Por: Gilberto González Colorado. 28/03/2016
Nunca como hoy, en esta hora crucial de definiciones para el normalismo mexicano, la Benemérita Escuela Normal Veracruzana (BENV) habría requerido de la acción más comprometida y preclara de todos sus hijos para asumir la defensa de su existencia como institución formadora de docentes.
Luego de 129 años de una prestigiosa trayectoria que la ha signado como emblema y valladar de la educación pública mexicana, esta Benemérita institución ve hoy con preocupación cómo los tambores de guerra del consevadurismo oficial, enmedio de ominosas nubes cargadas de una hipocresía mal disimulada, anuncian el fin de sus días, arrojando a sus pies falaces argumentos que pregonan una extraña convivencia y compartición de funciones con otras instituciones, tan respetables como ajenas a la mística formadora de educadores.
El mensaje es claro: para el credo neoliberal la “Educación normal” ya no es prioridad, la “Educación normal” ha cumplido ya con su papel histórico.
Es hora de su relevo y su desaparición.
Visto esto desde la perspectiva de ese pragmatismo neoliberal económico en boga, esta es una verdad incontrovertible y absoluta.
Visto ello desde la perspectiva de una sociedad agobiada por la desigualdad y la pobreza como lo es la nuestra, esa es una falacia más de una administración que se ha revelado como tramposa y mentirosa.
Por tanto, esta es la hora decisiva del normalismo, la hora decisiva de la BENV y nuestra entrañable y centenaria escuela será o no será en la medida en que sepa estar a la altura que las actuales circunstancias le exigen.
Su historia la obliga a ello, a ser congruente con el gran reto que le impone su tiempo.
Sin duda un trago amargo que va a probar de qué madera estamos hechos los maestros normalistas veracruzanos.
“Ser o no ser: he ahí el dilema”.
Fotografía: taringa
