Por: Felipe Cuevas Méndez. 09/10/2023
El crimen de Estado contra los normalistas de Ayotzinapa permanece sin avances de fondo, pues enfrenta la defensa del Estado por el Estado. Tras el discurso oficial se despejó una posición de poder inconmovible, objetivamente de compromiso con el peñismo y las élites militares en la autoprotección del sistema estatal. El gobierno de AMLO desvanece su promesa y con eso exhibe el límite de su propuesta social de justicia ante lo que constituye un crimen de Estado.
Para este caso, el gobierno presenta una verdad limitada a las conveniencias del poder, coyunturalmente de alineación preelectoral para consensuar con las clases dominantes. Se ostenta otra versión de los hechos con la misma prerrogativa del sistema estatal mexicano, la cual sostiene que podrá haber culpables, que el Estado quizá sí, pero no, porque como centro del poder político debe purificarse por la razón que otorga su investidura.
El liderazgo de AMLO cumple sus efectos al amortiguar el golpe, no hay traiciones ni escándalos, simplemente es la asunción consecuente del poder político que quiere definirse en el centro y por encima de las clases sociales. La promesa fue siempre clara, ante los de abajo eran castigos limitados para las fichas desechables del aparato municipal, policiaco y militar, arriba la invulnerabilidad sistémica.
Acorde con el caso, al normalismo rural en general, se le mantuvo en la línea de la contención y la formación marginal. En general sufre una política de aletargo en sus recursos, en sus procesos formativos, en las postergaciones como el de la Normal de El Mexe que no termina de abrir su sistema de internado sujeta a juegos y dobleces.
La propia propuesta y gran reforma de las reformas educativas, conocida como la Nueva Escuela Mexicana que se profesa como cosa de inspirar y realizar, se empantana y colude con lo rancio del aparataje de la Secretaría de Educación Pública, en un amasijo burocrático y de recargas laborales que han sabido comprometer a muchos sectores deseosos de concretar procesos de “revolución educativa”. Todo esto entre intenciones de crear una versión de la Escuela Activa acomodada a un sentido de comunidad sin confrontar política, social, económica y estatalmente las realidades del capitalismo salvo algunas de sus consecuencias y daños colaterales hipotéticamente modificables. La SEP es ese monstruo que actúa como tentáculo del aparato estatal, cuando le vemos desaforada por el control es que así se ha decidido más arriba y sus instrumentos actúan en consonancia para que en el cambio nada se altere.
Con la NEM pasamos del enciclopedismo al proyectismo omitiendo la dialéctica y dinámica internas del proceso de aprendizaje en aras de un contexto social de laboratorio, light, domesticado y de la docencia sojuzgada, encasillada como siempre a encontrar el modo, aceptar y ejecutar. Pero nada está cantado, de pronto los enjuagues políticos están desdibujando sus intenciones, paso a paso retoman el escenario: las relaciones de poder en la SEP, el mando vertical, la carga administrativa, las improvisaciones y los criterios únicos que obedecen un lineamiento de arriba hacia abajo. Y como si no fuera suficiente, reanimando la presión de la burocracia, retoma su lugar el ideario de trabajar más sin cobrar por ello en las voces de viejos críticos ahora dedicados a defender la política educativa a ultranza.
Es tan avanzada la asimilación sistémica que algunos intelectuales comprometidos en la reforma educativa intentan salvar distancias, pero llamando a un mayor esfuerzo, aunque se vea que nada está seguro de continuar bajo la virtual victoria electoral de Morena para 2024, porque sexenio nuevo reforma nueva, otras lealtades y otras presiones ya manifiestas de la burguesía y el narcotráfico.
Sucede con las buenas intenciones sin sustentaciones de procesos acompañantes de la libertad, una vez se te genera el compromiso y se te conectan los créditos, cuesta trabajo desdecirse. Se promulgó y argumentó a cierto nivel un argumento basado en grandes personajes de la pedagogía crítica y socialista, se dijo que antes sólo se les utilizaba, y sucede que se transita por el mismo sendero. Desde el poder pretendieron sintetizar lecturas y prácticas pedagógicas revolucionarias, pero sustrayendo su contexto revolucionario y su sentido emancipador contra del capitalismo.
Mas lo concreto es que cuando se hace desde perspectivas aleatorias entre las escuelas pedagógicas del llamado primer mundo, los moldes y las materias primas usadas determinarán un producto específico con un nombre de marketing. El problema del poder político del capitalismo es que lo que toca lo convierte en fetiche desenfocando su sentido y de paso pervirtiendo las intenciones.
Durante este sexenio el Estado Nación mexicano se empeñó en reasentar bases estables para su desarrollo y el del sistema sobre el que sustenta su historia. Con tal impulso de institucionalización golpeó algunas posiciones de la oligarquía financiera y de las castas políticas más reaccionarias, a las cuales lo que les untaron les sigue ardiendo, aunque en perspectiva sea una oxigenación para el sistema y de algún modo también haya significado un golpe de credibilidad asestado desde el seno del pueblo mexicano.
Pese a que el gobierno se identifica con una vertiente popular, dicha identidad no fue suficiente en su envoltura y su contenido para trastocar la naturaleza del Estado, aun cuando defienda su arraigo asegurando cierta continuidad como parte de la política pública. Las negociaciones con las élites continuaron, las maniobras políticas con más razón; porque en el campo político son tan necesarias como inevitables, la cuestión está en los corrimientos hacia el impulso vital del capitalismo que es su economía y hacia sus tendencias más propias que es la derecha.
Ahora pasa que en la tentativa vienen las inconsistencias, porque por lo mismo de sus grandes logros de modernización estatal y política social, una cosa es idealizar el sistema en una época dorada y otra es el hecho histórico de que la inestabilidad defina los nuevos tiempos del capitalismo. La violencia sigue imparable, el narco-poder asienta su presencia, la militarización sigue su curso, los feminicidios no paran, la trata de personas sigue, la máxima explotación permanece intacta, la precarización laboral se ahonda, la crisis de la educación sigue sin atender sus emergencias, los lastres del patriarcado están a todo galope, el salario docente corre detrás de la inflación, la concentración de riquezas como si nada, a la corrupción le salen alas, las instituciones internacionales del imperialismo imponen las pautas en materia de migración, economía o seguridad.
La Nueva Escuela Mexicana reanima la tradición sobre el mito de que la educación reformulada generará nuevas aptitudes pacíficas y humanas para la convivencia, como si la cosa fuese de soplar y hacer botellas. Al situar el trabajo en comunidades sin soportes anticapitalistas, ni propuestas congruentes con las realidades se desacelera y sucumbe a la inercia de relaciones imperantes en la educación, en sus procesos asentados, en las relaciones de poder dentro del entorno escolar-comunitario, en la cultura dominante, en el mundo de relaciones y dificultades de los estudiantes y las familias.
Lo que se atiende institucionalmente en educación se asemeja a otro de los mitos del capitalismo dependiente, como es el caso de la apuesta a la Inversión Extranjera y a los sitios de oportunidad de desarrollo al amparo de la economía imperialista norteamericana. Al establecer el control monopólico general de los procesos educativos, la apuesta en educación es:
- Vender y montar una posición de ruptura a medias con la vieja política educativa neoliberal.
- Enaltecer una proyección “populistamente razonable” y dotada de nobles cualidades humanísticas.
- Direccionar la educación al fomento de relaciones de armonía sacrificando su principal centro de actividad.
- Suprimir las auténticas emergencias dado el nivel educativo en que nos encontramos.
- Fomentar la ruta establecida sin que exista otra resistencia o vía de educación popular alternativa.
- Consentir que las instituciones educativas privadas ahonden la brecha en la preparación para el mercado laboral.
La NEM disputa las reformas neoliberales, pero la cuestión es de resultados, trabajar por proyectos traerá unos resultados no cabe duda, queda por ver si serán los resultados deseados, si se revisarán e interpretarán exhaustivamente esos resultados, si los resultados servirán para mejores proyecciones, y sobre todas las cosas, si los resultados serán una solución a la crisis de la educación en México.
Volviendo a la premisa, así como la apuesta al turismo, la inversión extranjera y la supeditación al mercado internacional no consiguen superar la economía neocolonial, está pendiente si la proyección doctrinaria académica de la SEP funciona en la práctica de la educación básica al nivel de solución que se propone; porque siendo muy atractiva en el discurso, adolece de instrumentos, didáctica efectiva, medios, capacitación, recursos, libertad y objetividad frente a las prioridades educativas.
En la política real, no existe modo de que se analice los alcances de la NEM en el tiempo que dure, porque en los procesos de reformas sólo se destacan sus ejecuciones y poco sus resultados, las propias instancias evaluativas de la SEP no han reportado resultados durante años. En caso de interrumpirse la NEM quedará pendiente dilucidar cuánto pudo lograr o afectar; y de continuar en el siguiente sexenio, tendrá ajustes reformadores según las nuevas coyunturas, sus nuevos administradores y gobernantes.
Dentro de esta batalla los y las docentes somos simples soldados rasos, si se quiere sujetos de prueba. Fácilmente nos cobrarán los fracasos y escasamente sucederá la prometida revalorización del magisterio ante los aciertos por el hecho de aterrizar o maniobrar con nuestra propia acción por encima de los esquemas de la NEM. Ya simplemente la evaluación de sus primeros resultados sucumbió a los mecanismos cuantitativos de la SEP porque ahí tiene una visión preestablecida y un negocio particular.
En sí la proyección política educativa corrió por una autopista, lo que no sucede con la formación docente porque ahí los recursos no fluyen igual, además de que lo poco que hace se basa en el sacrificio del “tiempo de descanso”, las instalaciones de los centros escolares se readecuan lentamente, la creación de plazas indispensables para cubrir el trabajo docente no da visos de ampliarse, la dotación de materiales poco se ve porque se sustituye con lo que las familias y los docentes puedan tener a mano.
En el recuento, aunque promocionó lo contrario, la NEM como política de la SEP representa una recarga de trabajo en indagación, planeación, búsqueda de recursos y trabajo frente a grupo, coerción institucional, recarga administrativa y caos directivo e institucional acarreando más estrés laboral. Encima existen zonas y situaciones de riesgo en el ejercicio de la docencia que no son atendidas puntualmente por el Estado, menos por su política educativa.
Fotografía: Facebook/SinAutor