Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 5 de marzo de 2022
El Poder del Perro
The Power of the Dog (Jane Campion, 2021)
El retorno formal de Jane Campion al cine resulta ser un claroscuro horizonte que nos recuerda, en cierta medida, algunos parajes Faulknerianos y atisbos de esa áspera idiosincracia con que construye sus personajes McCarthy (uno de los más grande herederos del propio Faulkner). La visión de la aclamada realizadora Neozelandesa rememora en parte a la lúcida “Days of Heaven” (Malick, 1978) pero en una escarpada versión que inunda la pantalla con un mesurado ritmo que pone en entredicho el encadenado principal para dejar en lo alto de la jerarquía narrativa al subtexto.
Neo-western que, a través de una reconstrucción del código y un estudio de personalidades ensimismadas, encapsula una atmósfera cual prisión a cielo abierto; próspera incomprensión de hechos: nunca estamos claros de algo o alguien, no nos sentimos a salvo jamás. Conscientes estamos que en cualquier momento puede detonarse ese combustible que hemos visto regarse sin dirección alguna. Reconocemos, pues, siluetas, pero no destinos, el estado fijo del recelo, la envidia, el resentimiento y la animadversión atemporal. Cualquiera puede romper esa frágil calma que absurdamente se ha ido apoderando de la cada vez más insensata usanza: los débiles son peligrosos, los fuertes imparten miedo sin el gusto de cazar; no existe el balance. La atmósfera que obsequia Campion es de una naturaleza bella, pero a la vez afligida. Su aire cristalino permite ver las promesas de aquello que ya se ha ido y no ha de volver, de aquello por lo que se vive pero que nunca se habrá de ir a buscar… El más liviano movimiento puede resquebrajarlo todo. Incluyendo el pasado.
Basada en la novela homónima de Thomas Savage, el encadenado que se nos presenta se asienta en los puntales de la familia del sur estadounidense –ese alejado y a la vez tan usual universo que se mantiene aún rico en historias e ininteligibles tradiciones– como en el reacio candor que se sospecha entre la fortaleza a través del trabajo y las relaciones con la autoridad. Entre el vigor y el impulso dejando a un lado de manera portentosa el temperamento vital de nuestros anhelos, convirtiendo nuestras verdades en misterios y hoscos pasajes de personalidad. La latente homosexualidad con la que Jane Campion maneja todo el entramado de esta obra es de un gusto tajante, mostrando la experiencia de los años y poniendo de manifiesto el control que tiene de todos los elementos con los que construye un filme que no puede pasar desapercibido.
La fotografía de Ari Wegner es resplandeciente, pura y limpia, siempre en pos de denotar ese intranquilo lienzo en que suscitan las acciones. El diseño de producción de Grant Major –junto a su equipo de dirección de arte– es detallado, contrastando a la perfección los surcos que existen entre todos los personajes centrales; nada los une. Lo que pretenden amar los desarma. Por su parte, el montaje de Peter Sciberras amalgama cual eficaz suspiro los brios de la dirección actoral. El apesadumbrado ambiente se siente a cada paso. La partitura de Jonny Greenwood, empero, cumple de manera directa pero comienzan a notarse ya ciertos temas que se tornan más en ordinarios que en una voz particular.
El episódico drama de Campion embarga de una forma delicada, sigilosa y singular pero con un garbo inusitado pues su dinamismo se mantiene siempre en aquello que se escribe tras bambalinas. No se manifiesta, al contrario, nos pide revelarlo y señalar ante nuestro propio carácter aquello que hemos perdido porque claramente así lo hemos decidido, ya sea por una promesa lanzada al aire o por simple banalidad y orgullo. Las tierras, cuasi baldías, en las que se teje la vista de Campion no se revisten de nostalgia sino de la más cruda y atractiva verdad. En esos andares por los que todos hemos caminado, aquellos que hemos reconocido como propios. Los que sabemos que nos llevarán a aquello que tanto deseamos pero con el paso de harto dolor en el camino. Y claro, resulta hasta obvio, que hay quienes se atreven a cruzarlos para perderse y quienes ostentan mirarlo a diario en la lejanía mientras intentan que todos los demás se mantengan en su misma línea de desencanto.

El Poder del Perro de Jane Campion
Calificación: 3 de 5 (Muy Buena).
Fuente:
https://www.facebook.com/100036159626395/posts/619081212640527/?d=n
Fotografía: