Jorge Salazar García
La comandancia general del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) advirtió en un comunicado publicado en julio de 2018 que Manuel López Obrador (AMLO) “sería una nueva desilusión para el país”. Esta y otras declaraciones emitidas desde 2001 le han valido respuestas furibundas de los amloístas; algunas derivadas de la lealtad a su proyecto, otras claramente interesadas. Tales ataques hacia el grupo rebelde son acompañados de insensibilidad ante el incremento de la militarización alrededor de las bases de apoyo zapatistas como diciendo “¡se lo merecen!”. De igual modo prefieren ignorar los constantes comunicados de los grupos de la sociedad civil que informan de las continuas agresiones, despojos, desalojos, ejecuciones, destrucción de siembras, reclutamiento forzado, quema de casa perpetuados por paramilitares en las comunidades campesinas e indígenas zapatistas.
A casi cuatro años de la llegada al poder de quien prometiera Justicia para los pobres, en Chiapas la contención contrainsurgente contra ellos permanece. De ahí que la comandancia general del EZLN no crea en el gobierno de la cuarta transformación (4T), aunque se supone que alguna vez AMLO enfrentó al mismo enemigo: el neoliberalismo del PRIAN. En 1995 la comandancia general, que había acordado una tregua con el gobierno de Ernesto Zedillo, se reunió con AMLO, Cuauhtémoc Cárdenas, el hijo de este y Doña Rosario Ibarra de Piedra, quien muriera el año pasado (2022) sin saber el paradero de su hijo, Jesús Piedra Ibarra, detenido y secuestrado por el Estado. Nada específico se sabe de lo tratado en esa histórica reunión.

Dos años después, 1997, Cárdenas gana la primera elección realizada para ocupar la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, hoy ciudad de México. Deja ese cargo en 1999 para postularse, por tercera ocasión a la presidencia de la república, dejando encargada a Rosario Robles. Le sucede en la jefatura AMLO (2000-2005), quién es desaforado por Vicente Fox para impedir su primera postulación a la presidencia.
Mientras estos expriistas asumían y repartían cargos públicos desde su partido (Salinas le regaló a Cárdenas el PRD por detener las protestas contra el fraude de 1988), los zapatistas continuaban resistiendo una guerra de baja intensidad destinada a “quitarle el agua al pez”. El EZLN, por su parte, ya había logrado se firmaran (febrero, 1996) los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena, faltaba la aprobación del Congreso. Esta parte del proceso fue boicoteada por Zedillo quién traicionando el diálogo que aún se sostenía con el EZLN incrementa el cerco militar sobre las comunidades zapatistas. El encargado de operar la traición fue Esteban Moctezuma a quien AMLO incluyó en su gabinete, primero en la Secretaria de Educación (2018) y actualmente en la embajada de México en los Estados Unidos. Finalmente, en 1997 Zedillo desconoce los Acuerdos y propone otros. El sustituto de Esteban Moctezuma fue Emilio Chuayffet quien encubrió la matanza de Acteal perpetrada el 22 de diciembre de ese año: mutilaciones, vientres tasajeados de mujeres embarazadas y cráneos destrozados se vieron en los cuerpos de hombre (9), mujeres (21) y niños (15) Tzotziles, miembros del grupo “Las Abejas” masacrados con sevicia mientras rezaban. Igual que otras matanzas de campesinos, estudiantes o niños (Aguas Blancas, El Charco, Ayotzinapa, guardería ABC) todo sigue impune.
La ruptura.
Cito las palabras de Marcos expresadas después de consumarse la traición en abril de 2001 cuando el PRD, votó junto con el PRI y el PAN para anular los Acuerdos de San Andrés. Los tres partidos, compartiendo felonías, de manera “avara, vil, ruin… y estúpida” demostraron que las supuestas diferencias entre ellos no eran más que simulaciones. Se mostraron como “una banda de ladrones con fuero… ”. Los votos del PRD en el congreso fueron la señal inequívoca de que estaban de acuerdo en traicionar a los pueblos indígenas.AMLO, que había sido presidente del PRD (1996-1999) nada dijo de ese voto perredista en el Senado. A partir de entonces se dio la ruptura.
Durante su campaña, visitando Chiapas, AMLO ofreció al EZLN su “mano franca en señal de respeto y conciliación”. La respuesta de Marcos fue personalísima diciendo: “Uno de los tres bribones (Ricardo Anaya, Antonio Meade y AMLO) que habrán de disputarse el trono sobre los escombros de México ha venido a nuestras tierras a demandarnos silencio“. Poco después advirtió que el nuevo gobierno sería una gran decepción en cuanto se fuera viendo “que nada había cambiado para l@s de abajo”. Sobre MORENA el sub expresó que igual se convertiría en una desilusión porque México sólo cambiaría de capataz, pero el finquero (hacendado) seguiría siendo el mismo.
No apoyar a la 4T les ha traído a los zapatistas descalificaciones de parte de algunos seguidores del presidente. Por ejemplo, Víctor M. Toledo (biólogo y académico) publicó un artículo en la Jornada (15 de enero 2019) donde fustiga a los zapatistas calificándolos de incapaces “para definir una posición y estrategia políticas ante la nueva realidad del país…, denotan (agregó) una pérdida total de brújula en un mundo (…) en el que todos los marcos teóricos de la revolución han quedado más que rebasados”. Termina lapidariamente afirmando: “el EZLN aparece como una pieza fósil de museo. Por ello los acontecimientos sitúan al obradorismo como un sol naciente que ofrece esperanza, y al EZLN como un sol que cae en el ocaso de la historia”. Esto decía el señor Toledo 14 días después de que los zapatistas, en el 25 aniversario del “Ya basta” informaban al mundo: “Estamos solos como hace veinticinco años”. Vienen por nosotros. Vamos a pelear si es necesario”. Haberle dado la categoría de Dios (Huitzilopochitli o Ra) a AMLO le fue premiado a Toledo. (https://www.jornada.com.mx/2019/01/15/opinion/016a1pol). 4 meses después fue designado Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Puesto al que renunció en agosto del año siguiente por (¿vergüenza?) evidentes diferencias con la política de la 4T.
Del lado de los zapatistas, basados en hechos y dichos del presidente sobre mantener las políticas macroeconómicas neoliberales, lo describieron como un administrador de la crisis del capitalismo pero aparentando ser de izquierda. El sistema les respondió acusándolos de ser un montaje de la vieja guardia priista opositora a Salinas a quién paradójicamente se le atribuye también haberlos creado. AMLO los llamó radicales de izquierda, que para él “no son más que conservadores”.
AMLO intentó un nuevo acercamiento en 2019, probablemente pensando en las elecciones para renovar el Congreso en 2021,. Por medio de su asesor en Derechos Humanos el sacerdote Alejandro Solalinde contactó a algunos zapatistas. Les dijo que haría llegar a la comandancia del grupo rebelde una carta de López Obrador. Si realmente quería el diálogo ¿Por qué el presidente no reactivó la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA) para reiniciar formalmente el diálogo? El EZLN aclaró que no había ningún diálogo con nadie.
¿Camino sin retorno?
EL 15 de julio 2021, Ofelia Medina (actriz) solicitaba ayuda urgente para más de 10 mil nuevos desplazados de sus comunidades. Apelando a la piedad social alertaba: “hay miles de niños durmiendo a la intemperie, que no comieron. ¿Que nadie siente ese dolor? La gente está vagando y existe un trato inhumano e injusto. En la zona se vive el terror, con asesinatos, desapariciones, despojos, quemas, destrucción de siembras y desplazamientos”. Esa es la guerra que pocos creen aún exista en el régimen cuyo lema principal fue “Por el bien de México, primero los pobres”.
Recién en abril pasado la diócesis de San Cristóbal de las Casas informó que el crimen organizado y grupos paramilitares, con total impunidad agreden y desplazan a indígenas campesinos. Las más recientes agresiones ocurrieron en Polhó (7 muertos) donde se albergaba a los desplazados de Santa Martha. La mayoría vive en lodazales con lo que lleva puesto, en condiciones infrahumanas y rodeada del terror. La contención militar en contra de Aldea (Alianza por la Libre Determinación y la Autonomía) es el denominador común. Esta alianza impulsada por el EZLN, signada por pueblos, comunidades, organizaciones indígenas y campesinas de más de 10 Estados de la República es ignorada por completo por la clase política. Todos están ocupados en la sucesión. Lo que importa es el hueso. Les tiene sin cuidado esa guerra de exterminio pues su voto ya no es decisivo. Bueno ni siquiera a las onerosas comisiones de los derechos humanos les preocupa cuándo y dónde será la próxima masacre de pobres, que la habrá, dado que son encubridoras oficiosas de los crímenes del Estado. Por el momento lo que sigue siendo relevante de festejar por la clase política es que las variables macroeconómicas van bien pues igual que los de arriba están ganando muchísimo con el presidente de los pobres.