Por: Josias Zapata. 27/10/2022
“Necesitamos otra educación para otra sociedad y otra sociedad para otra educación”.
-Karl Marx.
Como punto de partida es necesario entender lo que implica un modelo pedagógico, que de manera concreta es la forma de estructurar el proceso de aprendizaje y enseñanza, enfatizando en puntos claves para potenciar determinados aspectos de lxs estudiantes que tiene como base una teoría (Tekman, 2021). A lo anterior mencionado se suma el hecho de entender al marxismo-leninismo como una teoría dialéctica para construir un modelo pedagógico alrededor de esta, con el objetivo de impulsar una educación emancipadora.
El modelo pedagógico marxista como modelo educativo de carácter revolucionario, no puede ser aplicado en las instancias del capitalismo, pues este modelo busca desarrollar un pensamiento fundamentalmente critico y paralelamente la enseñanza del bien común como valor supremo. Este modelo es contrario a los enfoques pedagógicos capitalistas que se centran en el desarrollo y superación personal de manera individual bajo una lógica de competitividad y productividad, sin olvidar que la ruptura total de la enajenación capitalista solo será posible con la superación definitiva del modo de producción que la produce (Isch, 2019).
Por ello, este modelo ha de ser puesto en práctica en una sociedad socialista (véase la experiencia soviética). Para entender de manera concreta las particularidades del marxismo como modelo pedagógico, es necesario descomponerlo en partes:
Objetivo: educar y formar a todxs sin distinción alguna, emancipadxs de toda forma de enajenación y de cualquier rezago ideológico del régimen capitalista. Una educación comprometida con el desarrollo del pensamiento crítico en cada estudiante y la formación permanente del “hombre y la mujer nuevxs”.
Contenidos: tendrán su base en la epistemología dialéctica y el conocimiento científico, mientras se promueve la interculturalidad mediante una relación entre iguales. De los contenidos se excluye indiscutiblemente toda la religión y el fanatismo, puesto que primará el carácter laico del sistema educativo y del mismo de la educación.
Metodología: la metodología se basa en el pragmatismo, pero no un pragmatismo capitalista caracterizado por la enajenación y explotación, sino por un pragmatismo que conecte la educación y el trabajo –la teoría- con la práctica. Así se construye la noción empírica del trabajo colectivo, organizado y a favor del bien común, aboliendo por completo el memorismo de la educación burguesa -o bancaria, en palabras de Freire-, y superando sucesivamente la contradicción entre el trabajo manual e intelectual.
Docente: el rol de lx docente será el de la mediación, una guía para lxs estudiantes, para que alcancen el máximo potencial cognitivo, mediante un liderazgo democrático donde lx docente es consciente de la realidad de cada unx de sus estudiantes y su liderazgo democrático se efectúa como coordinadorx y articuladorx de procesos siempre bajo la lógica del compromiso con su clase social y la nueva sociedad obrera. Lx docente será lx encargadx de guiar a lxs estudiantes desde el conocimiento popular hacia el conocimiento científico mediante un ambiente de disciplina y organización.
Relaciones humanas: la escuela será el núcleo para la toma de conciencia del poder político del proletariado y su rol activo en la sociedad, puesto que se impulsará la democracia escolar con la participación de todo el estudiantado en la toma de decisiones, mediante mecanismos de organización autónomos que busquen la puesta en práctica de la democracia participativa y real -el poder al pueblo-. Por medio de este ejercicio se pretende erradicar por completo la noción de la democracia burguesa con una minoría al poder y al frente de la toma de decisiones, todo lo mencionado dentro de un marco de respeto, pues no sería una sociedad socialista ni una educación marxista sino se contempla lo anterior mencionado.
Evaluación: la evaluación dentro del modelo pedagógico marxista corresponde a una apreciación que busca enseñar y no castigar (Isch, 2019). El objetivo de la evaluación es ser formativa, democrática y científica; para ello es necesario que la evaluación sea cualitativa, evidenciando los logros -y cómo mejorarlos- y las fallas -y cómo corregirlas-. La evaluación grupal será obligatoria, ya que evidencia el proceso y contexto de los avances de cada clase, buscando el compromiso grupal de la mejora junto a la autoevaluación como ejercicio de autocrítica, elemento esencial del marxismo-leninismo que se traduce en la superación individual y colectiva.
La educación será un factor clave para la construcción de la nueva sociedad comunista, porque será una educación que eduque para la libertad, para la igualdad, para la justicia, para el bien común, para la emancipación de todxs lxs que han estado oprimidxs, una educación por el pueblo y para el pueblo, una educación proletaria que haya exterminado los rezagos, el clasismo, la meritocracia y los privilegios de la educación burguesa. Porque cuando decimos como marxista-leninistas que todo el poder debe ser para al pueblo, nos referimos también a la educación.
Referencias bibliográficas:
Isch L. (2019). Cambiar el mundo para cambiar la educación: la Revolución Soviética y la educación. Quito. Opción Editorial
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Fotografía: Revista crisis