Por: Victor Ortega. 16/03/2025.
La obra estética de José Revueltas es, posiblemente, la más comentada de todos los comunistas mexicanos. No sucede lo mismo con su obra política. Este hecho es revelador en sí mismo. La preferencia por la estética sobre la política mienta no sólo una labor profiláctica de Revueltas, sino la propia separación entre arte y política en los comentarios, tanto los que le fueron contemporáneos como los que se hicieron después y los que se hacen hoy en día.
El caso más comentado es la censura que ejercieron en 1949 sus compañeros Enrique Ramírez y Ramírez, Juan Almagre y Pablo Neruda a propósito del libro Los días terrenales y la obra de teatro El cuadrante de la soledad. Treinta años después, ya con Revueltas fallecido en 1976, en 1979 Evodio Escalante publica su libro José Revueltas. Una literatura del “lado moridor” desplegando un comentario con la maquinaria deleuzino-guattariana, rehabilitando a Revueltas. Treinta y cinco años después, en 2014, aparece la compilación de Sonia Peña José Revueltas. Los errores y los aciertos y el libro El árbol de oro. José Revueltas y el pesimismo ardiente de Philippe Cheron, uno de sus editores más prominentes (1978-1987), junto con su esposa Andrea Revueltas, hija del autor de Ensayo de un proletariado sin cabeza en 1962. En 2024, el editor de la revista La zorra vuelve al gallinero, publica algunos ensayos sobre Revueltas en su libro Dos granujas contra Revueltas.
Todas estos comentarios, salvó la censura de 1949 que hacen dos nacionalistas y un estalinista internacional, son realizados por académicos e intelectuales que simpatizan con la obra y la figura de José Revueltas. Es parte de un circuito formal que retoma algunos aspectos de los disidentes internos del Partido Comunista Mexicano (PCM) y sus ciclos de crítica de 1957-1962. Por ejemplo, Cheron y Escalante reciben, en 2003 y 2007 respectivamente, el premio Guillermo Rousset Banda, por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, que organiza un ala académica de exmilitantes del Partido Mexicano del Proletariado (1965-1985), del cual fue fundador Guillermo Rousset Banda, con quién colabora en la Editorial Domés, Philippe Cherón.
En lo que respecta a los comentarios a la obra política de José Revueltas, como no podía dejar de ser, aparece en 1987 Ensayo sobre las ideas política de José Revueltas (publicado por Domés) de Enrique Gonzáles Rojo, un miembro histórico de la Célula Carlos Marx y la Liga Leninista Espartaco.
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Un comentario de conjunto que busque evitar repetir lo que ya se dijo conduce a considerar por qué una obra literaria como Los días terrenales o El cuadrante de la soledad producen una censura y dónde la produce. En 1949 Revueltas milita en el nacionalismo, en el Partido Popular fundado por Vicente Lombardo Toledano. En ese momento histórico, todas las fuerzas política alineadas con el desarrollo del capitalismo en México exigían obras épicas o apologéticas que ciertamente llevaban por lo menos veinticinco años desarrollándose en todas y cada una de las esferas del arte separado. En este marco, ciertamente lo que hizo Revueltas con dichas obras fue un acto herético que pago con penalidades de carácter religioso.
Sin embargo, fue un acto herético débil, que no soportó la presión de todas las fuerzas a las que provocó. Lo que hoy resulta importante entender, sin exaltaciones liberales tardías, es cómo, al estar radicalmente separadas la actividad estética y la actividad política en José Revueltas, la autocrítica política se desliza a la actividad estética y cómo este deslizamiento vuelve débil la autocrítica política al grado de tornarla fácilmente aplastable.
El episodio de censura a Revueltas muestra 1) la debilidad política del arte individual; 2) la esterilidad crítica del arte individual (trece años después, ya expulsado del PCM y militando en la Liga Leninista Espartaco, el libro Los errores no produce sismo alguno al interior de su grupo o del movimiento comunista) y 3) la reducción posterior a documento testimonial del arte individual.
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La línea histórica europea avanza en la descomposición social del arte: es el tiempo de Paul Celan, Eugène Ionesco y Samuel Beckett; Th. W. Adorno declara el fin de la poesía en los crematorios de los campos de concentración; y también son los prolegómenos de la construcción colectiva de la Internationale Situationniste.
En Salida de los artistas, de agosto de 1954, la Internationale Lettriste dice:
“[…] La teoría realista socialista es estúpida, evidentemente. Pero si un cromo tal producido en la URSS (o al lado) lleva a una fracción poco desarrollada del proletariado a tomar conciencia de ciertas luchas aún por vivir, la tenemos por más valiosa que cualquier aparente investigación realizada por el cienmilésimo abstracto, no figurativo, o “significativo informal” (¡ESTÚPIDOS!) que abarrotan las galerías parisinas y los salones de la burguesía “new look”.”.
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Ese mismo año, en medio de una censura generalizada, sale a las salas de cine The Salt of the Earth, con la actuación de Rosaura Revueltas, cuya historia es escrita por la propia Rosaura en 1979 en su libro Los Revueltas. Para un acercamiento a la participación de José Revueltas en la industria cinematográfica, La pasión cinematográfica de José Revueltas (2018-2019) de Arturo Garmendia.
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Si algo cabía a la literatura para los situacionistas, esto es lo que le escribe Guy Debord a Patrick Straram el 25.08.60:
“[…] entiendo como forma de escritura similar a la relación completa de los momentos de una aventura (el surrealismo superado, y de forma más precisa libros como Nadja y L’Amour fou, están formalmente en la ruta de una expresión que surge directamente de la vida cotidiana, de la experiencia de su superación, y que sirven para modificar esa vida).
“He añadido a la lectura (de un texto de Straram) las historias que yo mismo viví en abril del 57.
“Se podría hacer un libro impresionante si se mezclasen los capítulos escritos por los diferentes ‘autores’ de este grupo a inicios de los años 50’s, sobre su separación, su ‘diáspora’, los viajes de diversa naturaleza y su huida a través del mismo lapso de tiempo.”