Por: Manuel Ligero. 12/02/2023
«Esta no es la historia de un asesino en serie. Es la historia de una sociedad asesina», dice el director iraní Ali Abbasi sobre su última película.
¿A quién le importan las víctimas en una película policiaca? Las víctimas, normalmente, se convierten en meros instrumentos al servicio de la trama. Son detonantes de una intriga. Su perfil humano suele desaparecer para dejar paso al toma y daca entre investigador y sospechoso. No ocurre así en Holy Spider.
Ali Abbasi, director iraní afincado en Dinamarca, se basa en hechos reales para contar la historia de un creyente devoto que asesina prostitutas en Mashhad, ciudad santa chií situada al este de Irán. Pero no quería hacer un thriller al uso. Así lo explicó en Cannes, donde presentó la película: «Esta no es la historia de un asesino en serie. Es la historia de una sociedad asesina».
Antes, Abbasi había obtenido merecido renombre con una parábola sobre la identidad (racial y de género) titulada Border (2018). Se trataba de un inquietante estudio en torno a la soledad de un ser (podría decirse humano, aunque no de nuestra especie) que no encaja en la sociedad: una trol. La sensación que se desprende a veces de los crímenes machistas se parece bastante a esto: es como si las mujeres (y no digamos ya las prostitutas) no pertenecieran al género humano. Como ocurre normalmente en el cine, estas víctimas pasan a un segundo plano. Y ahí es donde pone el foco Abbasi.
Para ello se dota de una serie de principios éticos que contradicen la técnica enunciada en su día por Hitchcock: «Que una escena de amor parezca un asesinato y que un asesinato parezca una escena de amor». Abbasi abandona estos juegos estéticos y muestra la violencia tal y como es, con una crudeza y un realismo insoportables. Chabrol también era partidario de esta manera de trabajar: no se debe rodar un crimen a cámara lenta, no se debe estetizar un asesinato, decía.
Un acto de rebelión
La sordidez y la explicitud utilizadas por Abbasi son un acto de rebelión contra el cine oficial de Irán. Es una forma de decir: las drogas y la prostitución existen, y estas mujeres también merecen su consideración como seres humanos. Y tan duras son las escenas violentas como las que retratan a una sociedad que no sólo se muestra impasible ante el dolor sino que incluso aplaude al asesino por «limpiar las calles de vicio».
Como ha demostrado la reciente muerte de Mahsa Amini cuando estaba bajo custodia de la policía de la moral, la violencia patriarcal no alcanza sólo (sin que eso le reste un ápice de vileza) a las mujeres que viven en la marginalidad. Zar Amir- Ebrahimi interpreta en Holy Spider a una periodista que investiga los crímenes y que llega a ser acosada sexualmente por la policía. En la vida real, Ebrahimi recibió el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes, tras lo cual se hizo acreedora de unas 200 amenazas de muerte.
‘Holy Spider’ se estrena en cines el viernes 13 de enero.
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Fotografía: La marea