Por Alfredo. 25/04/2018
Otro factor clave que representa la concentración de la estupidez y mediocridad del Estado mexicano es la autoconstrucción de una mitología “democrática”, pero que jamás ha abandonado su afirmación jerárquica y explotadora de su dominio, el cual ha sido utilizado para extender y proteger por las fuerzas del Estado diversas relaciones con la delincuencia (ya sea cártel de drogas, secuestradores, extorsionadores, etc.).
México no es una democracia parlamentaria, ya que no hay prestigio profesional de los ministros de la Suprema Corte de Justicia, de los tribunales, ni de los órganos que validan y califican las elecciones, ni de los legisladores. El proceso electoral es una simulación de democracia para decir que el pueblo ha elegido, cuando en realidad es un fraude grotesco y mafioso entre la delincuencia política. En absoluto sorprende la criminalización, la denostación, las amenazas y la intimidación para presentarse como “constitucionales” de indiscutible soberanía ante la sociedad.
La conservación de la estupidez, la corrupción y la violencia, contra la población, no pueden seguir indefinidamente como intenta el PRIAN con el apoyo de sus intelectuales liberales (Aguilar Camín, Enrique Krauze, etc.) y la oligarquía convenenciera; esto representa un sentido contrahistórico para el Estado y nuestra civilización. El Estado, en cambio, debe ser viable y sostenible que garantice la reproducción de una sociedad libre, con equidad y democracia, incluyendo la protección de los recursos naturales y el medio ambiente. Para lograr esto, es necesario que los ciudadanos pongan en conjunto su físico y su praxis para transformar y construir la historia de un México diferente y justo. La oportunidad la tenemos en estas elecciones presidenciales 2018.
El Estado puede lograr un cambio, siempre y cuando tenga las condiciones objetivamente identificables tales como son la presencia de gobernantes que no sean del PRI y PAN, para que las fuerzas institucionales puedan reconstruirse/consolidarse en estas circunstancias históricas. En la actualidad el Estado es sometido y desplegado en contra de las necesidades y condiciones a que aspira la población. Es decir, el desenvolvimiento del Estado es contrario a las necesidades históricas por sus actuales condiciones y relaciones que están en una fase decadente y en descomposición. En otras palabras como indica Mészáros (2017), “bajo los malos gobiernos o kakistocracia[1], la igualdad es exclusivamente aparente e ilusoria; solo sirve para mantener al pobre en su miseria y al rico en su usurpación […] De hecho, las leyes son siempre útiles para los que poseen algo y perjudiciales para los que nada tienen […]”. Por lo tanto, el actual Estado no es ventajoso a los hombres, a nuestra población y nuestra sociedad.De todas estas evidencias hay una enseñanza y un aprendizaje: se puede afirmar que existe la mafiocracia la cual ha instrumentado tres fraudes electorales consecutivamente cuyos impactos y consecuencias estamos padeciendo una falsa guerra contra la delincuencia, y debemos impedir una cuarta generación del fraude que están tejiendo el PRIAN y partidos paleros junto con los empresarios. Buscaglia dice que el 90% del dinero que se usa para las campañas electorales (acarreos, despensas, cementos, varillas, laminas, tarjetas monex, salarios rosa y compra de votos) es dinero ilegal y sucio procedente de la delincuencia (políticos, empresarios y chapos). Esta mafiocracia ha sido fiel cumplidora con los dictados de los organismos financieros internacionales (FMI y BM), el adelgazamiento del Estado y privatizadora de las partaestatales. Se dice ser moderna y que ha elaborado y aprobado todas las reformas que no han beneficiado a la población: de transparencia, ley de amparo, código nacional de procedimientos penales, reforma educativa, reforma laboral, reforma hacendaria, financiera, energética, telecomunicaciones y radiodifusión; pero con un sistema electoral parecido al de los Somoza Debayle y Duvalier de los años 60s del siglo pasado, que mantuvieron el terror entre la población como método de control, realmente somo una sociedad torturada y sojuzgada por el autoritarismo de más de 80 años.
[1] Kakistocracia: El gobierno de los peores. El filósofo político Michelangelo Bovero utilizó el término para describir el régimen político italiano de finales del milenio: “Un tipo de gobierno plutocrático-demagógico-autoritario. Basado principalmente en la idiotización mediática de grandes masas electorales”