Top Posts
Manifiesto de presentación de «Las calles contra el...
Sobre los disturbios de Salt: Entrevista a un...
Brasil. Busca frenar el avande de los BRICS
La guerra que se libra en contra del...
La crueldad de las palabras: retrocesos del Estado...
Todo lo que necesitas saber sobre los compresores...
Samper alerta sobre el intento de una «reconquista...
Por qué proteger el protocolo de Bluesky puede...
La conciencia de clase: un arma contra la...
Gobiernos progresistas en Latinoamérica deben unificarse ante políticas...
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundarioLuis Armando González

El Mons. Oscar A. Romero con el que me quedo

por RedaccionA marzo 24, 2024
marzo 24, 2024
992

Por: Luis Armando González. 24/03/2024

Este 24 de marzo se cumplen 44 años del asesinato de Mons. Oscar Arnulfo Romero, ocurrido el 24 de marzo de 1980. En algún momento de los años noventa, comencé a aprovechar cada aniversario de ese magnicidio para reflexionar por escrito sobre la figura y obra de Mons. Romero. Quizás esta sea la última vez que escriba algo sobre él. Creo que ha llegado el momento –en lo que me concierne— de dejar descansar en paz a este buen hombre. Desde mi punto de vista, se lo ha usado demasiado y no siempre para honrar su memoria ni para guiarse por sus valores, obra y compromiso.

En efecto, si algo se puede decir de Mons. Romero es que, a lo largo de los 44 años transcurridos desde su muerte, ha habido tiempo para que cada cual forje su propia imagen sobre él. Esto ha dado como resultado un Mons. Romero a la medida de las propias expectativas e intereses, lo cual no quiere decir que esas distintas construcciones sean igualmente legítimas, pero, sin embargo, existen.

En lo particular, tengo mi versión de Mons. Romero; es la versión que he forjado desde que escuché su predicación, en la radio YSAX, en sus misas dominicales; visité su féretro en la catedral metropolitana; y leí sus homilías, cartas pastorales y diario personal. A esto se suman mis lecturas y reflexiones sobre la historia reciente del país, además de mis experiencias como educador popular en Chalatenango, Morazán, Ahuachapán y San Salvador.  Todo esto me ha llevado a forjarme una imagen de Mons. Romero que a lo mejor no es la más atinada, pero es la que ha estado conmigo en todos estos años y es la que seguirá conmigo en lo que me resta de existencia.

¿De qué imagen se trata? Para comenzar, de un Mons. Romero humano, con las tribulaciones, tensiones y conflictos propias de cualquier ser humano. Un hombre que lidió con sus tribulaciones, tensiones y conflictos en un país atrapado en un espiral de violencia que fue, para él, un desafío de primera importancia. Era consciente de su posición en la jerarquía de la iglesia católica, pero tomó la decisión de no usarla para beneficiarse o para ser cómplice de los abusos de la élite militar y económica. Fue una decisión que lo convirtió en enemigo de esa élite, al igual que ya lo eran otros sacerdotes que habían optado por la crítica al poder establecido. Fue un hombre de una fe intensa, humilde y sin afanes de lucimiento, reacio al lujo y la ostentación; con una convicción dogmática en la justicia y en que la legitimidad de los gobernantes proviene de su trabajo por el bien común. Su amor por este país y su gente, por quienes sufrían y eran violentados, no conoció límites. La defensa de la dignidad humana fue su mayor compromiso. En fin, Mons. Romero fue un patriota en el mejor sentido de la expresión. Quiso ser coherente en cada una de sus acciones y pensamientos, pero sobre todo quiso ser justo, poniéndose del lado de quienes padecían injusticias abyectas.             

  Podría abundar más, aunque no lo estimo necesario, pues el párrafo anterior sintetiza la imagen de Mons. Romero con la que me quedo. Desde ella, me siento cómodo con el Mons. Romero que, en los años ochenta, estaba marginado desde el oficialismo eclesial en la cripta de Catedral. Fue ahí en donde mi hijo mayor –Oscar Arnulfo González Márquez— fue bautizado. Ese era el mejor lugar para el resguardo de su legado, lo mismo que lo eran cada capilla, ermita o comunidad que, con riesgos a veces extremos, no dejaron de honrar la memoria de Mons. Romero a lo largo de la década de la guerra civil y en las dos décadas siguientes. 

         El engalanamiento oficial de Mons. Romero, desde 2009, me hizo sentir incómodo. De hacerlo presente en aulas escolares, auditorios o murales –lo que era necesario— se pasó al exceso de ponerle su nombre al aeropuerto internacional y a una avenida, lo cual estaba en las antípodas del Mons. Romero humilde y reacio a aceptar privilegios, que es el que a mí me gusta. Obviamente, se trata del Mons. Romero que he fraguado para mí; no se me ocurre pensar esto deba ser así para otras personas.

         ¿Y en el momento actual? Bueno, no me extrañaría que, en algún momento, se nos diga que Mons. Romero no existió, que es una invención de curas e intelectuales resentidos. O, aceptando que existió, se nos quiera imponer la “interpretación correcta” de Mons. Romero. O, por último, se genere un clima en el cual se hable cada vez menos de él y, como resultado, más temprano que tarde, quede en el olvido todo lo que dijo o hizo, incluyendo su nombre.

En este último escenario, a lo mejor el recuerdo de Mons. Romero sólo perviva en reductos fuera de la mirada institucional-oficial, es decir, ahí donde personas honradas y buenas lo tengan presente, sin más propósito que el de fortalecer sus sentimientos y mente (su espíritu) para hacer frente a las mil adversidades de la vida. No puedo dejar de pensar que, si esto sucede –ahí donde suceda: la parroquia, la ermita o el altar familiar, la comunidad, el barrio, el cantón, la prisión—, Mons. Romero estará ocupando su lugar natural en la sociedad salvadoreña.

Al escribir esto viene a mi memoria la vez que, en algún momento de los años ochenta, encontré a mi mamá Teresa rezando con devoción ante una fotografía de Mons. Romero. Increyente como era (y sigo siendo) le pregunté, con un dejo de burla, qué hacía.
“Le pido a Mons. Romero que te traiga sano de regreso a la casa”, fue su respuesta. Mi mamá conversaba –se trataba de un diálogo íntimo—, con la imagen de Mons. Romero; y ese diálogo le daba fortaleza para hacer frente a su día a día. Así es como creo que sobrevivirá el legado de Mons. Romero: en diálogo íntimo con quienes, con humildad y sinceridad, busquen en sus ideas, enseñanzas y ejemplo un asidero para seguir viviendo con dignidad.     

 San Salvador, 21 de marzo de 2024

Fotografía: Sicsal

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
RedaccionA

noticia anterior
¿Quiénes ganaron los 44 municipios de El Salvador en el periodo 2024-2027?
noticia siguiente
Día Mundial del Agua y educación

Visitantes en este momento:

1.161 Usuarios En linea
Usuarios: 214 Invitados,947 Bots

Blog: Perspectivas comunistas

La mejor opción para Xalapa…

Nuestras redes sociales

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Nuestros grupos de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

mayo 2025
L M X J V S D
 1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031  
« Abr    

Artículos más leídos esta semana

  • ¿Cuáles son los elementos de una historieta?

    febrero 15, 2017
  • 2

    Entrega CNTE pliego petitorio a SEP, SG e Issste con miras a huelga nacional del 15 de mayo

    mayo 5, 2025
  • 3

    Televisa Leaks | La fábrica de mentiras, manipulación y guerra sucia

    mayo 7, 2025
  • 4

    ALFONSO CEPEDA ESPURIO DIRIGENTE DEL SNTE

    mayo 4, 2025
  • 5

    Suspenden fallo de jueza y orden de aprehensión contra Evo Morales sigue vigente

    mayo 7, 2025
  • 6

    Daniel Innerarity: «Una teoría crítica de la inteligencia artificial»

    mayo 6, 2025
  • 7

    Educación compartida

    mayo 8, 2025
  • 8

    Pequeños modelos de lenguaje: 10 Tecnologías Emergentes 2025

    mayo 7, 2025
  • 9

    Algunas ideas para un anarquismo proactivo

    mayo 4, 2025
  • 10

    El gobierno de Milei busca desalojar la redacción de El Grito del Sur

    mayo 7, 2025
  • 11

    Llama CNTE a lucha obrera y campesina en demanda de salario digno

    mayo 5, 2025
  • 12

    Cuerpos cultivados en laboratorio: el debate ético de esta posible revolución médica

    mayo 8, 2025
  • 13

    Bolivia. ¿Quién traicionó a quién? Las claves de la ruptura Evo-Andrónico

    mayo 7, 2025
  • 14

    [Vídeo] Juventud reaccionaria: ¿Ser facho está de moda? – Escupamos La Historia

    mayo 7, 2025

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial