Por: Jaime Navarro Saras*. Revista [email protected]. 11/07/2017
En las últimas semanas se ha promocionado masivamente en los medios de comunicación (radio, prensa, televisión, espectaculares, carteles e internet) el mensaje de aprender a aprender. Sabemos que es la apuesta que la SEP realiza para poder vender una idea equivocada de lo que realmente se hace y produce en las aulas con la enseñanza y los aprendizajes que de ello se derivan, la frase del título la han repetido hasta el cansancio Aurelio Nuño y Enrique Peña Nieto como la gran verdad y la magia que hará posible su reforma educativa.
Haciendo un poco de historia, cada una de las reformas impulsadas en México, desde la reforma educativa de Echeverría, la revolución educativa de Miguel de la Madrid, la Modernización educativa de Salinas y las demás iniciativas de Zedillo, Fox y Calderón, se habló e insistió en dejar a un lado la memorización e incorporar temas como el sentido crítico y acciones en las aulas como la reflexión, el análisis y cosas por el estilo.
Cualquier propuesta para dinamizar los procesos de enseñanza y aprendizaje están basadas en teorías del aprendizaje acordes a ello, la lista de autores y corrientes psicológicas y pedagógicas es interminable, nombres como el de Piaget, Vygotski, Luria, Bruner, Ausubel son los más conocidos y populares entre los maestros, antes lo fueron Pavlov, Skinner, Watson y Bloom, igual de populares han sido conceptos como el conductismo, la teoría cognoscitiva y el constructivismo, por citar algunos.
Hemos señalado desde que iniciaron estas políticas reformistas que la SEP ha incumplido lo que promociona en los medios de comunicación, recordemos lo que sucedió con el tema de la evaluación y el papel del INEE, el tan anunciado (en el discurso) acompañamiento a los maestros de nuevo ingreso, el modelo de actualización de docentes y directivos, los estímulos económicos a los maestros idóneos y sobresalientes, etcétera, etcétera.
Presentar el tema de aprender a aprender como la gran alternativa pedagógica innovadora y desconocer lo que han propuesto otros gobiernos que le antecedieron sobre estos temas, así como las experiencias pedagógicas exitosas de otros países, es evidenciar la peor de las ignorancias y afirmar que quienes estudiamos la educación básica hace muchos años, aprendimos mediante la memorización a raja tabla, que nunca tuvimos maestros que nos hicieran pensar y no pudimos desarrollar ni un ápice del sentido crítico, así de grave está el asunto.
El tema relacionado con la modificación de las prácticas educativas no es un asunto simple que basta con llenar las pantallas de televisión con anuncios bonitos y con historias conmovedoras para que suceda, es algo mucho más complejo, implica meterse de lleno a la modificación de paradigmas, a las creencias pedagógicas y la transformación cultural del colectivo.
Haciendo un ejercicio simple y poder equipararlo con lo que ahora se anuncia, nos preguntaríamos qué ha dejado hasta este momento los poco más de 10 años que los maestros y alumnos trabajan con el enfoque por competencias; qué impacto tuvo con los estudiantes y qué lograron modificar de sus acciones cotidianas; cuántos de ellos saben buscar y seleccionar información sobre un tema específico; cómo han asumido el trabajo en equipo más allá de las aulas; quiénes han desarrollado su creatividad y qué tan solidarios son con sus semejantes; qué tanto usan de manera crítica y segura las tecnologías de información y comunicación, etcétera.
Sin temor a equivocarme y dando por hecho que realmente suceda lo que cuentan los comerciales de aprender a aprender, al paso de unos cuantos meses de puesta en práctica esa idea el concepto caerá en desuso y la dinámica en las aulas será igual que siempre, con un hibridaje de teorías y adaptándose al convivio cotidiano maestros y alumnos.
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Fuente: https://revistaeducarnos.com/aprender-a-aprender-en-lugar-de-memorizar/#
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