Por: Francisco Louça. sinpermiso. 04/10/2020
La ofensiva de Trump contra China, dirigida contra Huawei, TikTok y WeChat como objetivos inmediatos, es la guerra fría de nuestro tiempo. El resultado será la polarización del mundo entre dos redes.
El poder de mandar
La orden de la Casa Blanca de prohibir los suministros de semiconductores a partir de este mes es un poderoso golpe contra Huawei. La empresa china, que domina el 5G, depende de la compra de chips y puede no tener acceso a sus proveedores. El efecto es mundial: una empresa taiwanesa, MediaTek, ha solicitado autorización a las autoridades estadounidenses para seguir vendiéndole, pero el Departamento de Comercio, que dirige la operación siguiendo instrucciones del presidente, debe rechazar la licencia. Incluso el principal proveedor chino, SMIC, puede tener que cerrar sus negocios con Huawei, ya que depende de equipos importados de EEUU y no puede arriesgarse a quedarse sin ellos.
Varios aliados de Trump, como Boris Johnson o el Gobierno australiano, habían obedecido previamente la orden de cancelar los contratos con Huawei. Portugal se encuentra en una posición curiosa, dado que está bajo presión de la Casa Blanca para cortar lazos con Huawei, ya que es una empresa con vínculos con el gobierno chino, pero Passos Coelho vendió las empresas energéticas al mismísimo capital oficial de Pekín. En cualquier caso, Huawei, dada su ventaja efectiva en 5G, aumenta su participación de mercado, por lo que Washington ha decidido atacar su cadena de suministro. Este bombardeo es, por ahora, efectivo, dado que la industria norteamericana aún domina algunos segmentos de máquinas sofisticadas y tiene una ventaja científica en semiconductores. Pero tiene una consecuencia: China buscará avanzar rápidamente en la producción de esos equipos y en la investigación de chips o en sistemas operativos. Y se puede poner al día en unos años. Por lo tanto, las empresas chinas pueden volverse autosuficientes en tecnología de punta.
La venganza
Como sabe que el conflicto no tiene solución en la guerra contra Huawei, y que es una disputa por el mercado global, Trump, que aún controla los circuitos financieros y algo de alta tecnología, también ataca las redes de difusión y de fidelización de clientes. Por eso apuntó contra TikTok, con 100 millones de usuarios en EEUU, y WeChat, dos de las empresas chinas que mejor penetran en el mercado norteamericano.
El argumento de la sospecha es débil. De hecho, hay muchas más evidencias de abuso de posición dominante y de falta de respeto de los derechos de los usuarios por parte de Facebook y Twitter que por parte de TikTok, sobre la cual solo pende la alegación sobre la nacionalidad de la empresa propietaria y la venganza por el flagrante fracaso de un mitin electoral del presidente estadounidense. Pero, hasta donde sabemos, Cambridge Analytica se basó en datos puestos a disposición por Facebook, y no por la empresa china. En cualquier caso, estamos ante otro proceso más de dividir el mundo en dos Internet: en China, Facebook y Google están prohibidos, y si Trump gana, las empresas chinas serán prohibidas en Occidente.
Y además están los juegos
La tecnología de producción y los sistemas de acceso son, por tanto, los dos primeros frentes de esta batalla. Y hay un tercero, los juegos. La empresa china Tencent, propietaria de WeChat y que ya tiene un margen operativo mayor que Facebook, está apostando por la transmisión de juegos en streaming, fusionando las plataformas Huya y DouYu. Tendría 300 millones de usuarios en China, a lo que hay que sumar su posición dominante en otros mercados: cuando Tencent compró la empresa RiotGames norteamericana, adquirió League of Legends, cuyo final del campeonato fue visto online por 44 millones de personas, el doble que la que vió la final de béisbol. En este dominio, sigue predominando la pugna entre empresas, Apple y Google contra Epic Games, que produce Fortnite, y todas las empresas estadounidenses contra Tencent, pero pronto será una pugna entre Gobiernos.
Las dos redes luchan por la atención y los datos, las armas más poderosas de nuestro tiempo. La guerra ya ha comenzado.
Francisco Louça Economista y activista del Bloco de Esquerda de Portugal, es miembro del Consejo de Estado.
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Fotografía: sinpermiso.