Por: Victor Ortega. 08/01/2025.
Al interior del Partido Comunista Mexicano (PCM) existía una anomalía en el funcionamiento del principio del centralismo democrático vinculado a la necesidad de esclarecer la actividad de la Dirección Nacional del PCM. Lo que había iniciado como malestar por incidentes menores (uso personal de una camioneta por un miembro de la DN, como comenta Guillermo Rousset Banda a los editores de José Revueltas en 1990), es extendido por Revueltas a la propia historia del PCM y el cuestionamiento sobre los procedimientos empleados para solucionar los problemas entre la DN y el resto del PCM: las expulsiones de 1940, 1943 (del propio Revueltas) y la de 1947, por ejemplo; este cuestionamiento constituía el segundo eje de la crítica revueltiana a la DN.
Revueltas consideraba que la existencia simultánea del PCM y el Partido Obrero y Campesino Mexicano (POCM) era un aberración social relacionada con las anomalías en el principio del centralismo democrático. El esclarecimiento de las expulsiones abría la posibilidad de la autocrítica del PCM, pues el POCM había sido fundado por militantes expulsados desde 1940: Hernán Laborde y Valentín Campa habían sido expulsados en ese año por estar en desacuerdo con otros miembros de la DN del PCM y agentes internacionales del Partido Comunista ruso sobre la resolución de asesinar a León Trotsky. Los esclarecimientos exigidos a la DN se resuelven de manera insatisfactoria, lo que conducía a un punto de inflexión.
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Revueltas, desde su reingreso en 1956, impulsó la lucha interna, la crítica histórica de la DN y la autocrítica del PCM. Entre la VII Convención Ordinaria (mayo de 1959) y la VIII Convención Extraordinaria (febrero de 1960), es decir, en el tiempo inmediatamente posterior a la Conferencia del Distrito Federal (noviembre de 1958) que exigía un Congreso Nacional Ordinario (que se realiza en mayo de 1960), Revueltas, y la totalidad de la Célula Carlos Marx a la que pertenecía junto con figuras como Eduardo Lizalde y Enrique González Rojo, se escinde del PCM al considerar agotadas las posibilidades de autocrítica al interior del partido. En abril de 1960, Revueltas, Lizalde y González Rojo ingresan al POCM, y son elegidos como parte de la Comisión Ejecutiva, buscando extender el campo de la autocrítica fuera del PCM.
A la par, la escisión de la Célula Carlos Marx se formaliza como expulsión al interior del PCM (además de los mencionados: Carlos Félix, Ernesto Prado, Alfonso Perabeles, Rosa María Philips, Juan Brom, Andrea Revueltas, Manuel Aceves, Guillermo Mendizábal y Virginia Gómez), mientras que Valentín Campa y otros militantes del POCM reingresan al PCM, enrareciendo todo el proceso que, no obstante, Revueltas considera una maniobra liquidadora por parte de Campa, pues, en lugar de contribuir a la corrección de las expulsiones de 1940, 1943 y 1947 y potenciar la crítica interna abierta en 1957, fortalecía las anomalías en el principio del centralismo democrático y la aberración de la existencia de dos partidos marxistas-leninistas.
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Cerrado el ciclo revueltiano dentro del PCM, la escritura de Revueltas entre febrero y mayo de 1960 produce textos como Sobre la perspectiva concreta de la situación actual en el Movimiento Comunista, en el que pasa de nociones como lucha interna, desarrollo histórico de la crítica y autocrítica a nociones como las de movimiento comunista, que teoriza su intento de extender fuera del PCM la lucha por transformar el comunismo mexicano; Intervención ante la III Convención nacional del Partido Obrero-Campesino Mexicano, donde hace un balance histórico de la enajenación del comunismo en México; El marxismo revolucionario y las deformaciones democrático-burguesas del socialismo en México, que desarrolla teóricamente el texto anterior; Autocrítica del movimiento comunista en su conjunto y abierta discusión ideológica entre comunistas, donde plantea una serie de medidas prácticas para reactivar la autocrítica, esta vez, fuera del PCM, hacia el conjunto del movimiento comunista.
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La Célula Carlos Marx, que ingresa al POCM en abril de 1960, sale de dicho partido en septiembre cuando su secretario general reconoce al Partido Popular (del que Revueltas sale en 1955) como un partido marxista-leninista. Ese mismo mes, la Célula Carlos Marx funda la Liga Leninista Espartaco.