Top Posts
Minera Equinox Gold demandó a Carrizalillo y a...
Represión en la Universidad Ibn Zohr: amenazan con...
“No nos iremos”: Comunidades se oponen a nueva...
10 soluciones para habitar Internet de otra manera
Ley de censura previa ahonda ‘crisis invisible’ de...
Comunidades mayas rechazan planta de Heineken en Yucatán
Periódico: El Zenzontle (258)
Naomi Oreskes: “El negacionismo climático no es ignorancia,...
Sus esposos trabajaron en Estados Unidos antes de...
Escribir escuchando, leer resonando, tirar una piedra.
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundario

El día en que David Hume se enfrentó al dogmatismo

por RedaccionA septiembre 8, 2024
septiembre 8, 2024
666

Por: David Lorenzo Cardiel. 08/09/2024

@davidlorcardiel

No fue el primero en considerarse ateo, pero sí uno de los pioneros en declarar su ausencia de fe en Dios en público. El filósofo escocés David Hume, considerado hoy uno de los pensadores indispensables de la historia, se mantuvo fiel a su investigación y rechazó toda clase de superstición o dogmatismo.

No era novato en el mundo de la filosofía. Aunque todavía era joven, sus ideas habían causado revuelo en la Escocia del siglo XVIII. Pero como el resto de los mortales, David Hume (1711-1776) tenía que comer, y para ganar dinero no tenía más salida que procurarse el mejor empleo posible. Así que, en 1744, aprovechando su impecable trayectoria académica e intelectual, presentó su candidatura a una cátedra de la Universidad de Edimburgo. Sin embargo, el tribunal no valoró positivamente las propuestas que había escrito en la que el filósofo esperaba que fuese su gran obra, el Tratado sobre la naturaleza humana. Le acusaban de ser ateo, algo que ya había ocasionado disgustos a otros filósofos y miembros del ámbito académico de la época. Cuando vio rechazada su candidatura, escribió una especie de obra aclaratoria sobre su opinión de lo divino en Cartas de un caballero a su amigo de Edimburgo, donde rechazó la idea de Dios.

Arthur Schopenhauer, con su mordaz inquina hacia Hegel, escribió casi un siglo después en El mundo como voluntad y representación (1819) que «es posible aprender más de cada página de David Hume que de las obras recopiladas de Hegel, Herbart y Schleiermacher juntas». Diferencias al margen, la apreciación del alemán tenía un sólido fundamento: Hume, quien vivió el aprecio y el rechazo hacia su pensamiento con una intensidad semejante, se convirtió en un referente de la filosofía occidental. Su investigación, que abarcó desde la epistemología hasta la ética, incentivó el empirismo, la ciencia y las posteriores corrientes utilitarista y positivista lógica en la filosofía. Aunque el gran monstruo que combatió durante toda su vida no fue tanto cuestiones pecuniarias ni de respeto social como las actitudes que el pensador escocés consideró irracionales, fruto de la costumbre y de la falta de reflexión: el dogmatismo, la superstición y los sistemas de creencias.

Hume contra el dogmatismo

Cuando David Hume publicó el Tratado en 1740 esperaba una aceptación notable. No la tuvo, a pesar de que su pensamiento estaba influido por los filósofos empiristas, en especial por algunos bien conocidos y debatidos en su época como George Berkeley y John Locke. También por científicos como Isaac Newton y René Descartes, entre otros prohombres. Casi al mismo tiempo había alcanzado éxito con sus Ensayos morales y políticos. ¿Qué estaba sucediendo?

El gran problema al que se enfrentó Hume fue su posición acerca de la manera en que percibimos el mundo. Para el escocés, el planteamiento de Descartes a través del cual blindó la identidad psicológica de un «yo» mediante su cogito ergo sum («pienso, luego existo»), que le permitió apuntalar la existencia de ideas innatas, como la de Dios, es erróneo. El ser humano accede a contenidos a través de sus sentidos físicos. La razón adquiere, por tanto, un papel secundario: debe relacionar los contenidos sensoriales y servir de vía analítica para diferenciar entre «impresiones» e «ideas», como explicó en su Tratado. En consecuencia, David Hume negaba que existiese un «yo» más allá de una construcción formada por el agregado de las impresiones (contenidos fuertes), en una mirada muy semejante al anātman en doctrinas como la del budismo en India. También significaba la negación de las ideas innatas y de la posibilidad de alcanzar conocimiento por encima de la razón como medio diferenciador de los estímulos recibidos. En otras palabras, las ideas, como tales, tenían menos fuerza que las impresiones. Así lo escribió en su obra Investigación sobre el entendimiento humano (1748): «Todas nuestras ideas no son nada excepto copias de nuestras impresiones. O, en otras palabras, nos resulta imposible pensar en nada que no hayamos sentido con anterioridad, mediante nuestros sentidos externos o internos».

David Hume negaba que existiese un «yo» más allá de una construcción formada por el agregado de las impresiones

Pero la sociedad europea que habitó Hume estaba preñada de sinsentidos, al menos en la perspectiva de su pensamiento filosófico. Más allá de la cuestión teológica, y al igual que sucede en nuestro tiempo, el escocés observaba cómo profusas reglas de conducta y sistemas de creencia sin el menor aval empírico proliferaban entre la población. Y no solo entre las clases humildes. ¿Cómo es posible que los hombres doctos también incurrieran en esa clase de pensamiento alejado de toda percepción sensorial?

A partir de este estudio levantó dos pilares: el de la ética y el de la crítica al dogmatismo. Observó que las creencias se transmiten y se soportan en la mente, a pesar de la ausencia de prueba empírica o de su oposición a los hechos reales, porque estaban influenciadas por la pasión y la costumbre. Sobre la ética, tanto en el segundo como en el tercer volumen de su Tratado de la naturaleza humana como en su posterior trabajo, Investigación sobre los principios de la moral (1751), centró su mirada en cómo realizamos los juicios morales. Su conclusión es sencilla: la moral es inseparable de lo útil, del bienestar público. La razón es esclava de las pasiones, que prevalecen sobre ella. Cuando establecemos las normas morales, estas cambian a lo largo del tiempo y son toleradas y transmitidas de generación entre generación mediante la costumbre. Por tanto, ¿qué mueve la moral, según la perspectiva de Hume? El sentimiento. De esta manera, de forma paralela a los planteamientos de los moístas chinos dos mil años antes que las reflexiones del escocés, estableció el emotivismo: la moral ha de ser útil y apoyarse (certera o equivocada) en la búsqueda del bien común por encima del provecho individual, oponiéndose así a las ideas de Thomas Hobbes tiempo antes.

Los dogmas proliferan agitando sentimientos como el temor, que provocan que se toleren ideas en contra de la experiencia empírica humana

Sin embargo, los dogmas y supersticiones representaban otra clase de desafío para el filósofo. Así como la moral podía ser salvada de su negación por la utilidad y el ajuste empírico de las inclinaciones pasionales del individuo, ¿cómo es posible el éxito de las supersticiones? Hume justificó su amplia proliferación en la costumbre y en la ignorancia propia del ser humano, que está sujeto a la pasión y a las impresiones derivadas de la experiencia sensorial directa. Ante esa ausencia de certeza, los dogmas proliferan agitando sentimientos como el temor, que provocan que se toleren ideas y se realicen actos que se proyectan en contra de la experiencia empírica humana. Dentro de este grupo, el escocés incluyó los dogmas religiosos, además de cualquier otra clase de costumbre, rito o resquicio de vetustos cultos previos a la expansión del cristianismo, colectivos o individuales.

David Hume perdió la batalla contra el dogmatismo, pero la ganó para la historia. Después de unos años de su vida viviendo en Francia y viajando ganó el puesto de bibliotecario real. Con algunos de los mejores volúmenes de su época a su entera disposición escribió su Historia de Inglaterra, que se convirtió en un libro superventas de la época. Pero, más allá del prestigio momentáneo, fueron sus ideas las que cambiaron la Europa de su tiempo y apuntalaron el avance de la ciencia en los siguientes doscientos años.

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ

Fotografía: Ethic

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
RedaccionA

noticia anterior
Salario emocional
noticia siguiente
“Las olas neoliberales siempre han significado el avance brutal del extractivismo”

También le podría interesar

Los rostros del socialismo: Requisitos estratégicos.

enero 7, 2021

La crítica sin el lastre del dogma.

septiembre 26, 2020

Lidia Falcón o el indiscreto encanto del dogmatismo.

agosto 1, 2020

Visitantes en este momento:

1.056 Usuarios En linea
Usuarios: 508 Invitados,548 Bots

Síguenos en nuestras Redes Sociales

  • Bluesky
  • Mastodon
  • Telegram
  • WhatsApp

Blog: Perspectivas comunistas

Gracias por informarte con nosotros…

Desde el Plantón magisterial en el Zócalo de la CDMX

Rompe el cerco informativo…

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

julio 2025
L M X J V S D
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  
« Jun    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    ¡TODOS SOMOS ESTEBAN! Efectos de las reformas neoliberales en el trabajo docente

    julio 3, 2025
  • ¿Cuáles son los elementos de una historieta?

    febrero 15, 2017
  • 3

    Periódico: El Zenzontle (258)

    julio 3, 2025
  • 4

    Carmen Bravo, la médica de familia que lucha contra las tierras raras: «El impacto en la salud es transgeneracional cerca de una mina»

    julio 2, 2025
  • 5

    Acercamiento a FAUSTO de Johann Wolfgang von Goethe

    junio 30, 2025
  • 6

    UN MISTERIO Y UNA EPIFANÍA DE DUSSEL.

    julio 1, 2025
  • 7

    Minera Equinox Gold demandó a Carrizalillo y a 125 ejidatarios por “despojo”

    julio 3, 2025
  • 8

    Denuncian actitud servil de Economía ante la industria minera

    julio 2, 2025
  • 9

    Con Marcha-Calenda, piden frenar criminalización de defensores en el Istmo

    julio 2, 2025
  • 10

    Escuelas Normales mexiquenses en jaque

    junio 30, 2025
  • 11

    Represión en la Universidad Ibn Zohr: amenazan con expulsar a estudiantes saharauis por manifestarse por la independencia

    julio 3, 2025
  • 12

    Violencia sexual en Argentina: El grito sofocado de las mujeres wichí

    julio 3, 2025
  • 13

    Organizaciones exigen la liberación inmediata del activista Renato Romero

    julio 1, 2025
  • 14

    Comunidades mayas rechazan planta de Heineken en Yucatán

    julio 3, 2025

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial

Leer también:x

Lidia Falcón o el indiscreto encanto del...

agosto 1, 2020

La crítica sin el lastre del dogma.

septiembre 26, 2020

Los rostros del socialismo: Requisitos estratégicos.

enero 7, 2021