Por: Davide Matrone. Revista Crisis. 16/12/2020
Davide Matrone conversó con Leonidas Iza. En la presente entrevista, se abordan temáticas referentes al Paro Nacional de octubre de 2019, las medidas antipopulares implementadas por el gobierno de Moreno en los últimos años, así como las acciones que ha tomado el Movimiento Indígena a partir de la irrupción de la pandemia del Covid-19.
DM: ¿Cuál es la situación general de Covid-19 en las comunidades?
LI: A partir de una falta de planificación cuidadosa por parte del Estado en el manejo del COVID-19, nuestras comunidades indígenas han actuado de manera independiente, implementándose en cuatro frentes: 1) fortalecimiento del uso de la medicina ancestral que nos ha ayudado psicológicamente; 2) incremento de la producción en el sector agrícola, que ha generado una ruptura con el sistema de comercialización y especulación exclusiva y excluyente; 3) impulso del control comunitario en materia de prevención y aplicación de protocolos de prevención en salud; y 4) difusión de campañas de seguridad en los medios y redes sociales en los 10 idiomas de las nacionalidades indígenas del Ecuador.
DM: En octubre de 2019, millones de latinoamericanos se levantaron en contra de las recetas del FMI. Los primeros en rebelarse fueron los movimientos indígenas en Ecuador. ¿Por qué?
LI: El levantamiento del mes de octubre en Ecuador no se originó exclusivamente por la promulgación del Decreto 883 (eliminación de los subsidios a los combustibles) sino también por la aplicación de las políticas económicas de carácter neoliberal que se impulsaron antes. La flexibilidad y la precariedad del trabajo; la privatización de las empresas públicas; la reducción del gasto corriente en salud y educación; todo esto había sancionado el fin del diálogo con el gobierno. El retorno del paradigma neoliberal al continente ha provocado una grave crisis económica que ha empujado a la rebelión a los pueblos de Haití, Chile y Colombia.
DM: Luego de 11 días de lucha, llegaron a la mesa de diálogo de la que se obtuvo la derogación del Decreto 883. Sin embargo, había otros 11 reclamos. ¿Por qué se detuvo el diálogo?
LI: El gobierno está bajo el chantaje del FMI. Si hubiera aceptado dialogar con nosotros, no habría tenido acceso a los recursos económicos que le otorgan los organismos multilaterales que han condicionado la agenda política y controlan la economía. Sin embargo, somos conscientes de nuestros errores en la fase posterior al diálogo. Mientras tanto, el gobierno ha seguido aplicando la estrategia del “divide y vencerás”, polarizando su discurso dividiendo el movimiento en pacíficos y violentos. Además, el mismo Decreto 883 fue reenviado, en otra forma, a partir de marzo de 2020 a través del sistema de rango de precios. Este último, con un incremento del 5% mensual, conducirá a la eliminación del 100% de los subsidios a los combustibles en un año y medio. En los últimos 6 meses de aplicación de este sistema de rango de precios, se registra un incremento del 20% del precio de la gasolina.
DM: Ante este escenario,¿qué hacer?
LI: Tenemos que pasar al “qué hacer” y a la fase de propuesta. En primer lugar, abordar el problema del extractivismo. El 15% del territorio nacional – del cual el 70% se concentra en nuestra zona – sigue siendo afectado por las políticas extractivistas. Otros temas como: el transporte comunitario, el reconocimiento de la educación bilingüe, el cambio de matriz productiva y la justicia indígena deben actualizarse. Continuaremos luchando por un entendimiento y una solución orgánica de los problemas levantados en los últimos años.
DM: Estamos en campaña electoral. El nuevo presidente y la nueva Asamblea Nacional serán elegidos el próximo febrero de 2021. ¿Qué está pasando en este momento?
LI: El oficialismo actual tiene una baja legitimidad popular y para continuar con el modelo de desarrollo neoliberal apoya al candidato de derecha. Por lo mismo, está utilizando los medios de comunicación (sus aliados) para construir una cortina de humo permanente con casos de corrupción que intentan ocultar la profunda crisis económica que azota al país. En nuestra Constitución desde el año 2008, se reconocen tres formas de democracia: representativa, directa y comunitaria. Sin embargo, estas solo son formales, en mi opinión. Nosotros, como organización de masas, tenemos una tarea importante: aumentar la participación popular y criticar el sistema de partidos que debilita la democracia.
DM: Pensaba que usted iba a ser el candidato del Movimiento Indígena en estas elecciones, pero es Yaku Pérez. ¿Qué pasó?
LI: Personalmente, había declarado públicamente que no me hubiera postulado para ningún campo. Con respecto a la candidatura de Yaku Pérez, desde el principio expresé mi oposición a las modalidades que han determinado el binomio presidencial del partido Pachakutik. Algunos compañeros ejecutivos legitimaron la participación individual de los afiliados y no respetaron el proceso colectivo, como establece el estatuto de la CONAIE. Si la democracia comunitaria está reconocida en la Carta Magna, deberíamos ser los primeros en aplicarla.
DM: Del 18 al 30 de septiembre estuvo en los Estados Unidos presentando su libro «Estallido: la rebelión de octubre en Ecuador». ¿Cómo le fue?
LI: El principal objetivo de mi visita a Estados Unidos fue generar las condiciones de unidad para la lucha contra el racismo y la explotación. La independencia de Estados Unidos, a partir del año 1776, se basa también en las luchas por la liberación de los esclavos; por eso hemos organizado una serie de encuentros con los hermanos afrodescendientes que hoy luchan contra el racismo. Esperamos poder presentar el libro también en Europa para incrementar los procesos unitarios de lucha y combatir la expansión de un orden mundial basado en la ideología fascista.
DM: Durante su gira por Estados Unidos se registraron maniobras políticas. La visita de Yaku Pérez a su región, la candidatura parlamentaria de su mano derecha Peter Calo y la de Jaime Vargas siguen en juego. ¿Cómo interpreta estos movimientos?
LI: La llegada de Pérez a mi región indica un irrespeto por los procesos colectivos y esto es muy doloroso para todos. El 2 de octubre, Jaime Vargas fue elegido candidato del colectivo adherente que representa a los pueblos y nacionalidades indígenas, pero los dirigentes de Pachakutik no dieron acceso a la decisión colectiva. Sin embargo, dijimos que apoyaríamos la agenda política del movimiento indígena de Ecuador.
DM: Las últimas encuestas posicionan a Arauz en primer lugar y a Lasso en segundo. Si hay votación, ¿cómo se comportará el movimiento indígena?
LI: En este momento los que pertenecen estructuralmente a la CONAIE y a Pachakutik sostienen y apoyarán el proyecto político del movimiento indígena. Hay tres escenarios que pueden suceder. Si hay un balotaje entre el candidato Arauz y Lasso, mi colectivo no apoyará a este último. En un probable balotaje entre Pérez y Arauz, no queremos que se comprometa nuestro proyecto político en base al programa político de la derecha. Finalmente, hay un tercer escenario: el balotaje entre Lasso y Pérez. En este caso, el proyecto político del movimiento tiene que anclar en esta idea del progresismo, exigiendo a los sectores de izquierda de respetar al movimiento indígena y no perseguirlo como se dio en el pasado reciente. En definitiva, no estamos dispuestos a disolver el proyecto político del movimiento indígena.
DM: El 18 de octubre MAS ganó las elecciones presidenciales. ¿Cuál será el mayor desafío de Arce?
LI: El pueblo boliviano ha demostrado una gran valentía. No se dejó intimidar por las políticas racistas y denigratorias del gobierno de derecha. Los movimientos indígenas de Bolivia han logrado elevar el conflicto a la esfera política y calificar el programa del nuevo presidente Arce. La mayoría dijo basta al modelo de desarrollo neoliberal. Sin embargo, hay que criticar y aprender de los errores del pasado. El binomio Arce – Choquehuanca ganó gracias al apoyo de las organizaciones sociales y a los movimientos indígenas, por lo que la acción política del gobierno tendrá que manejarse en base a estas alianzas. En el pasado, hemos criticado el modelo de desarrollo que atacaba los territorios de las nacionalidades indígenas como en el caso del TIPNIS. A partir de esto, es necesario generar una propuesta que permita un equilibrio de desarrollo con una visión también de los pueblos originarios. Necesitamos volver a discutir las consecuencias negativas de las políticas económicas centradas en el extractivismo. El progresismo latinoamericano aún goza de un apoyo popular que representa la resistencia a las recetas de treinta años del FMI que han implementado las crisis que enfrentamos hoy. En última instancia, debemos trabajar en todo el continente por la unidad de la izquierda contra el neoliberalismo.
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Fotografía: Revista Crisis.