Por: Luis Armando González. 10/05/2025
UCA Editores acaba de cumplir, recién, 50 años. Ese medio siglo de esta editorial universitaria empalma con lo mejor de la historia de la institución académica que ha sido su cobijo desde su surgimiento: la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”. De hecho, UCA Editores surge en ese 1975 tan significativo para la universidad jesuita, es decir, cuando ésta decide definirse a sí misma como una universidad para el cambio social. Un libro clave en la expresión de este giro universitario fue el de Román Mayorga Quirós La universidad para el cambio social, publicado en 1976 precisamente por UCA Editores. Un año antes (1975), la Revista Estudios Centroamericanos (ECA), en un número monográfico, hizo un balance de los 10 años transcurridos desde la fundación de la UCA, en 1965, y perfilaba los desafíos que se le presentaban de cara a su nueva época. El P. Ignacio Ellacuría escribió un potente y visionario editorial titulado “Diez años después ¿es posible una universidad distinta?”, en el cual trazaba la hoja de ruta universitaria para lo que el poeta Francisco Andrés Escobar llamó la “UCA heroica”.
Este editorial, lo mismo que el libro de Román Mayorga, debería ser materia de reflexión para quienes nos movemos en el ámbito de la educación superior, pues contiene planteamientos serios acerca de problemas y retos educativos que nos desafían en el presente, pero que ciertamente no son nuevos. Y, sólo como ejemplo, cabe citar algunas ideas de Ellacuría sobre la docencia.
“La Universidad debe reestructurar drásticamente su docencia desde lo que es la realidad nacional y en dirección de lo que debe ser la realidad nacional. La docencia debe, con el resto de las actividades universitarias, buscar la creación de un hombre nuevo, pero este hombre nuevo, este profesional nuevo, será nuevo, si toda carrera se constituye como nueva; novedad que no estará necesariamente en el instrumental utilizado, pero sí en el manejo de ese instrumental, todo él orientado a una producción intelectual nueva, a lo que en realidad necesita el país… La reforma de la docencia no es primaria ni principalmente problema de métodos pedagógicos; es problema mucho más grave, es el revolucionario problema de entender la docencia desde la realidad nacional y para un cambio radical en la realidad nacional; antes que los métodos pedagógicos, lo que falla en la Universidad es el dominar de tal modo la propia disciplina que esté a la mano ponerla en relación directa con la estructura social y con la marcha del proceso histórico”[1].
Y, para Ellacuría, no sólo se trata de una docencia para el cambio social, sino también de la investigación y la proyección social. O sea, las tres funciones de la Universidad volcadas hacia el conocimiento y transformación de la realidad nacional, el objeto principal de atención del quehacer universitario. Al calor de estas ideas, Ellacuría formuló la idea –que le gustaba repetir en sus clases y conferencias— de que el centro de la UCA estaba fuera de ella, y ese centro era justamente la realidad nacional.
Desde 1975 la UCA comenzó con un experimento universitario novedoso por su compromiso, desde el conocimiento crítico y fundamentado, con las transformaciones que El Salvador requería en sus distintos ámbitos, incluida la educación superior. Ese replanteamiento del carácter de la Universidad suponía, como uno de sus ejes centrales, la reflexión, la elaboración de enfoques y planteamientos, es decir, la producción de ideas y su difusión pública. Generar una conciencia social crítica era crucial para el cambio social, pero ello sólo podría lograrse si la Universidad proyectaba su saber en la sociedad y ésta lo hacía suyo.
UCA Editores se constituyó en una pieza esencial en este esfuerzo encaminado a la generación de una conciencia social crítica alimentada por el conocimiento creado, mediante la docencia y la investigación, en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”. Para quienes, a finales de la década de los años setenta, andábamos en busca de unos fundamentos formativos sólidos UCA Editores se convirtió –junto con sellos editoriales como Siglo XXI Editores, Seix Barral, Alianza Editorial, Editorial Grijalbo y Fondo de Cultura Económica— en un signo de calidad y seriedad en los libros que llevaban su sello.
A propósito de lo dicho, cabe destacar acá mi particular vivencia con UCA Editores. La primera vez fue, a finales de los años setenta o inicios de los ochenta, en una librería del Arzobispado de San Salvador entonces ubicada en uno de los costados de la Catedral Metropolitana. En esa librería compré los documentos de Medellín (Los textos de Medellín y el proceso de cambio en América Latina) y de Puebla (Los Obispos Latinoamericanos entre Medellín y Puebla). Siempre en los años previos a mi ingreso como estudiante a la UCA adquirí (no recuerdo si la misma librería o en otras del centro de San Salvador) Jesús en América, de Jon Sobrino, así como las compilaciones dedicadas a la sociedad y la política (Sociedad y política), el Estado (El Estado), la psicología (Problemas de psicología social en América Latina y Psicología: ciencia y conciencia) y a Monseñor Oscar Arnulfo Romero (La voz de los sin voz. La palabra viva de Mons. Romero).
Después de 1983, ya como estudiante universitario, los libros publicados por UCA Editores, tanto los de años anteriores como lo que estaban saliendo en el momento, fueron parte de mi cotidianidad. Mi formación académica y mis opciones éticas deben a esos libros –por mencionar sólo algunos que se me vienen a la mente: El Salvador: entre el terror y la esperanza, El compadrazgo: una estructura de poder en El Salvador (S. Montes), Hacia un nuevo teatro latinoamericano (L. Menéndez), Conversión de la Iglesia al Reino de Dios (I. Ellacuría), Liberación con espíritu (J. Sobrino) y El ascenso del militarismo en El Salvador (R. Guidos Véjar)— más de lo que cualquiera, o yo mismo, pudiera imaginar.
Quiero resaltar mi fascinación por los libros antológicos de UCA Editores. Creo que esas antologías –pienso principalmente en las de los años setenta y ochenta— se constituyeron en un recurso formativo invaluable para quienes estábamos ansiosos por tener perspectivas de análisis más amplias que las que circulaban en los ambientes académicos e intelectuales por aquellos años. En prácticamente en todas las antologías de esos años –he mencionado algunas más arriba— se trata de tesoros bibliográficos y, en ese sentido, de unos clásicos en el quehacer editorial salvadoreño.
No puedo terminar estas líneas –que son mi homenaje personal y agradecido a UCA Editores— sin mencionar a uno de los grandes de la cultura salvadoreña: Ítalo López Vallecillos (1932-1986), promotor cultural, poeta, periodista, historiador, gestor editorial y, desde mi punto de vista, el mejor ensayista salvadoreño. Este intelectual visionario y comprometido fue decisivo para hacer de UCA Editores, además de una casa editorial en el sentido estricto de la palabra, una casa editorial potenciadora, desde los libros que publicaba, de la universidad para el cambio social. En un escrito titulado “Ítalo López Vallecillos: un intelectual comprometido”, el P. Ellacuría, dice, además de otras muchas cosas, lo siguiente sobre él:
“Como universitario quizás su aporte más sobresaliente es su labor editorial tanto en las dos universidades de El Salvador[2] como en el CSUCA[3]… Si la UCA se enorgullece de mantener en el país la editorial más viva, fuerte y diferenciada, cuando casi todas las otras fuentes editoriales se han agotado, se debe en gran parte al impulso y escuela que él dejó… En la UCA ha sido uno de los mejores en entender cuál es la misión específicamente universitaria de una universidad, incluso en situaciones tan radicales como las que le tocó vivir”[4].
Vaya pues mi felicitación a UCA Editores en su 50 Aniversario. Su huella en la cultura nacional y centroamericana es imborrable. Vaya mi agradecimiento a cuantos, desde UCA Editores, han hecho posible, y siguen haciendo posible, la producción de libros serios, de calidad y permeados de espíritu crítico.
[1] Ignacio Ellacuría, “Diez años después ¿es posible una universidad distinta”. https://www.uca.edu.sv/centro-documentacion-virtual/wp-content/uploads/2015/03/C27-c24-.pdf
[2] Se refiere a la UCA y a la Universidad de El Salvador
[3] Consejo Superior Universitario Centroamericano
[4] “Ítalo López Vallecillos: un intelectual comprometido”, https://www.uca.edu.sv/centro-documentacion-virtual/wp-content/uploads/2015/03/C06-c02-.pdf
Fotografía: Luis Armando González