Por: Esther Pineda. Iberoamérica Social. 05/07/2018
El racismo genera inseguridad, temor a ser escrutado y discriminado, dificultades para relacionarse, ansiedad, aislamiento, baja autoestima, vergüenza étnica y estética, entre otros efectos psicosociales.
El racismo existe y persiste en nuestras sociedades contemporáneas y, aunque este siempre está presente de forma latente, con frecuencia tiene periódicos y significativos repuntes; es decir, periódicamente se intensifica o profundiza ante algún episodio detonante como lo puede ser el éxito de algún afrodescendiente, que personas pertenecientes a este grupo social alcancen posiciones de poder o notoriedad pública y mediática, pero también la emergencia, organización o reagrupación de movimientos sociales e iniciativas en pro de los derechos de esta población.
Pero esta forma de discriminación racial no es inofensiva, por el contrario, el racismo tiene efectos que afectan a largo plazo a quienes lo experimentan. El escritor James Baldwin afirmaba que: “Ser negro en este país y ser relativamente consciente, es estar en un ataque de ira casi todo el tiempo”, sin embargo, quienes han sido y son víctimas de racismo por lo general sienten y reaccionan ante este con vergüenza. Como ya lo he señalado en otras oportunidades, el racismo genera inseguridad, temor a ser escrutado y discriminado, dificultades para relacionarse, ansiedad, aislamiento, baja autoestima, vergüenza étnica y estética, entre otros efectos psicosociales.
Pero estos efectos psicológicos del racismo en personas afrodescendientes se manifiestan de forma significativa en su participación e interacción en las redes sociales. Una cantidad importante de las personas afrodescendientes usuarios de redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram -incluso de aquellos quienes están vinculados a los movimientos sociales y luchas de afrodescendientes-, se mantienen en estos espacios virtuales de forma anónima, donde su presencia se caracteriza por el secretismo y la opacidad sobre su identidad y su imagen.
Aunque estas personas en las redes sociales espetan sentirse orgullosas de sus raíces africanas, los contenidos que reproducen y comparten están relacionadas con las personas y comunidades afrodescendientes, así como, dirigidas a la prevención, visibilización y denuncia de la discriminación racial; la mayoría de las personas afrodescendientes en el ciberespacio tienden a invisibilizarse, no colocan su nombre real, suelen usar apodos o seudónimos, no cuentan con información biográfica, ni tampoco poseen imagen de perfil o fotografías en las que se les pueda identificar o reconocer. Este hecho si bien puede parecer irrelevante e insignificante, pone en evidencia que muchas de las personas afrodescendientes producto del racismo que han experimentado se sienten inseguros en los diferentes procesos interactivos y relacionales presenciales y cotidianos en los cuales existe un riesgo permanente de ser juzgado y discriminado; pero esta inseguridad también está presente en las distintas formas de interacción y relacionamiento de carácter virtual.
Pero no podemos perder de vista que esta situación es una consecuencia, no una causa; la ausencia virtual de las personas afrodescendientes en las redes sociales puede entenderse como un mecanismo de defensa ante posibles o reales formas de discriminación dado que, las redes sociales son utilizadas la más de las veces por haters anónimos para expresar opiniones discriminatorias y degradantes, pero también por aquellos no anónimos quienes amparan sus discursos racistas en la libertad de expresión.
Empero, desaparecer de las redes sociales o supeditar la presencia en ellas al anonimato -aunque desde estas se promueva la cultura afrodescendiente y se rechace y denuncie el racismo-, no contribuye a la prevención o erradicación de la discriminación racial; por el contrario, este no es más que un acto de afirmación del deseo y el mandato del pensamiento racista. ¿La invisibilización del afrodescendiente no es uno de los principales objetivos del racismo? ¿La desaparición y el aniquilamiento físico y simbólico del sujeto racializado?
La no presencia en las redes sociales, la presencia anónima, la presencia camuflada, la presencia incógnita, no es un acto de resistencia afrodescendiente, no es un acto de crítica o de afirmación de la identidad. La verdadera resistencia ante el deseo de invisibilización, desaparición y aniquilamiento de lo afro es la presencia, la visibilidad de la herencia, de la identidad; la verdadera afirmación étnica es el proceso de atestar los espacios con nuestros nombres y nuestros rostros, con nuestras palabras y nuestros colores, porque la no presencia de los afrodescendientes solo alimenta el deseo del racista de vernos desaparecer.
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Fotografía: Iberoamérica Social