Por: Carabina 30-30. 25/07/2016
HISTORIA DEL MAGISTERIO I: EL CHARRISMO 1940 – 1989
El charrismo histórico
Este es un largo periodo histórico de casi 50 años. Lo dividiremos en dos sub fases, en la que el elemento común o de continuidad es la dominación charra. Enumeraremos esquemáticamente algunas de las principales características de cada sub fase.
1940-1960
Años de prosperidad
Durante los años 1940-1960, la dominación burguesa sobre la clase trabajadora tuvo una clara base material: el proletariado recibió una tajada significativa de la prosperidad económica habida durante el llamado “milagro económico”, en el que el PIB subió a tasas de hasta un 6% anual. Los trabajadores conquistaron contratos colectivos de trabajo llenos de beneficios económicos y sus salarios crecieron. Muchos de ellos obtuvieron estabilidad laboral. En estos años se crea el IMSS y el ISSSTE con una amplia cobertura médica, pensiones, jubilaciones, espléndidos centros vacacionales y otras prestaciones.
Dictadura del PRI al desnudo
En estos años (entre 1940-1978, aproximadamente), el régimen del PRI actuaba descaradamente como una dictadura. Prácticamente todas las marchas eran reprimidas y gaseadas por la policía. Frecuentemente se usaba al Ejército contra los movimientos. La institución castrense a cada rato ocupaba universidades o escuelas normales. Los militantes o activistas de estos años, muchos de ellos, pasaron temporadas en las cárceles. Hacer pintas estaba en los hechos prohibido. Las reuniones políticas, aun en casas, eran disueltas por la policía y sus miembros encarcelados. El movimiento ferrocarrilero de 1958 concluyó con 10,000 (sí, diez mil) obreros en la cárcel, empezando por su líder, Demetrio Vallejo, que pasó muchos años preso.
Todos los gobernadores eran impuestos por el presidente, lo mismo que el 90% de los legisladores. Los gobernadores imponían a todos los presidentes municipales. Los partidos registrados distintos al PRI –PAN, PPS, PARM- no tenían ninguna oportunidad de ganar una gobernación ni una modesta alcaldía.
Charrismo empistolado
“La característica principal del charrismo de antes era el pistolerismo”, según el maestro Rubelio Fernández, protagonista del movimiento magisterial de esos años. La burocracia sindical de la época era cavernaria y violenta. Por ejemplo, asesinó a 70 maestros oaxaqueños sólo de 1979 a 1989.
“Ahora ellos [los charros] están asesinando de manera selectiva”, le dijo a Luis Hernández en 1991. “En aquel entonces [1950-1989} nos golpeaban. Iban por nosotros a las escuelas, entraban y nos golpeaban. […] En otros casos acuchillaban a nuestros compañeros. Había pistoleros famosos como la Bruja, el Mago y otros.” “Algunos de nosotros duramos muchísimo tiempo cesados.” (Tomado del libro “De las aulas a las calles”, pág. 39)
El movimiento magisterial fue sólo seccional
La principal movilización en estos años ocurrió en la numerosa sección 9 del DF y fue organizada por el MRM –Movimiento Revolucionario del Magisterio-, encabezado por Othón Salazar, del Partido Comunista, un caudillo autoritario que después metió al MRM a un frente electoral de este partido.
Modestas reivindicaciones económicas
Sus demandas eran muy modestas, mínimas: “servicio médico extensivo a los familiares del maestro, con pago íntegro de medicinas.” Escalafón que considere la antigüedad y méritos; elección democrática de las comisiones de escalafón. Pasajes.
La vanguardia era el movimiento obrero industrial
El movimiento obrero fue la vanguardia de la lucha popular y magisterial en estos años. Se firmó un Pacto de solidaridad mutua entre maestros y ferrocarrileros. Fueron tiempos de la revolución cubana, cuando iluminó de esperanza a toda la población oprimida de América latina. El movimiento en la sección 9 tuvo un gran apoyo de padres de familia.
Decíamos que podemos distinguir en este largo periodo una segunda subfase en la que el elemento de continuidad es el viejo charrismo pero en el que aparecen nuevas características:
1961-1989
Los maestros se empobrecen
La bonanza económica se fue acabando para los maestros, al parecer antes que para otros sectores de trabajadores. Los docentes fueron cayendo en pobreza. Su salario se fue reduciendo bruscamente y sus prestaciones eran raquíticas. En el Manifiesto de 1958 del MRM, dice que de acuerdo con cifras oficiales, en julio de 1956 ganaban el 14 por ciento menos que en 1939, en tanto que en 1958 la diferencia es más del 35 por ciento. (Carlos Monsiváis, “De las aulas a las calles”).
De la apariencia y vestimenta de los maestros de esos años dijo despectivamente el perfumado Jaime Torres Bodet, secretario de la SEP de la época: “Nunca me habían rodeado tantas chamarras sucias, tantas camisas huérfanas de corbata.“ Ocurrió una “pérdida de dignidad de la profesión magisterial, los maestros eran seres a “mitad de camino entre la profesión y el desempleo”, según Monsiváis.
De allí que, como veremos, 100 por ciento de aumento salarial fue la gran demanda en 1989.
En 1989, poco antes de que estallara el gran movimiento magisterial de ese año, Paco Ignacio Taibo II acudió a la Escuela República de Camerún, asentada en un barrio popular de la capital del país. Entrevistó a 13 profesores de entre 22 y 35 años. La magisterial era “la profesión más castigada económicamente que hoy se practica en México”, constató el escritor.
La maestra Magdalena dijo: “A las maestras siempre nos han tenido marginadas por mujeres, nos pagan salarios de hambre, como a las costureras o a las empleadas (domésticas).”
Un profesor vivía gracias a un doble empleo. Tenía tienda en la casa y daba clases particulares los sábados. También hacía instalaciones eléctricas.
Rosa es madre de tres hijos adolescentes. Sólo les da para pasajes y ellos venden galletas para completar los gastos.
Mario tenía doble turno. Lourdes, también, y una tiendita.
Devengaban un “salario miserable”, según este escritor. “Se han tenido que refugiar en el pluriempleo para sobrevivir.” El sueldo estaba “ligeramente encima del salario mínimo del obrero no calificado y sin la posibilidad de aumentarlo con horas extra dentro del centro de trabajo.”
“No tenemos vehículos”, le dijo Sergio. Se levantaba a las cinco de la mañana.
“La demanda del 100% de aumento salarial está en el corazón del profundo cambio político que se ha producido en el magisterio”, concluyó el cronista.
“Una de las maestras dice que el aumento salarial es lo único que importa: “no queremos revoluciones ni cambios. Queremos un aumento salarial”, pero las demás la contradicen.” (No olvidemos a esta maestra que, lamentablemente, como veremos, fue representativa de la mayoría de docentes en los años siguientes).
“El movimiento no es sólo el 100%, quizá algunos compañeros sólo quieran eso pero muchos queremos algo más –dice Sergio-. El movimiento no es sólo por 100%. Uno de los objetivos es sacar a los charros de Vanguardia del sindicato. Hay que buscar democracia sindical, si no, el 100 % en poco tiempo se pierde porque el sindicato no es nuestro.”
Los menores se reconocían “hijos de la clase baja” y percibían que sus pretensiones de sumarse a la clase media eran “inalcanzables”.
La proletarización del trabajo docente alcanzaba igualmente a los directivos:
“El director de la escuela interviene en la conversación: “el aumento es necesario, obligatorio, yo estoy con mis maestros.” Percibía menos de 20% más que los maestros y contaba 34 años de servicio.
Charros al servicio del PRI
El SNTE, en el que se carecía de toda transparencia y de vergüenza, contaba con un ejército de profesionales y de zánganos con los que dominaba el sindicato y a los que ponía a hacer campaña electoral a favor del PRI, de sus gobernadores, legisladores, etcétera. El SNTE era sin duda uno de los principales soportes del régimen dictatorial.
Un movimiento de alcance semi nacional
El punto más alto del movimiento magisterial en este sub-periodo fue en 1989 (y hasta la fecha no ha habido algo igual). Comenzó el 15 de febrero. El 7 de marzo hubo 300 mil maestros movilizados de Valle de México, Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero.
El 13 de abril, mediante acuerdos entre la SEP-SNTE, se otorgó un aumento de 10%. Y una cifra en compensaciones mensuales y en material pedagógico. El titular de la SEP era el camaleónico Manuel Bartlett (hoy en Morena). Este incremento no detuvo el movimiento. Más bien lo aceleró.
El 17 de abril “más de medio millón de profesores aceptan el llamado de la CNTE y se lanzan al paro en todo el país y al paro indefinido en la Ciudad de México.” En contra estuvieron la Iglesia y los empresarios.
El 23 abril, cayó Jonguitud Barrios, líder charro y dueño de Vanguardia Revolucionaria.
El 24 de abril hubo un enorme mitin en el Zócalo.
Elba Ester Gordillo, nueva dirigente del SNTE, haciendo alarde de su oportunismo sin límites, pide un incremento salarial “que beneficie en forma real”.
El 25 de abril el gobierno anunció 25% de aumento. Los maestros democráticos dirigen la sección IX, y las de Chiapas y Oaxaca…
El 20 de junio, el 98% de las 579 asambleas delegacionales en la sección IX son ganadas por los democráticos.
El movimiento, como dijimos, fue semi-nacional, nunca nacional. Estaba firmemente anclado en seis estados, según Rubelio Fernández y, de acuerdo con la asamblea de la CNTE previa a la caída de Jonguitud, en su punto más alto existía, con desigualdades en 18 estados del país.
La conquista más importante fue la CNTE
Surgió la CNTE en 1979 como una tendencia sindical clasista y hasta socialista nacional con el objetivo de democratizar al SNTE y de convertirlo en una herramienta de lucha. La CNTE emuló al movimiento obrero de la época, especialmente a la poderosa Tendencia Democrática surgida en el SUTERM (trabajadores electricistas), que pretendía democratizar a ese sindicato.
A diferencia del caudillismo que imperó en el movimiento en la sub fase previa, el lema y la práctica fue: son las bases las que deciden.
Gran apoyo de padres y madres
“Los padres de familia no sólo apoyaron de voz a los profes. Hubo escuelas que ellos mismos cerraron para manifestar su decisión.”
Débil vínculo entre maestros y sindicatos obreros
“En el momento actual no se ha dado ningún frente sólido de alianza obrero-magisterial”, constató en 1991 el profesor Rubelio. Era cierto. El movimiento obrero industrial había caído en depresión desde 1983 (a la fecha, no se recupera). Este hecho, el que la CNTE actúe sin la vanguardia o la influencia de la clase trabajadora va a marcar sus métodos, no siempre obreros.
Fuente: http://www.30-30.com.mx/historia-del-magisterio-i-el-charrismo-1940-1989/
Fotografía: carabina30-30