Por: Zelmira Kroselj. 13/04/2024
Como dice el filósofo surcoreano Byung – Chul Han, la existencia humana está siendo abducida por la actividad, cualquiera que sea. Sin embargo ese “no hacer algo productivo” es el esplendor de la vida.
Desde hace un tiempo observo – y me observo – cómo somos al momento de no estar en modo productivo. Qué pasa en ese momento de simplemente ser. Sin hacer.
Cuando no hacemos nada, cuando estamos en modo ocioso, cuando aflojamos, soltamos y dejamos de sostener puede que nos asalte la culpa: “debería estar haciendo algo”. ¿Algo cómo qué? Productivo. Lo que me lleva a la pregunta: ¿qué sería ser productivo? ¿Productivo para quién? ¿Para mí? ¿Para el sistema? Y vuelta a empezar.
Pareciera al decir del filósofo surcoreano Byung – Chul Han que la existencia humana está siendo abducida por la actividad. Cualquiera que sea. Vamos olvidándonos qué es la inactividad. Que no quiere decir que no tengamos esa capacidad. Simplemente no la ejercitamos. No la elegimos para nuestra vida. No está en el chip de nuestro sistema operativo. Está en un rincón de un cuarto oscuro.
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Y la inactividad tiene su propio ritmo. Su propio modo de llegada. Su propia intensidad. Sin embargo, no es reconocida en la sociedad. No es valiosa. No genera plata. No es un bien transable.
De vuelta Byung – Chul Han: la inactividad es una forma de esplendor de la existencia humana. Tan necesaria como la actividad. Las dos caras de la existencia. Un tesoro a descubrir, a pulir, a desear. A conquistar.
Y atención. La inactividad no es el tiempo libre tal como lo conocemos: el tiempo de descanso para volver a la actividad productiva.
La inactividad es el esplendor de la vida. No produce nada. Y es muy necesaria para producir un tiempo verdaderamente libre. ¿Cómo nos sentimos cuando simplemente somos? ¿Con qué nos encontramos? ¿Cómo nos sentimos en ese estado? ¿Cómo nos llevamos con lo que no conocemos todavía?
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La verdadera vida comienza cuando pasamos de la mera supervivencia a la pura vida.
A aprender de verdad la inactividad como un estado de encuentro conmigo mismo y con el otro. Un estado vital de paz y vitalidad.
Un mundo totalmente nuevo. Un paradigma a conquistar.
*Coach ontológico
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Fotografía: Perfil