Por: Gabriela Mesones Rojo, Alicia Chen. 18/10/2024
La Antigua y la Nueva Morochocha sufren las mismas dificultades
En 2013, la empresa minera Chinalco (中国铝业集团有限公司) fue motivo de un debate internacional sobre el impacto del extractivismo con la noticia de que había logrado reubicar a un pueblo peruano entero, de 5000 habitantes, para dejar espacio a una mina de cobre. En aquel entonces, el proyecto de reubicación de Morococha, en el centro de Perú, se promocionaba como una solución para proteger a la población de la contaminación y la degradación ambiental resultado de la minería, y un posible modelo de inversión de China en América Latina.
Diez años después, los expertos describen la estrategia como una «tragedia«.
Joselyn Jaua, periodista peruana que informa sobre el ambiente y las comunidades de la región, explicó a Global Voices que las políticas de Chinalco habían tenido un profundo impacto sobre la Antigua Morococha y la Nueva Morococha: «El aumento de la pobreza es igual de evidente para las personas reubicadas y las no reubicadas».
El proyecto de reasentamiento se percibió como un planteamiento pionero de las empresas mineras chinas para gestionar las relaciones con las comunidades de otros países. Chinalco, la empresa estatal china que adquirió la mayor minera de cobre del Perú en 2007 y que ha invertido 4476 millones de dólares en el megaproyecto, prometió en papel ofrecer oportunidades de trabajo local, consultar con representantes de las comunidades y dar prioridad a los problemas ambientales y sociales planteados por los habitantes de Morococha.
En marzo de 2024, en un video de ProInversión, agencia gubernamental peruana, Raúl La Madrid, gerente de Asuntos Legales de Minera Chinalco Perú, dijo:
En la actualidad, esta población ha sido reasentada a una nueva ciudad que nosotros construimos desde cero. Fue parte de nuestro compromiso y responsabilidad social. Lógicamente, tienen agua, desagüe, luz permanente, tienen diversas iglesias para todos los credos, centros educativos y hospital.
Sin embargo, muchos residentes y ambientalistas alegan que la empresa no ha cumplido sus promesas. Un estudio de 2019 realizado la Universidad Nacional del Centro de Perú revela que la mayoría de la población de Nueva Morococha cree que la economía, la estabilidad laboral y el acceso a beneficios sociales que ha prometido Chinalco no se han cumplido.
Jaime Borda, activista peruano de Red Muqui, red local que defiende los derechos de las comunidades afectadas por los proyectos de explotación minera, declaró a Global Voices:
Actualmente el distrito de Morococha se encuentra en situación de pobreza y extrema pobreza. Muchas familias han tenido que migrar a otras ciudades en busca de mejores oportunidades dado que la nueva ciudad de Morococha no garantiza una vida digna o un movimiento económico.
Por el contrario, explica Borda, Chinalco se ha centrado en subcontratar y tercerizar la mano de obra, lo que ha llevado a salarios muy bajos.
Desde 2013, el 96% de la población de la Antigua Morococha se ha visto forzada a mudarse a una zona húmeda propensa a las inundaciones, que además está alejada de las autopista principal. Y la situación es aún peor para unas veinte familias que se niegan a reasentarse.
«Las familias que quedan en la Antigua Morococha sufren a diario el acoso de la empresa minera Chinalco», afirma Borda. «Todos los días destruyen las pocas casas de la gente que queda, hasta que no quede ni un ladrillo».
Borda denuncia que a estas familias se les ha privado de electricidad y agua potable, y que viven en las mismas condiciones de «la era de las cavernas». También les han bloqueado el acceso a las principales vías de transporte, lo que limita sus posibilidades de cubrir necesidades básicas, como el trabajo, la comida y la salud.
Un informe de Naciones Unidas de 2018 concluyó que cuatro empresas mineras chinas, incluida Chinalco, violaban los derechos humanos de los peruanos. El informe decía que el proyecto de minería de cobre Toromocho ha estado en conflicto con la población de Morococha, y que el proceso de reasentamiento de la comunidad ha sido deficiente y peligroso.
Anatomía de una reubicación
En un principio, Chinalco no tenía en mente trasladar al pueblo. La ciudad de Morococha, hoy conocida como la Antigua Morococha, está situada en la provincia de Yauli, a unos 140 kilómetros al este de Lima, la capital de Perú. También se la conoce por ser el lugar de origen del auge minero peruano de la década de 1930. Tras décadas de minería mal regulada alrededor de la Antigua Morococha, la ciudad recibió un legado peligroso e impredecible: un depósito de desechos tóxicos a cielo abierto en medio de la ciudad, que no tiene un sistema adecuado de aguas residuales, por lo que sus habitantes usaban letrinas municipales antes de la reubicación.
Mapa y cifras del proyecto de reasentamiento de Morococha. Fuente: BBC Mundo
En 2006, la empresa de explotación minera canadiense Peru Copper Inc. que adquirió los derechos del proyecto Toromocho, buscó la aprobación del Gobierno peruano para convertir la mina subterránea en una minería a cielo abierto. La empresa contrató a la consultora minera peruana Social Capital Group para que llevara a cabo un análisis ambiental y de factibilidad para el proyecto. El informe destacó que la reubicación de la ciudad era la única solución factible y sostenible, dadas las condiciones de deterioro en Morococha y su proximidad con el emplazamiento minero de Toromocho.
Si bien para ese momento la mayoría de la población local estaba a favor de la reubicación, la escala sin precedentes del traslado de una ciudad tan grande conllevó numerosas dificultades, y cuando Peru Copper subastó la concesión, la única empresa que mostró interés fue Chinalco. «Ninguna otra compañía estaba preparada para gastar 50 millones de dólares en un proyecto social incluso antes de ver un solo centavo de retorno», explicó en 2013 a Dialogue Earth Cynthia Sanborn, científica política experta en compañías mineras chinas en Latinoamérica de la peruana Universidad El Pacífico.
Chinalco es el tercer mayor productor de aluminio del mundo y ha jugado un papel clave en la expansión de la influencia china sobre el sector minero de América Latina. Como empresa estatal, Chinalco es fundamental en la estrategia nacional de China para asegurar recursos minerales dentro y fuera del país. El proyecto Toromocho, adquirido en 2007 a la empresa canadiense con una inversión total de 860 millones de dólares, fue el primer proyecto totalmente nuevo de minería de cobre llevado a cabo por una corporación china en el exterior.
En 2018, la empresa invirtió otros 1300 millones de dólares para expandirse. Pese a las demoras en su desarrollo durante la pandemia, Toromocho sigue siendo el quinto mayor productor de cobre en el país, y Perú es el segundo mayor productor de cobre del mundo.
Nueva Morococha. Foto de Google Maps. Imagen de José Salcedo, 2019. Uso legítimo.
La empresa china declaró que había traído «cambios monumentales a la vida de la población local» (“这些举措给矿区居民的生活带来了翻天覆地的变化”) de la provincia de Yauli. Entre las iniciativas que impulsó la empresa se encuentran la construcción de una planta de tratamiento de aguas negras, apoyo al reasentamiento de 1050 hogares de la zona minera e inversión en la infraestructura sanitaria local. Chinalco también había prometido entablar una mesa de diálogo con las comunidades y se comprometió a emplear personal local para tomar las decisiones más importantes para el futuro de la comunidad. Hasta 2023, la empresa alegaba que había contratado a 1500 trabajadores para el proyecto Toromocho, de las cuales solo 20 eran chinos.
Borda señaló que, si bien la nueva ciudad contaba con los servicios básicos, la actividad económica de Morococha se había estancado porque la empresa subcontrataba la mano de obra con salarios muy bajos. Chinalco tampoco estableció el campamento minero prometido, un emplazamiento destinado a albergar trabajadores de las operaciones mineras, que típicamente contaría con alojamientos básicos, sedes comunales y los servicios necesarios para facilitar la vida de los trabajadores. Se esperaba que este campamento también dinamizara la economía local. Borda agregó que los espacios para el diálogo que había prometido la empresa también se han reducido durante los últimos años, y que las familias no reasentadas han quedado excluidas.
En 2022, los mineros protestaron contra Chinalco con una huelga y un bloqueo cuando la empresa despidió a casi mil trabajadores, hecho que se suma a otros conflictos ambientales y sociales.
Proyecto Toromocho en la antigua Morococha, 2017. Captura del documental Morococha: Voces invisibles.
Chinalco no ha respondido a los pedidos de comentarios de Global Voices.
Promesas incumplidas y gente descontenta
Para dimensionar el alcance de la responsabilidad de Chinalco para con la población de Morococha, es necesario entender dos acuerdos básicos: el Convenio Marco, contrato entre la empresa y la población de Morococha que trata sobre la pobreza, los servicios sanitarios básicos y la vivienda, y esboza una estrategia para impulsar la economía local; y el estudio de impacto ambiental, que define el impacto del proyecto Toromocho sobre la comunidad y el ambiente. Hasta ahora, no se ha firmado el convenio marco ni se ha implementado el estudio de impacto ambiental.
Según el informe del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico de Perú (INGEMMET), publicado en 2017, la antigua ciudad de Morococha enfrenta una situación de «peligro inminente no mitigable» por serios riesgos, que abarcan daños estructurales visibles, proximidad a los desechos tóxicos de las minas y continuas amenazas sísmicas exacerbadas por la actividad minera. La combinación de estos factores hace que los esfuerzos de mitigación sean ineficaces, lo que acentúa la extrema vulnerabilidad de la zona.
Mapa de la Antigua Morococha que muestra las casas deshabitadas en 2013 y 2016, a tres años de haber iniciado la reubicación. Fuente: Informe del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico de Perú, publicado en 2017. Uso legítimo.
Las personas reasentadas en la Nueva Morococha también están expuestas a varios riesgos ambientales.
La nueva ciudad, también llamada Carhuacoto, fue construida en medio de dos lagunas y sobre lo que había sido un pantano, por lo que la humedad afecta las construcciones, y también la salud de sus habitantes. Una investigación llevada a cabo en 2015 relata el caso de una mujer a cuya familia se otorgó una pequeña unidad de 50 metros cuadrados en Nueva Morococha, pero la humedad del pantano le había causado serios problemas de salud, lo que forzó a la familia a volver a la Antigua Morococha. Ahora viven en una vieja escuela abarrotada donde comparten el espacio y un solo baño con otras varias familias.
El informe del INGEMMET concluyó que las frecuentes inundaciones y la licuefacción del suelo causadas por los sismos afectaban las condiciones de seguridad de las edificaciones de Nueva Morococha, cuyas instalaciones, como escuelas, templos y centros de salud, habían sido construidas en 26 meses, entre 2010 y 2012. El informe señaló que la empresa no ha informado aún a la población sobre cómo minimizar esos riesgos.
Adicionalmente, los habitantes que aún no se han reasentado se niegan a aceptar la oferta de Chinalco. Afirman que la empresa solo les ofrece nueve dólares por metro cuadrado de sus casas, insuficiente para que puedan comprar otra casa en la Nueva Morococha.
Aunque Chinalco asegura que «se han resuelto todos los riesgos», su propio informe también reconoce que los peruanos han atravesado una historia de colonización y explotación de recursos, y alberga una profunda preocupación sobre el desarrollo minero. Ese temor resulta más evidente entre las comunidades indígenas que habitan los Andes y que son especialmente sensibles a estos problemas.
Borda enfatizó que las autoridades peruanas comparten la responsabilidad del fracaso del proyecto de reasentamiento. Han descuidado su rol protector de los derechos de la población al modificar leyes para favorecer a las empresas de explotación minera por sobre las comunidades locales. También aprobaron el Estudio de Impacto Ambiental de la empresa a pesar de los continuos cuestionamientos sobre el ambiente y el agua que afectan a la población. Además de Morococha, se han dado situaciones similares en otros pueblos mineros del Perú.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ
Fotografía: Global voices. Nueva Morococha. Captura de un video promocional de minería Chinalco.