográfico a lo experiencial pasando por lo investigativo y lo disparatado.
La tesis es clara: el mundo Clown está muriendo, los artífices de la carcajada han ido desapareciendo y, casi de manera profética, este desvanecimiento se ha hecho de la manera más cruenta posible: sin que nadie se de cuenta, sin que alguien tome real consciencia de lo que se está perdiendo. Bajo una estructura de capítulos un tanto abiertos, libres a determinar su campo emocional, Fellini se muestra honestamente como un gustoso del fenómeno circense: viaja en el tiempo y le vemos como un niño temeroso ante los bufones de aquella carpa que ha llegado hasta la ventana de su hogar; y es que con una dosis humilde de ternura nos explica que ha encontrado en ellos -detrás de su máscara y de su maquillaje- las personalidades que le han acompañado en estos sus primeros años/pasos de vida. Los inaugurales payasos que ha advertido en vida le han parecido demasiado cercanos a los personajes de su cotidianeidad. En su locura halla la normativa de sus días. Fellini entonces se coloca en el presente y se descubre como un rastreador de aquella realidad que se oculta entre caras blancas, lagrimas pintadas, ropaje colorido (desgastado), zapatos enormes y el catártico despertar de nuestras muecas de dolo y júbilo.
En parte una cacería, en parte road movie, en parte reportaje fársico, en parte exposición de fundamentos, la visión del icónico realizador milanés es hacerse parte de la “fiesta”. No se pierde ante el muro de la óptica cinematográfica sino que se expone como un personaje más de la muy relativa ficción: un grupo de corresponsales está en la búsqueda de los últimos payasos que quedan en vida para entrevistarles y así entender el destino de aquellos que ya no se hallan entre nosotros, de su muy personal discernimiento del ingenio y el humor. Lo que explora Fellini es el devenir de una generación que se rehusa a disiparse pero que en realidad ya tiene muchos años en vigilia y velación.
Los Payasos, indagación del valor del espectáculo en el ordinario pasar de las actividades sociales, resulta una oda y un reclamo. Una denuncia ante un freno por el divertimento que mira hacía los interiores de nuestra naturaleza; misma que se tergiversa plenamente hacía el olvido y el hastío. Se tapa los ojos ante las excesivas realidades y no encuentra su andar en el camino del temperado sosiego que se halla en la habitad de la gracia, de la auto-exploración. De la visión de un mundo que puede sanarse con un jocoso abrazo proviene de aquel que, cubierto en personaje, te muestra la verdad desde un lado opuesto del espejo del infortunio. Fellini destapa nuestra expiación y nos recuerda que hemos nacido y hemos de ser bufones en ese coliseo que habrá de sorprendernos con sus actos de magia. Y eso está bien, porque las risas nunca sobran provengan de dónde provengan; así sea desde el abandono o la ceremonia.

Los Payasos de Federico Fellini
Calificación: 3 de 5 (Buena)
Fuente:
Fotografía: IMDB