Por: Mario Torres López. Revolución Tres Punto Cero. 25/08/2017
¿Cómo criticar algo que parece perfecto? La Reforma Educativa (RE) entra en el terreno de la previsibilidad electoral, como prueba de perfección publicitaria, y desde ella se trata de convencer a los no docentes, a base de inserciones pagadas en todos los medios de información y declaraciones políticas, del peligro que representa para el país su obstrucción y, por ende, su fracaso. Cuando algo es perfecto –dice una de las leyes de Morphy- empieza a fallar.
Como seguimos siendo bombardeados por la dinámica propagandística del gobierno federal sobre la perfección de la RE, se hace neseario volver también a las preguntas originarias ¿Cuáles son las claves para el aprendizaje, según los reformadores de la educación pública mexicana?
– aprender a aprender no es igual a aprender a razonar, por tanto es diferente a enseñar para generar conocimientos. Aprender a aprender, requiere que el aprendiz asuma responsabilidades plenas sobre su formación, que sea conciente de sus deseos, necesidades y obligaciones como ciudadano. A los niños no se les puede obligar a esto pues en ese sentido, Rousseau sigue teniendo razón: a un niño no se le puede tratar como a un adulto chiquito
– conocimiento y habilidades (suponemos que técnicas), que no siempre van de la mano, pues el primero requiere de educación intelectual sobre el manejo propiciatorio de la información para convertirla en conocimiento, en tanto que las habilidades casi siempre tienen su raíz en condiciones innatas de cada persona para hacer y/o transformar unas cosas en otras
– inglés en 20 años; no hay espíritu más derrotista que aquel que deja para mañana ( o dentro de veinte años, que como dice el tango, no son nada) lo que se pude hacer hoy. Además, para los pueblos indigenas no sería la segunda lengua, sino la tercera. ¿Esto es malo? No, bajo la condición de que no sea una imposición o una condicionante para conseguir trabajo, donde cerca del 50% de la población vive en condiciones de pobreza
No sé si los burócratas de la educación entiendan que todo proceso de enseñanza-aprendizaje es el resultado de relaciones psicosociales entre docentes y alumnos, con fines específicos (académicos) y medios culturales no siempre determinados, al interior del aula. La infraestructura escolar y las leyes punitivas pueden, a la vez, ayudar y obstruir esta relación, aunque de ninguna manera será determinante en última instancia, de la misma manera que la mercadotecnia no será la pedagogía adecuada para sacar adelante dicha RE.
Hasta hoy, cuando se habla de la formación docente, se hace especial hincapié en la necesidad de mantener ciertas actitudes frente al grupo, en la necesidad de actualizar sus habilidades y conocimientos, así como en modificar sus prácticas docentes. Para darle sustento a este planteamiento se apela a la evaluación permanente, aunque siendo ésta de carácter administrativo y laboral, se dejan de lado otros aspectos, como son:
– las bondades (o no) de la cultura y la práctica docente mediante dinámicas reiteradas, en contextos diversos (de un grupo a otro, o de una generación a otra)
– los mitos de la necesaria educación continua como política externa, aunque institucional de los docentes, sin importar la solidez de su formación profesional y su vocación. En este punto es obligada la pregunta ¿Cuál es el papel de los empleadores, públicos y privados, para fortalecer la vocación y las prácticas docentes? ¿cómo se encuentran ligados a los criterios de acreditación de la calidad de las instituciones formadoras de docentes? ¿cómo interviene esto en el mercado de certificación de la profesión docente?
– acercarnos al conocimiento de los alumnos implica atender sus aspiraciones en cuanto a su formación profesional, hacerlos reflexionar sobre el mercado laboral y las posibilidades de un trabajo real. Aunque, cuando llama la vocación, muchas veces esto no resulta relevante para el estudiante. Aun así, esto es parte de la comunicación y la pedagogía del conocimiento, dado que es muy importante la autoimagen del docente y la imagen desidealizada del alumno.
– por otro lado, se nos olvida lo más común: aunque a veces sea de manera inconsciente, el ordenamiento del trabajo docente implica reglas, recursos, actores políticos para la gobernanza y el desarrollo de políticas institucionales. Imponer la administración sobre la comunicación educativa no significa otra cosa que romper con la dinámica de las acciones didáctico-pedagógicas en sí.
La mercadotecnia jamás podrá sustituir las condiciones reales de la educación, ni aquí ni en ningún lugar.
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Fotografía: michoacantrespuntocero