“La anarquía económica de la sociedad capitalista es, en mi
opinión, la verdadera fuente de todos los males” (Albert Einstein).
Jorge Salazar García. 17/02/2019
La actitud esquizoide de los gobiernos gringos, de acuerdo a la psicología, es simplemente un mecanismo de defensa necesario para aliviar los sentimientos de culpa y frustración generados desde su YO interior porque, simplemente, las intenciones expresadas (defender las libertades) no concuerdan con los resultados (destructivos) obtenidos. Tal vez por esta razón, el lingüista del tecnológico de Massachusett, Noam Chomsky calificó de esquizofrénicos a todos los presidentes de ese País. De continuar asumiéndose como los BUENOS del mundo, siendo lo opuesto, esa patología podría llegar a convertirse en psicosis. Ningún ser, normalmente sano, obtiene la paz y equilibrio emocional haciendo lo contrario de lo que dice. Si a su paso deja dolor, destrucción y muerte, la mente, para protegerlo contra la locura, crea dos personalidades (escisión); una de ellas toma en cuenta la realidad y la otra la niega (negación) o la reconstruye a modo, adornándola con propósitos y objetivos éticos (introyección). Para no perder el piso completamente el sujeto o régimen, ya sin credibilidad, busca o “localiza fuera de sí (proyección), en otra persona (gobierno) o cosa, aquello que rechaza o no acepta como propio”[1].
Un cleptómano, por ejemplo, justifica o niega ser ladrón cuando logra ver una mínima deshonestidad en quién lo descubre; lo mismo hace el mentiroso (mitómano) recurriendo a todos los medios a su alcance para difundir las transgresiones a la verdad de su enemigo, así afianza como cierta sus mentiras. Eso hace Trump, pero ya como método y política de Estado: utiliza su poderío imponiendo “sus verdades” a los medios de difusión, a gobiernos aliados, a intelectuales y artistas. En el caso de Venezuela, para acusarla de lo mismo que padece (encarcelamientos y antidemocracia) simplemente está proyectando lo que ocurre en territorio norteamericano. Es ahí donde se tiene al mayor número de encarcelados en el mundo (2.2. millones en 2014) eso sin hablar del muro, crímenes en la frontera y la desaparición de niños hijos de migrantes. En cuanto a la democracia, E.U. tiene poco para presumir; desde su origen las elecciones y estructuras del gobierno son controladas por dos partidos de derecha (el Demócrata y Republicano) dominados por grandes millonarios. Aquello de un “gobierno del pueblo y para el pueblo” es pura patraña. Por eso puede Trump mentirle fácilmente al ciudadano norteamericano, diciéndole que sus 800 bases militares esparcidas por el mundo son indispensables para proteger esa democracia.
Al país del norte le urge otra guerra para saquear, no puede aceptar rebeldías. A quienes lo hagan, recomendó Henry Kissinger[2] “darles una gran paliza y demostrarles que este comportamiento no será tolerado. (Porque) Estos regímenes están en conflicto (…) con un clima político y económico propicio para la inversión privada y repatriación de los beneficios económicos y el cuidado de nuestras materia primas”. Respecto a esa política intervencionista, Monique Pinçon-Charlot[3] (https://www.youtube.com/watch?v=00MutggXZjo) resumió: “Hay una guerra de clases que llevan a cabo los más ricos contra los más pobres”. Ese modus operandi se aplica contra Venezuela, lo cual evidenció Jorge Rodríguez (07/02/2019), ministro para la Comunicación, probando que el intento de asesinar a Maduro fue auspiciado por Trump porque se salió de su control.
La ayuda “humanitaria” es un pretexto para engañar a los contribuyentes norteamericanos. El ciudadano no apoyaría a un usurpador (Guiadó) y pelele de la plutocracia corrupta local. El imperio, no tiene argumentos legítimos para agredir al pueblo venezolano. Sólo tiene la razón de la fuerza. Así lo desnudó David Brooks (La jornada 04/02/2019) “es un país donde la corrupción política es legal (…) ha torturado con impunidad, (…) ha lanzado guerras ilegales, es un país cuyos narcotraficantes más exitosos son doctores y ejecutivos, es un país que amenaza a los periodistas (…), es el más armado del mundo, y se declara, sin pena ni ironía, el juez del mundo. Ah, por cierto, a Juan Guaidó fue capacitado (Universidad George Washington) y en Serbia por la CIA para autoproclamarse ilegalmente (23 de enero) presidente de Venezuela.
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[1] Galimberti, Umberto; “Diccionario de Psicología” Editores, Siglo XXI, S.A. de C.V. México, 2002. Pg.
[2] En los años cincuenta trabajó con Rockefeller y poco después entró en el Pentágono. Con Richard Nixon de presidente fue Asesor de Seguridad Nacional. En 1973 fue Secretario de Estado.
[3] Socióloga francesa (1946), directora de investigación en el Centro nacional de la investigación científica.