Por: Rodrigo Bernardo Ortega. 02/06/2025
Hace apenas 15 años, muchos pensábamos que el siglo XXI sería el siglo de Europa, entonces se hablaba de su alta calidad de vida, su protección social, su esperanza de vida y sus economías avanzadas, resumiendo, parecía que Europa tenía la receta perfecta para el éxito y que, además, podría compartirla con el resto del mundo.
Pero, ¿qué ha pasado? Hoy, el panorama es muy diferente, vemos una Europa con problemas económicos, tensiones sociales e inestabilidad política. Pero, lo que es aún más alarmante, un “entusiasmo por la guerra” que es realmente muy peligroso. Indudablemente la situación empeoró drásticamente con la guerra en Ucrania, haciendo que muchos nos preguntemos: ¿cómo un proyecto de paz se ha convertido en un continente tan conflictivo?
Hay varios factores que explican este cambio: Primero, el liderazgo político en Europa es, en general, bastante decepcionante, es un hecho indiscutible que la mayor parte de los líderes europeos tienen bajos índices de aprobación y, lo que es más diciente es que quienes están impulsando de manera decidida la guerra son los menos populares. La gente quiere paz y diplomacia, no más sanciones ni conflictos. Sin embargo, estos líderes parecen obsesionados con la guerra, dedicando la mayor parte de su tiempo a reunirse con el presidente Zelenski.
Pero, ¿por qué esta insistencia en la guerra? Una parte importante de la política europea está siendo impulsada por agencias de inteligencia, el “estado profundo”. Estas agencias, con una larga historia de confrontación con Rusia, parecen seguir sus propias agendas, dejando a los líderes políticos con poco margen de maniobra. Es como si el proyecto de enfrentar a Rusia fuera más allá de los gobiernos de turno.

Cuando hablamos de Ucrania, la conversación se vuelve aún más compleja. Todos estamos de acuerdo en que la situación es terrible y que hay que ayudar. Pero, ¿cómo se traduce esa ayuda en políticas que, irónicamente, parecen llevar a Ucrania a la destrucción? Es sorprendente escuchar a algunos decir que “las armas son el camino hacia la paz” y que las negociaciones son “traición”, incluso cuando se sabe claramente que la mayoría de los ucranianos desearía negociar.
La paz debió haberse logrado hace mucho tiempo, idealmente en la mesa de negociaciones. Recordemos que, poco después de la invasión de 2022, hubo un borrador de acuerdo en Estambul, en el cual Ucrania aceptaba la neutralidad, lo que habría puesto fin a la guerra. Sin embargo, Ucrania se retiró de esas negociaciones a instancias de Estados Unidos y el Reino Unido, quienes los animaron a seguir luchando.
Desde entonces, Ucrania ha sufrido pérdidas humanas devastadoras y una destrucción profunda, aquellos que abogaban por la paz en ese momento fueron tachados de “apologistas de Putin”, pero en realidad, su objetivo era salvar a Ucrania de un daño mayor. Incluso si la OTAN no se hubiera expandido hacia Ucrania desde el principio, la guerra podría haberse evitado, y Ucrania habría conservado más territorio que el que va a tener al final de esta guerra.

La solución obvia, y que parece ser ciegamente ignorada, es la neutralidad. En lugar de la OTAN en Ucrania o una Ucrania dominada por Rusia, una Ucrania neutral, actuando como un “estado tapón”, habría evitado este conflicto. Esto es un concepto histórico que ha funcionado bien para países como Suiza, Austria, Suecia y Finlandia, que son algunos de los lugares más prósperos del mundo.
Es incomprensible por qué ningún líder europeo importante se levanta para decir: “Sería más inteligente que Ucrania fuera neutral”. En cambio, Europa parece estar atrapada en una retórica de guerra, incluso cuando es autodestructiva e impopular.
Curiosamente, Donald Trump, en Estados Unidos, ha sido el primero en cuestionar esta estrategia y hablar directamente de hacer las paces con Rusia. Reconoce que el proyecto de expandir la OTAN fue un error. Mientras tanto, los europeos se reúnen desesperadamente para intentar que la guerra continúe, o para convencer a Estados Unidos de que siga implicado. Parece haber un pánico generalizado ante la idea de que Estados Unidos pueda “abandonar” a Europa.
A pesar de la retórica belicista, esta guerra va a terminar, ya sea por negociaciones o por una derrota de Ucrania. La idea de una derrota de Rusia, tal como la plantean algunos líderes europeos, no es realista.
¿Hay alguna forma de salir de este embrollo? La respuesta es sí, y es bastante simple: requiere racionalidad y pensamiento claro, pues las posturas actuales son autodestructivas, impopulares y carecen de sentido. Europa podría unirse a Estados Unidos en la búsqueda de la paz, especialmente si Trump persiste en su objetivo de poner fin al compromiso estadounidense en Ucrania.
De hecho ya se están dando pasos en esa dirección, presionado por EE.UU, Zelenski envió una delegación para negociar. Pero a pesar de asegurar que está dispuesto a negociar bajo “cualquier formato”, la delegación ucraniana parecería no tener intención de avanzar en el diálogo, quizá envalentonada por la Europa belicista.
Ante estos intentos de torpedear el diálogo, Rusia ha declarado que no aceptará una reunión entre Putin y Zelenski sin acuerdos previos sobre el conflicto en Ucrania. Exige que se negocien condiciones para un alto el fuego de forma confidencial, incluyendo la retirada de tropas ucranianas de regiones ocupadas y la neutralidad militar de Ucrania. El jefe de negociación ruso, Vladímir Medinski, ha asegurado que se encuentra a la espera de respuesta, y confirmó que Rusia asistirá a las siguientes rondas de negociación en Estambul, incluso si Ucrania no lo hace.
Sabemos que este comportamiento dilatorio y no conciliador está azuzado por los países europeos. Recientemente diversos responsables europeos de defensa se dieron cita el miércoles 28 de mayo del 2025 en Riga, la capital letona, en la primera ‘Cumbre de drones’, donde destacaron que el uso de drones son clave para que Ucrania pueda ganar la guerra contra Rusia (algo totalmente alejado a la realidad del campo de batalla). También, El canciller de Alemania, Friedrich Merz, ha anunciado el compromiso de su Gobierno para ayudar a Ucrania a desarrollar en su propio territorio nuevos misiles de largo alcance.

El Kremlin, en respuesta, acusó Alemania de obstaculizar el proceso de paz. Según el portavoz Dimitri Peskov, estas acciones son provocaciones que empujan a Ucrania a seguir combatiendo, en lugar de negociar, y representan una postura irresponsable por parte de la Unión Europea.
En lugar de gastar enormes sumas en armamento, Europa debería abrir negociaciones, o invitar a los líderes rusos a reunirse en algún lugar. La diplomacia sería mucho más barata, exitosa y menos dolorosa que el camino actual. Es lamentable que, hasta ahora, ningún líder europeo de las principales potencias esté involucrado en ninguna diplomacia con Rusia.
¿Cuál puede ser la razón de este enquistamiento? Tal vez sea el deseo de gastar millones y millones en el sector bélico, que como sabemos solo enriquece a pequeñas élites en el continente. Las acciones de las empresas europeas de defensa han venido alcanzando niveles récord en su cotización debido al aumento del gasto militar. Empresas como Leonardo, BAE Systems, Rheinmetall, Thales y Dassault Aviation experimentaron incrementos bursátiles de hasta un 17% en un solo día. Este repunte se debe a los planes de rearme anunciados por líderes europeos, como la propuesta de Emmanuel Macron de elevar la inversión en defensa al 3.5% del PIB y el acuerdo del Reino Unido para suministrar misiles a Ucrania. Analistas de JP Morgan prevén que las acciones del sector crecerán un 25% más en los próximos 12 meses, reflejando una tendencia sostenida en la industria armamentística europea. La paz en Ucrania es pues un impedimento en estas proyecciones.
Si Europa abandona esta beligerancia, podría reconsiderar su posición estratégica a largo plazo. En un mundo de grandes potencias, Europa necesita presentarse como una entidad unificada y eficaz, no como 27 estados enfrentados. Esto sería lo mejor para sus propios intereses.
Rusia está dando muestras de buena voluntad, como el cese de ataques de la infraestructura civil, y la decisión de implementar una tregua sorpresa de 30 horas en Pascua. Por eso, es verdaderamente desolador ver cómo se maneja todo esto, a pesar de todo, la esperanza es que, en algún momento, la sensatez prevalezca y Europa encuentre su camino de vuelta a la paz y la prosperidad.
FUENTES
https://brussels.mcc.hu/uploads/default/0001/01/9fcfc904bd2e930bef107b7725b7f3ff9d0779d0.pdf
https://cnnespanol.cnn.com/2025/04/22/mundo/putin-ucrania-presion-ee-uu-conversaciones-trax