Por: Fidel Quiñones Marín. 23/09/2018
La herejía magisterial
Dentro de las actividades del Congreso Nacional “Las escuelas Normales: Una mirada hacia el futuro de la Educación Pública” organizado el 24 de junio de 2016 en la Benemérita y Centenaria Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, el Dr. Manuel Gil Antón dictó la conferencia “Retos del formador de docentes de cara a las tendencias en política educativa”. La conferencia inició con la propuesta del ponente de realizar un diálogo a partir de la herejía: “Me parece que el normalismo tiene futuro si se atreve a ser hereje. No si se complace en el pasado. Si se atreve a renovar su tradición, que es imprescindible en el país, pero con autocrítica, con mucho sentido de los tiempos que vivimos y de la gran responsabilidad que hay sobre ello”.
Para el Doctor Manuel Gil Antón “El reto de la reforma educativa que México necesita, implica pensar en la especificidad de las escuelas normales como instituciones de educación superior y concebir desde la herejía que el aprendizaje es la relación que interpela y, por ende, construye sentido a la vida, porque reflexiona y crea espacios para aprender desde voces que se nutren. ¿Será factible un proyecto basado en la herejía? El propio Gil Antón respondió: “Ojala… se juega mucho en conseguirlo”
En aquel entonces, al finalizar la conferencia realicé anotaciones sobre el magisterio como comunicador de la herejía, considerando que el camino por transitar ante la imposición, la soberbia, la cerrazón de las autoridades, era indudablemente: la herejía. No en el sentido de la herejía como: “error sostenido con pertinencia, sentencia errónea, disparate, acción desacertada, palabra injuriosa”. Sino en el sentido de hereje: “Persona que disiente o se aparta de la doctrina o normas de una institución, una academia, etc.” Es decir una persona que “no se ajusta al sentir o parecer de alguien”.
Desde esta consideración, el maestro mexicano debía transitar en la herejía, primeramente sin aceptar la imposición de la llamada reforma educativa (porque le negó voz y voto sobre su trabajo), posteriormente disentir porque no se ajusta al encasillamiento como simples ejecutores por parte de las autoridades oficiales, educativas y sindicales. Disentir porque su compromiso social con la educación pública le impulsa a comunicar la herejía.
La insurrección pedagógica de la magisteria.
A dos años de distancia desde la conferencia mencionada, las ideas se renuevan, se refrescan y se regeneran (necesariamente). Los maestros Roberto González Villarreal, Lucía Rivera Ferreiro, Marcelino Guerra Mendoza (docentes de la UPN- Ajusco e investigadores del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales) durante la presentación del libro digital “Luchas por la Reforma educativa en México”, realizada el pasado 31 de agosto de 2018, en las instalaciones de la emblemática Normal Veracruzana: “Enrique C: Rébsamen” señalaron que es tiempo ya de una insurrección pedagógica. Los investigadores consideran que “el gran peligro para el poder, es que la multitud revoltosa de la magisteria se ponga a reflexionar y actuar por sí misma en las escuelas, así como lo hizo en las calles, en las redes y en las urnas”
Los autores, en otros documentos han señalado que actualmente se requiere de un cambio conceptual: de un magisterio que denunció las afectaciones laborales de la reforma, a otro que lucha contra los objetivos neoliberales de la reforma educativa, que se plantea participar activamente en su cancelación y en la reconstrucción del Sistema Educativo Nacional.
La propuesta es atractiva e indispensable, considerando que “insurrección” y “magisteria” se identifican como palabras femeninas, como femenina es más de la mitad de la plantilla docente. Si consideramos que insurrección, de acuerdo con el diccionario, es la “sublevación de un colectivo contra la autoridad”, la insurrección es contra la imposición y contra un sistema neoliberal que publicita la educación para la calidad. La insurrección es la interpelación a la acción para lograr la Cancelación total de la esencia neoliberal de la reforma educativa.
¿Será factible? “se pierde mucho de no conseguirla”