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Julio Corcuera: “Si un grupo criminal controla un territorio, el candidato va a tener que negociar”

por RedaccionA julio 9, 2025
julio 9, 2025
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Por: Nelly Luna Amancio. 09/07/2025

El abogado y autor del libro “Extorsión: el negocio del miedo”, Julio Corcuera, subraya cómo el crimen organizado ha adoptado la tecnología y la propaganda para generar miedo y control. Organizaciones como Los Pulpos utilizan TikTok con decenas de cuentas y miles de seguidores, para vender saludos, exhibir sus símbolos y reclutar nuevos miembros. Corcuera advierte que, en los territorios controlados por estas mafias, existe una gobernanza criminal y alerta que, de cara a las elecciones de 2026, cualquier candidato que quiera hacer campaña en estas zonas geográficas va a tener que negociar.


Solo en lo que va del año, entre enero y mayo de 2025, en todo el Perú se han registrado 11.475 denuncias por extorsión, según datos de la misma policía. Las denuncias por este delito se quintuplicaron desde el 2021: Pasaron de 4.510 casos a 22.835 en 2024. Y todo indica que este año estas cifras continuarán escalando. Sobre este negocio criminal hablaremos hoy con el abogado Julio Corcuera, autor del libro “Extorsión, el negocio del miedo”, publicado con la Cámara de Comercio de Lima, y que analiza cómo el miedo se ha transformado en una moneda de cambio y en una herramienta de control.

Corcuera ha sido viceministro de Seguridad Pública en el Ministerio del Interior del Perú y excoordinador del Programa Global de Ciberdelito para Perú y Ecuador en la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (Unodc). Es autor de diversas publicaciones sobre violencia, crimen y narcotráfico, en Perú, España y México. Ha sido docente de Crimen Organizado en la Escuela de Posgrado de la Policía Nacional del Perú, y actualmente es docente en la Universidad de Lima. 

Puede ver la entrevista completa en nuestro canal de Youtube.

En el libro sostiene que la extorsión es la pandemia de la pospandemia y que una de las causas por las que la extorsión avanza en el Perú es porque las autoridades no han logrado enfrentar con una estrategia eficaz las formas innovadoras del crimen organizado. ¿Hay estrategia desde el Estado? Porque claramente las declaratorias de estados de emergencia no lo son.

Creo que en el espectro político y en el discurso público hay una dimensión que no empata con la realidad. Voy a dar un ejemplo concreto. Con la estrategia denominada “Amanecer Seguro” [que implica mayor desplazamiento policial entre las 04:00 a.m. y las 8:00 a.m.] uno podría preguntarse cuántos actores criminales están delinquiendo en la calle entre 6:00 a.m. y 7 a.m., porque la incidencia delictiva se da en ciertas horas de la noche, los viernes y sábado; entonces, no hace sentido.

Luego, en algunas de esas estrategias llenamos de policías y militares toda una calle, pero eso no evita que llegue un mensaje extorsivo al WhatsApp de cualquier ciudadano. Entonces, hay una relación entre la dinámica del crimen y la propuesta de acción estatal que no está dialogando. De pronto poner policías o militares en la calle ayuda a reducir el robo de celulares, pero no hace nada contra el crimen organizado de la extorsión u otras modalidades. 

¿Y por qué cree que se siguen declarando estados de emergencia cuando la extorsión es una amenaza digital que te puede enviar alguien desde un penal o desde cualquier otro lugar, por más decenas de militares que haya en las calles? ¿No la ve el Estado o no entienden el fenómeno criminal?

Es difícil responder. No hemos hecho entrevistas a los actores políticos de este momento, pero lo que sí podemos ver con claridad es las dinámicas del discurso público y se nota que, por ejemplo, en la propuesta de los diferentes candidatos está la idea de poner policías en la calle y bueno, vuelvo a decir, esto puede ser útil para evitar el robo, pero no para la extorsión y el crimen organizado.

Pero acá hay una variable que quisiera definir respecto de la dinámica de la actividad extorsiva. Hay varias organizaciones criminales como Los Injertos del Norte, La Jauría, Los Malditos de Bayóvar, Barrio King, Los Chapus de Oquendo, Los Pulpos, por citar algunos nombres, que se dedican a la extorsión. Pero además de estas organizaciones criminales existen pequeños actores criminales que buscan extorsionar usando la vía telefónica y que, incluso, toman el nombre de las otras bandas más grandes. 

Son más oportunistas.

Exacto. Usted puede ver en eso diferentes tipos, va a encontrar personas que no son parte de la carrera criminal, que nunca estuvieron en un penal por ningún tipo de delito, pero se aventuran a llamar y decirte “soy fulano de tal miembro de tal organización”. Ahí está el caso de un joven que decía “soy el monstruo [Erick Moreno, líder de una banda criminal] y me tienes que dar 6000 soles”. Y ese joven no tenía nada que ver ni con los Injertos del Norte, ni con el monstruo, ni con ninguna otra organización. 

Las organizaciones criminales dedicadas a la extorsión buscan espectacularidad del crimen.

Llaman aleatoriamente solo para ver si alguien cae. 

Exacto, a esa modalidad la policía la llama “escopetazo” y en el libro lo hemos definido como extorsión a pequeña escala. Es decir, es una persona que no forma parte de la cadena delictiva, pero dado que la extorsión, a diferencia del robo de celular o el hurto, puede hacerse desde el anonimato, lo que hacen es tomar una computadora o un celular o conjunto de chips y mandar 100 mensajes, alguno caerá. Me decía un ciudadano de Ica que a él lo estaba extorsionando el monstruo. Y cuando le pregunté que cómo lo sabía me dijo que “porque me ha llegado un mensaje diciendo que soy el monstruo”.

En Perú ha habido extorsión desde hace muchos años, pero antes se focalizaba en algunas ciudades y sectores. Trujillo y Construcción Civil, por ejemplo, pero las formas de violencia actualmente son diferentes. ¿Cree que la pandemia fue un parteaguas de este nuevo modelo criminal y que está asociado al ingreso del tren de Aragua en Latinoamérica?

En la postpandemia sí ha habido manifestaciones criminales que han aumentado. Concretamente, los crímenes relacionados a robos de combazo en las tiendas de retail, eso ha aumentado claramente en el mundo entero. Otro elemento es que [el crimen organizado] también ha aumentado en países que nunca nadie iba a discutir la calidad de la seguridad de vida o el estado de bienestar que tienen, como Suecia, Dinamarca, Noruega. Su problema no es comparable al nuestro, es menor, pero ellos nunca siquiera imaginaban esto, han tenido casos de sicariato. 

En los casos que he dado como ejemplos no está el tren de Aragua de por medio, no está necesariamente una circunstancia de una desigualdad profunda como la que hay en América latina, por lo que podemos pensar en otro tipo de variables. Las variables que se discuten allá están vinculadas a migración y asuntos parecidos, pero ese es otro debate. 

En el Perú la extorsión tiene larga data, pero como un fenómeno de control territorial y extensivo, como una metástasis. En el norte del país se concibe alrededor del año 2002 o 2003. Por el año 2004 en Trujillo ya había, concretamente, en El Porvenir, La Esperanza y Florencia de Mora un control territorial dividido por organizaciones que colaboraban y rivalizaban entre ellas. Aquí ha pasado lo mismo que pasó con en el terrorismo: mientras estaba fuera de Lima, era algo que no nos preocupaba. Y ahora nos preocupa porque está en el perímetro de toda la Lima Metropolitana. Pero recuerdo con mucha claridad que en 2017 y 2018, en Villa María del Triunfo, ya había mototaxis que tenían stickers y pagaban cupos. 

El mercado de armas ha proliferado y ha hecho que la capacidad de un actor criminal sea más letal 

Pero los niveles de violencia han aumentado.

Los niveles de violencia han cambiado, en el mundo entero también. Aquí hay que ser específico, hay un problema grande de violencia que ha crecido y tenemos que preocuparnos. Antes había la figura del cogotero, pero esa figura está pasando al olvido. También había el “manos de seda”, que te robaba en el transporte público.  Hoy en día esa dinámica ha cambiado y más bien lo que encuentras es que cualquier chico quiere robar a otro con un arma. El mercado de armas ha proliferado y ha hecho que la capacidad de un actor criminal sea más letal y por tanto más peligrosa. Hay un mayor número de muertes también. 

Pero, ¿por qué cambia eso? ¿Está asociado al ingreso de organizaciones con vocación más transfronteriza? Porque ahora hay zonas son disputas por el control territorial entre bandas asociadas al Tren de Aragua y mafias locales.

Yo no soy de quienes consideran que este sea un problema cuyo único factor sea el Tren de Aragua. El dominio de Los Pulpos, de La Jauría, de Los Clavos, de Barrio King o de Los Chapus de Oquendo es de por lo menos 15 años antes que el Tren de Aragua llegue a Perú. Entonces, no hay una correlación directa y además hay otra variable. Para responder concretamente al tema de las armas. 

En el año 2020, en plena pandemia, con unos colegas de la UPC (Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas) publicamos el libro Oscura globalización, donde analizamos las cosas positivas de la globalización, pero la globalización también ha traído redes criminales. Cuando se desarticula la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) entran en circulación muchas de las armas que fueron compradas para llenar arsenales en un posible escenario de guerra mundial. Estas pasaron a ser vendidas en los mercados ilegales.

BUSCADO. El ministerio del Interior aumentó la recompensa para Erick Luis Moreno Hernández, conocido como El Monstruo, de S/ 100.000 a S/ 500.000.
Imagen: Mininter

Pero la facilidad en el acceso de armamentos ahora es más grande.

Hoy sí, hoy es mucho más fácil, al punto que hoy día en el mercado ilegal de la dark web los puedes comprar.

En el libro también identifica que las redes criminales usan Tik Tok, y cita el caso de Los Pulpos, que tiene hasta 30 cuentas en las que se atreven incluso a vender productos con sus símbolos. 

En TikTok hay 30, pero hay otras más y otras más con mayor número de cuentas. Hay una relación entre arte, violencia y cultura. El actor criminal no es ajeno a lo que pasa en la sociedad, ellos usan Facebook, usan Instagram, usan TikTok y empiezan a reproducir imágenes ahí. No es que los cabecillas de estas organizaciones se dediquen a usarlas necesariamente, aunque podría darse. El monstruo, usa el TikTok, incluso para amenazar a los policías y enviar mensajes. 

En este entorno [estos grupos criminales] empiezan empiezan a ofrecer saludos a 100 soles, 200 soles, por ejemplo. Si es el cumpleaños de alguien y alguien puede tener interés en mandar un saludo a su amigo, a su conocido, paga y se le manda un saludo. ¿A quién se le ocurre poner eso? Hay 30 cuentas y un sin número de videos e interacciones. Una de esas cuentas tiene 13.000 seguidores, hay muchas empresas en el Perú que no tienen ese número de seguidores. Y usted puede ver los mensajes de personas diciéndoles, “Quiero trabajar, quiero conocerlos, quiero enrolarme”. El mundo virtual tiene un reflejo de la realidad.

El 23 de diciembre del 2024, en Trujillo, esta organización [Los Pulpos] hace una chocolatada, pone su logo gigante y un castillo de fuegos artificiales. Y lo hace a seis cuadras de la comisaría. Todo el entorno de la comunidad va, padres e hijos acuden a participar de esa actividad comunitaria sin ningún tipo de, digamos, recato.

¿Cuánto de esto es propaganda criminal? Porque eso pasa un poco en México, donde hay cierta espectacularización de la criminalidad, los narcos graban videos, utilizan las redes para amedrentar, tienen asesinatos masivos para exponer a sus víctimas y generar miedo y terror. ¿Es solo propaganda o estas organizaciones están llenando vacíos de poder? Porque si es que están organizando eventos sociales o siendo la autoridad dentro de un territorio, han desplazado por completo el Estado. 

El grupo de investigación contra el crimen transnacional organizado (GI-TOC) tiene una categoría conceptual que me parece valiosa para entender ciertos fenómenos. Ellos le llaman a esta situación el estado de bienestar criminal. Por ejemplo, cuando empieza la pandemia resulta que quienes ayudaban a que la gente respete la cuarentena eran los líderes de las organizaciones del Comando Vermelho, en Brasil, Los Maras en El Salvador o el cartel de Sinaloa en México, que daba víveres para que la gente no salga en la calle en su jurisdicción.

Hay que entender que también hay ciertas dinámicas sociales y criminales que han cambiado. Si usted ve, tomando el caso de México, durante el tiempo que estuvo el cártel de Guadalajara liderado por Miguel Ángel Félix Gallardo, la lógica era tener un perfil bajo. Cuando viene el cambio y llega el gobierno de Felipe Calderón, del PAN, y se anuncia la guerra contra las drogas, pasa que el Cártel del Golfo contrata al grupo de Fuerzas Especiales y aparecen los Zetas, que eran comandos entrenados. Ellos traen a la guerra contra las drogas una variante que es la operación psicológica. Cuando un delincuente mata a una persona busca esconder el cadáver para que no lo atrapen. ¿Pero qué pasa cuando alguien mata y muestra el cuerpo descuartizado a los demás?. Eso es: oye, tenme miedo. Eso lo traen los Zetas. 

Y aquí sí quiero rescatar algo que tiene que ver con el tema peruano. Siempre buscamos en la variable que cuál fue el impacto negativo del Tren de Aragua. Yo no creo que la extorsión haya venido con el Tren de Aragua, pero lo que sí trajo el Tren de Aragua es un crimen más violento. Eso sí ha sido un diferencial. Recuerde usted el joven que descuartizaron en San Martín de Porres, que lo grabaron en un video y lo dejaron envuelto con las toallas sin ningún ánimo de esconderlo.

Yo no creo que la extorsión haya venido con el Tren de Aragua, pero lo que sí trajo es un crimen más violento.

A las mujeres trans también que trabajaban en Lince también las asesinaban y grababan. 

Eso sí, el crimen peruano, comparado con el del resto de la región, era un crimen menos violento. En algunas organizaciones criminales del norte, por ejemplo, han secuestrado a personas y les han cortado los dedos. Hay una especie de crimen mainstream. 

Que es propaganda para ellos.

Sí, pero yo no creo que ellos lo reflexionen, simplemente es una especie de rivalidad. Y aquí, no hay que perder de vista una cosa, el negocio es el miedo. Si yo logro inocular el miedo, tú me vas a pagar. 

Una de las formas en las que la extorsión avanza es con el control territorial. ¿Pero qué pasa si no es solo el miedo sino de una búsqueda de legitimidad? En algunas zonas del Perú, por ejemplo, la minería ilegal impulsa obras en zonas amazónicas. ¿Qué tan lejos estamos de pasar del miedo a que estas organizaciones criminales empiecen a legitimarse como forma de poder y de seguridad en territorios donde el Estado parece haber claudicado?.

Lo que dices tiene una correlación cuando se trata de organizaciones criminales, no del [extorsionador] aventurero. La organización criminal sí basa su capacidad en el dominio territorial de su zona. Entonces, lo que ha pasado y usted puede verlo en el último capítulo del libro, ¿qué pasa si vamos a un distrito que está controlado por el crimen y yo quiero hacer campaña? Ahí tengo que dialogar con ellos. Independientemente de quién sea el candidato, de qué partido sea, algún nivel de diálogo va a tener.

Hay que entender que la dinámica de la extorsión es distinta a la de los secuestros.

La cogobernanza criminal. 

Exacto, va a tener que tener esto, que se llama en términos académicos, una especie de gobernanza criminal. Si una organización criminal controla un espacio geográfico y hay un candidato que quiere hacer campaña en ese espacio geográfico, tiene que entrar algún proceso de diálogo o negociación.

O sea, ¿es imposible en este momento, por ejemplo, que en La Libertad un candidato postule de manera aislada a los grupos criminales que operan en ese territorio?

No en La Libertad, propiamente, sino en los lugares [más específicos] donde estas organizaciones criminales operan, porque no es que toda la región esté [controlada].

Lima y La Libertad concentran el 60% de las denuncias de extorsión.

Aquí hay un dato muy interesante para tener en cuenta. Naciones Unidas emite un informe el 2015 que se llama Seguridad ciudadana con rostro humano. Toma un dato prestado de la Organización Mundial de Salud, que señala que si en un determinado indicador de salud hay 10 personas por 100.000 habitantes, estamos en epidemia. Por 10 homicidios por cada 100.000 habitantes hay epidemia de homicidios. Entonces, si tomamos 10 extorsiones y comparamos, tendríamos una especie de crisis epidémica de extorsión. El Perú tiene 65 homicidios por 100.000 habitantes, Lima Metropolitana tiene 78 por 100.000 habitantes, La Libertad tiene 241 por 100.000 habitantes. 

¿Por qué la estrategia policial no va detrás del dinero? Se podrían hacer análisis de inteligencia más robustos si se ven a fondo las transferencias digitales de dinero. ¿Por qué la respuesta del gobierno es enviar más militares a las calles? 

La respuesta, como una figurita repetida del álbum, es el Estado de Emergencia. Si siempre recurrimos a un régimen de excepción, entonces ya no es excepción, pues. Yo considero que en la policía peruana hay elementos, en términos de inteligencia, que son positivos, buenos y competentes. Yo he aprendido mucho de varios de ellos, los he entrevistado y puedo dar fe de que hay una serie de personas con mucha calidad profesional en las cosas que hacen. Pero es difícil trabajar si no se cuenta con equipamiento en software y demás que no necesariamente tenemos. Hay comisarías en el Perú que, por ejemplo, no tienen agua potable. O que no tienen luz o que tienen forados o que simplemente no le pertenecen a la policía. Es decir, están como prestadas. Estamos hablando de cosas básicas. Imagínese cuando hablamos de software. Es necesario dar recursos para la investigación. 

Hemos publicado reportajes sobre el tema, pero hay dos cosas que están asociadas a esta precariedad, uno es la alta rotación de funcionarios en el Ministerio del Interior y lo segundo es el nivel de penetración de las bandas criminales en la policía. 

El sistema de justicia, digamos, tiene una serie de aristas. Si usted me dijera que es un problema que solo se concentra acá y todo lo otro es impecable, entonces gozaría de más sentido. Pero independientemente del color político que se mire, va a encontrar observaciones, señalamientos en diferentes sectores, porque ese tipo de problemas son problemas que son más bien transversales.

La campaña electoral en el Perú se definirá en un contexto de escalamiento de la violencia criminal. ¿Qué deberían estar preparando los candidatos? Porque muchos, solo plantean replicar el modelo Bukele.

Hay dos cosas que son importantes. La primera es comprender los diversos fenómenos que están existiendo y verlos en su real dimensión. Pensar que el Perú está invadido por 400 organizaciones criminales, como escuché por ahí, eso no es cierto, en verdad es un despropósito pensar algo así. El crimen ha crecido, sí, pero no es solo por las organizaciones criminales. Hay otra variable.

Hay que entender que la dinámica de la extorsión es distinta a la de los secuestros, es distinta al robo de celular y más. Y la otra variable es que cuando se compara este tipo de relaciones con gobiernos como el de Bukele, cabe suponer que uno conoce bien cuál es la experiencia de Bukele. Digo, conoce más allá del titular. 

¿Cree que estamos en un momento de quiebre para la seguridad en el país? 

Yo creo dos cosas objetivas: el Perú tiene un problema serio. El segundo es que el problema ha venido creciendo. Pero en comparación de América Latina es menos grave que lo que ha tenido Ecuador, por ejemplo, que lo que tiene Brasil. Eso no es ningún consuelo, sino que podemos ver en los vecinos un espejo negativo de lo que no queremos. 

En la triple frontera peruana con Colombia y Brasil, las bandas peruanas de narcotraficantes han sido desplazadas por el Comando Vermelho, y en otras zonas ocurre lo mismo, donde grupos pequeños pierden territorio frente a organizaciones de carácter más multinacional. ¿Cree que otras bandas locales terminen también siendo desplazadas en estas disputas por el control territorial en el caso de la extorsión?

Yo creo que eso es sobre todo en las fronteras. Sobre la presencia del crimen organizado, como el Comando Vermelho, el PCC, Los Choneros, Los Lobos y otros, más bien lo que creo es que en algunas zonas ha habido procesos de cooperación. Para hablar del Tren de Aragua, en zonas como Callao, Trujillo, Lambayeque, no ha habido enfrentamiento, más bien ha habido adaptación, es decir, han participado a través de una subcontratación de sicarios o se les ha reducido a que se dediquen a temas relacionados con trata de personas y a la explotación de migrantes. Si usted ve, por ejemplo, el caso de Los Injertos del Norte y el apoyo que tiene del Primer Comando Capital (PCC de Brasil) es claro, los medios de comunicación brasileños los llaman Los Pececitos a estos grupos peruanos. Lo que yo creo es que hay mucha colaboración entre las organizaciones criminales, se apoyan para buscar a personas que son enemigos de ellos aquí y viceversa.

El caso de Pataz, por ejemplo. Hace un par de semanas publicamos una investigación que titulamos como “La diplomacia del crimen”, donde se habla de cómo en esta localidad colaboran entre diferentes organizaciones criminales. Todo esto implica cambiar la idea de que siempre hay disputas territoriales, cuando más bien a los delincuentes les conviene la paz.

El nombre técnico es paz mafiosa. En 1930 Lucky Luciano junta a las cinco familias de la mafia, y les plantean que el negocio es hacer dinero y no matar, y plantea dividir el mercado. Al dividir se encuentra que el crimen organizado puede organizarse, dividirse y encontrar ganancias ilícitas en un contexto de paz. Eso tiene que ver con la gobernanza criminal y con el estado de bienestar mafioso. 

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Fotografía: Ojo publico

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