Por: Saoussen Ben Cheikh. 14/04/2025
Traducido por: Mariela Arnst
El Starlink de Elon Musk está generando temores sobre violaciones de la privacidad de datos, represalias gubernamentales e influencia extranjera.
A medida que la internet de alta velocidad Starlink, propiedad de Elon Musk, llega a Yemen con promesas de revolucionar la conectividad para las comunidades desatendidas y afectadas por la guerra, muchos temen que este acceso tenga un costo en términos de privacidad de datos y vigilancia, y que sea una maniobra geopolítica en medio de las crecientes tensiones en el mar Rojo.
Conectividad deficiente
Durante años, los yemeníes han luchado con una de las conexiones a internet más lentas, caras e inestables del mundo. La infraestructura de telecomunicaciones del país, ya de por sí frágil, quedó gravemente afectada por casi una década de guerra y crisis humanitarias. A partir de enero de 2024, solo el 17.7% de los 34.83 millones de habitantes de Yemen tenía acceso a internet.
El grupo Ansar Allah, también conocido como los hutíes, que en 2014 tomó el poder en el norte de Yemen donde vive la gran mayoría de la población, maneja las redes de telecomunicaciones estatales e impone estrictos controles de información. Estos incluyen frecuentes apagones de internet, vigilancia extensa de los disidentes y censura de noticias y plataformas de redes sociales, lo que limita la comunicación con amigos y familiares, el aprendizaje en línea, el trabajo remoto y las oportunidades económicas.
Ghomdan, periodista de un medio local en Hodeida, expresa su frustración:
Tuve que mudarme de Hodeida a Saná solo para acceder a mejor internet. La conexión en mi ciudad es en extremo inestable, se ve constantemente interrumpida por enfrentamientos en el puerto. Las autoridades suelen cortar la señal, ya sea para castigar a la población o para impedir el intercambio de información. Se volvió imposible hacer mi trabajo. Publicar fotos era una lucha y acceder a información a tiempo era una batalla cuesta arriba.
¿Un cambio radical?
En enero de 2024, el Gobierno yemení reconocido internacionalmente y que solo controla el sur de Yemen, se convirtió en el primero de la región en firmar un acuerdo de licencia por cinco años con Starlink, de Elon Musk, operado por SpaceX. Este acuerdo, que terminará el 1 de enero de 2029, con posibilidad de renovarse, marcó un hito histórico en la larga lucha de Yemen por el acceso digital.
El servicio de Starlink requiere un equipo satelital, que cuesta 389 dólares e incluye una antena y un enrutador, con suscripciones mensuales que varían entre 35 y 50 dólares, dependiendo de la ubicación y el uso. A diferencia de internet tradicional de fibra óptica o móvil, Starlink funciona mediante satélites, lo que permite la conectividad incluso en las regiones más remotas y afectadas por conflictos, donde la infraestructura está dañada o no existe.
Enrutador de Starlink en un techo en Yemen. Imagen cortesía del autor.
Por primera vez, los yemeníes, al menos en el sur, pueden acceder a internet satelital de alta velocidad sin restricciones, y eludir las redes controladas por el gobierno.
Para los jóvenes, surgen oportunidades sin precedentes. Los estudiantes pueden acceder a recursos educativos globales y las empresas pueden desbloquear nuevas oportunidades económicas.
«Starlink nos da la oportunidad de trabajar, aprender y conectarnos con el mundo. Puede parecer algo obvio para la mayoría, pero en Yemen, conectarse rápidamente era un sueño», dice Ahmed, programador de software de 24 años en Taiz. «Con una conexión estable, ahora puedo postular a trabajos remotos y trabajar sin interrupciones con clientes en el extranjero, algo que antes era imposible».
En un país donde más del 80 % de la población requiere asistencia humanitaria, el acceso mejorado a internet tiene el potencial de transformar las comunicaciones y de contribuir a coordinar los esfuerzos de ayuda de manera más efectiva.
A medida que Starlink gana terreno en Yemen, muchos yemeníes que no pueden pagar los costosos equipos y la suscripción mensual han encontrado formas alternativas de acceder al servicio.
Pequeñas empresas y emprendedores individuales han comenzado a ofrecer acceso compartido al servicio. De una forma similar a la que funcionaban los cibercafés en su momento, los usuarios pueden comprar vales que les dan acceso a los servicios de Starlink de alta velocidad por un tiempo determinado a cambio de un pago. Esto ha dado lugar a que surja un nuevo sector empresarial informal, en el que los emprendedores obtienen ganancias por revender conectividad.
Ejemplo de un vale de internet usado para acceder a los servicios de Starlink en Yemen. Imagen cortesía del autor.
Fahmi, formador digital con sede en Taiz, explica: «La gente está desesperada por una conexión estable a internet y Starlink se está convirtiendo en la solución más popular. En solo unos meses, hemos visto surgir comunidades enteras en Facebook que se usa para intercambiar consejos sobre dónde comprar los equipos de Starlink, cómo instalarlos e incluso cómo reducir los costos si comparten suscripciones».
Controversias económicas, políticas y de seguridad
Si bien para muchos, Starlink representa un salvavidas, otros advierten que podría traer graves riesgos políticos y de seguridad; en un país sumido en el conflicto, el acceso a internet es una cuestión de poder y de control.
El gobierno hutí en Saná ha condenado enérgicamente el acuerdo con Starlink, lo califica de «peligroso» y de constituir «violación de la soberanía yemení». Argumentan que el servicio supone «una amenaza directa a la seguridad nacional», que pone en peligro el tejido social y socava la capacidad del Gobierno para proteger la privacidad y los datos de los ciudadanos.
Han prohibido oficialmente Starlink, y advertido a los ciudadanos que no usen el servicio y prometido tomar «las medidas necesarias» para proteger la soberanía del país, una amenaza velada para cualquiera que sea sorprendido accediendo a la red.

Mensajes de texto enviados por las autoridades hutíes para recordar a los ciudadanos que Starlink está prohibido y amenazar con sanciones, como prisión y eliminación del registro comercial para quienes vendan el servicio. Los mensajes etiquetan a Starlink como una agencia de espionaje estadounidense, y advierten sobre la complicidad de lo que describen como “objetivos del enemigo”. Captura de pantalla del autor. Uso permitido.
Los hutíes han acusado a Starlink de ser una herramienta de espionaje, alegan que podría ser utilizada para rastrear los movimientos militares de Yemen, supervisar los bastiones rebeldes e identificar los sitios de lanzamiento de ataques con misiles en el mar Rojo. El funcionario hutí Mohammed al-Bukhaiti vinculó directamente el lanzamiento de Starlink con «la guerra que Estados Unidos ha librado contra Yemen».
Otros críticos destacaron que el país, que atraviesa dificultades económicas, se vería privado de los ingresos tan necesarios de su sector móvil y de telecomunicaciones, que irían a parar a Starlink.
Al mismo tiempo, la Embajada de Estados Unidos en Yemen no tardó en alabar el proceso, lo calificó de «hito» para la conectividad en el país.
¿Una herramienta para la vigilancia de Estados Unidos?
El temor al espionaje y a las violaciones de la seguridad de datos es real. La información obtenida a través de internet satelital podría utilizarse para recopilar información o para explotar económicamente.
Bajo la ley CLOUD (Aclaración del uso legal de datos en el extranjero) el Gobierno de Estados Unidos tiene la autoridad para acceder a los datos almacenados por empresas estadounidenses, incluidas SpaceX, sin necesidad del consentimiento del usuario ni de las autoridades locales. Esto significa que los datos de los usuarios yemeníes, que van desde la actividad de navegación hasta el seguimiento de ubicaciones, podrían ser accesibles para agencias de Estados Unidos, lo que genera temores de espionaje, vigilancia y explotación económica.
A pesar de las amenazas hutíes de aplicar severas sanciones, impulsadas por una demanda abrumadora de internet de alta velocidad sin restricciones, Starlink se está expandiendo rápidamente en el norte de Yemen, principalmente a través de dispositivos contrabandeados desde Omán y Arabia Saudita y puntos de acceso compartidos.
Rakan, que gestiona más de 20 grupos de redes sociales de Starlink con miles de seguidores, habló bajo un seudónimo para proteger su identidad. Ha estado facilitando el acceso a Starlink en el norte de Yemen, donde el servicio está oficialmente prohibido. Sobre su experiencia con el contrabando y la instalación de Starlink dijo:
Es arriesgado, pero la gente está desesperada por una conexión estable. No deberíamos tener que llegar a estos extremos, pero los hutíes no nos dejan otra opción. Gobiernan con el terror. Envían mensajes intimidatorios advierten a la gente que no use Starlink. Si descubren que lo estás usando, podrían extorsionarte, encarcelarte o algo peor.
Estos grupos actúan como sistemas de apoyo ocultos, ayudan a los yemeníes a navegar por las complejidades de adquirir y usar Starlink discretamente.
¿Revolución digital o caballo de Troya?
La llegada de Starlink a Yemen también se complica por la carga política de su fundador profundamente polarizante, el multimillonario Elon Musk. Su papel público en la nueva administración de Trump, su apoyo a ideologías de extrema derecha, su participación en teorías conspirativas y su comportamiento errático en las redes sociales han generado duras críticas sobre la expansión de Starlink en zonas de conflicto.
No es la primera vez que Musk interviene para dar acceso a internet en zonas de guerra o crisis humanitarias. Después de la presión internacional, activó Starlink en algunas zonas de Gaza tras la destrucción por parte de Israel de las redes de telecomunicaciones de la franja al inicio de la guerra. De manera similar, Starlink desempeñó un rol crítico en Ucrania, donde se desplegó para apoyar la comunicación civil y militar tras la invasión rusa del país.
Las operaciones de Starlink en regiones políticamente sensibles plantean preguntas sobre si el servicio se está utilizando como una herramienta para intereses estratégicos más amplios de Estados Unidos. En Siria, a pesar de que no hay un servicio oficial, Starlink es accesible. Mientras tanto, en Irán, se alegó que los disidentes utilizaron Starlink durante las protestas de 2022 para eludir la censura del Gobierno, organizar manifestaciones y comunicarse con el mundo exterior.
Si el sector nacional de telecomunicaciones de Yemen no mejora el servicio y reduce los precios, los ciudadanos recurrirán cada vez más a Starlink, lo que aumenta la dependencia de una infraestructura digital controlada por actores extranjeros y, potencialmente, cede el control sobre los datos a actores externos.
Aunque Starlink ofrece un avance en el acceso digital, las consecuencias van mucho más allá de la simple conectividad, plantean preguntas urgentes sobre el papel de las corporaciones privadas en el control del acceso a la información, los riesgos de espionaje, la soberanía económica, la seguridad de los datos y la influencia geopolítica.

Este articulo es parte de The Bridge (El puente), presentacion con opiniones, comentario e investigacion desde la perspectiva singular de la Comunidad de Global Voices. · Todos los articulos

Este articulo es de GV Advox, un proyecto de Global Voices con su propio sitio web, en pro de la defensa de la libertad de expresion y contra la censura en internet. · Todos los articulos
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Fotografía: Global voices. Joven instala antena receptora de Starlink en un techo en Yemen.