Por Güris J. Fry. ECO’s Rock. 18 de septiembre 2021
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Otra Ronda (Thomas Vinterberg, 2020)
No resulta una sorpresa, viniendo de Thomas Vinterberg, que el arco de sus personajes hacía el último acto tome un claro descenso a la tragedia; proveniente esta claro de sus actos en correspondencia a un mundo que les ha atado, soltado y vuelto a apresar; lo podemos notar a bien en algunos de sus filmes pasados como Submarino (2010) o Jagten (2012). Lo que sí resulta un tanto singular es el atisbo de jovialidad que se entremezcla con los recientes devenires de sus personalidades. Estamos, pues, ante un acre candor a manera de sugerencia y hechizo: la vida es un itinerario al que le sumamos cargas de importancias vagas que nos alejan del vació de la libertad. Un paseíllo por el parque que no terminamos disfrutando por seguir reglas que enmascaran la belleza del paisaje. El arco que presenta Vinterberg –la evolución del mismo– es lógico, claro, conciso, no divaga en aspavientos ni ornamentos ajenos en pos de un asombro final. Lo que experimentamos aquí es el ruedo de aquellos que han decidido intoxicarse de una oportunidad más para disfrutar y disfrutarse. Y es que el tempo es inquebrantable; no se sabe cuando puede ser el último chance que se tenga.
Bajo un entramado sencillo, las cadencias que comienza a mover el realizador Danés van generando capas que denotan cicatrices; avistamientos de la vida pasada de nuestros personajes principales: no tanto lo que han sufrido sino lo que han ido perdiendo y perdiéndose: lo que ahora los tiene frente a un espejo como desconocidos. Son extraños en sus cuerpos; han extraviado esa chispa que alguna vez los hizo esperanzar un futuro que ahora no viven, por el que ahora ni siquiera intentan luchar. Es, pues, una trama que se centra en la crisis de la medianía de edad; hombres supuestamente maduros que se percatan de su gris vida, de sus cambios generacionales y que deciden emplear una puerta inusual para abrillantar todo; envenenan su experiencia como vía de escape. El vicio como un vestigio de felicidad; un abuso que intenta dosificarse pero que es claramente imposible y habrá de ganarles la partida.
Durante el encadenado existen matices de reencuentros, momentos que les rememoran ciertos dejos de su personalidad pasada; deseos, apetencias, necesidades y brillos que nos permiten conocerlos a mayor profundidad pero que a ellos realmente los aisla… La labor se remite, entonces, a lo vivencial. La autopista de nuestra crónica personal cual carrera de obstáculos, cual estudio de investigación, cual desenfreno nocturno, cual pasos de baile que pasan tan desapercibidos como aplaudidos. La vida como un trance universal y común donde todos habremos de sufrir perdidas, sacrificios y extenuantes vacíos. Donde encontraremos remansos de quietud, momentos de paz así como el despertar de nuestros lados más salvajes.
Apostando a una siempre naturalista puesta en cámara, la fotografía de Sturla Brandth Grøvlen y el montaje de Anne Østerud y Janus Billeskov Jansen se entregan de la mejor manera a la franca y portentosa actuación de su elenco. Permiten que la dirección actoral respire y así enmarquemos la cinta con un gran nivel de implicación. El trabajo de Vinterberg es eficiente; construye a través de un campo emocional ya reconocible por su filmografía pero que en esta ocasión lo reviste tras un vestido estilístico y genérico distinto; cercano a la comedía -a la tradición tragicómica.
La Otra Ronda de Vinterberg resulta ser un paraje luminoso; con sombras azarosas y ciertas desventajas, pero siempre centelleante. La catarsis personal tras la lamentable perdida de su hija queda plasmada en un vaivén de dudas y cuestionamientos que difieren de rendirse nuevamente como pertinencia con miras hacía el pasado o bien vislumbrar un futuro incierto. La conducción de esta trama es dinámica, entretenida pero también reflexiva. Al final, claro, también termina por ser un viaje donde todos luchamos con vacilante garbo, donde a bien podremos ganar algunas batallas, pero al final -lo sabemos- habremos de perder la guerra. Claro está que eso no nos quita ni aleja del agridulce divertimento, del poder aventarnos con los ojos bien abiertos al vacío para reencontrarnos y tratar de ser y seguir siendo hasta el final.

Otra Ronda de Thomas Vinterberg
Calificación: 3 de 5 (Buena a secas).
Fuente: https://www.facebook.com/100036159626395/posts/508421883706461/?d=n
Fotografías: cineeuropa.org