Por: Oiwan Lam. 15/04/2025
Traducido por: Celia E. Luna, Traducido por: Gabriela García Calderón Orbe
El poder geopolítico se desplaza de Occidente a Oriente
«Oriente asciende y el Occidente desciende» (東升西降), frase política que dijo el presidente chino Xi Jinping en 2020 que describe el cambio del poder geopolítico internacional, se ha convertido en un lema en las redes sociales chinas mientras el presidente estadounidense Donald Trump dirige a Estados Unidos en una dirección cada vez más aislacionista.
El último revuelo en torno al concepto político comenzó después de que la revista teórica oficial del Partido Comunista Chino, Qiushi, publicó el comentario de Xi Jinping sobre la tendencia política de un Oriente en ascenso y un Occidente en declive el 1 de enero de 2025. El artículo era una transcripción de un discurso pronunciado por el presidente chino en 2023, en el que hablaba del declive gradual de los países occidentales como consecuencia de su incapacidad para frenar su codiciosa naturaleza capitalista, y de ahí que la Nueva Era se haya caracterizado por el marcado contraste de «un Oriente en ascenso y un Occidente en declive» y «una China estable y un Occidente caótico». Destacó que el nuevo equilibrio geopolítico ha dado a los países en desarrollo otra opción y pidió una lucha justa contra el cerco, la contención y la represión de Estados Unidos.
Aunque es típico que los medios estatales chinos repitan las ideas de Xi, esta vez, el artículo ideológico de Qiushi ha logrado mayor resonancia de disidentes políticos, gracias a la política exterior aislacionista de Donald Trump.
“Conductor viejo” (老司机), abierto abierto crítico del Partido Comunista Chino en X, antes Twitter, destrozó a Trump por ayudar a China a surgir:
Si Estados Unidos permite que Trump, ávido de ganancias, se vuelva tacaño, ¿la gente de todo el mundo lo evitará o se unirá a él? Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos brindó generosa ayuda a innumerables países. ¿Se empobreció y debilitó como resultado, o se fortaleció y enriqueció? Las personas con miopía solo ven la parte de ayuda, pero ¿ven la parte de beneficio? Si Estados Unidos abandona su estrategia global y vuelve al aislacionismo ayudará a que China crezca más y ayudará a que Xi Jinping ascienda al poder.
En X, el usuario @tankman2002 también expresó su frustración con la política exterior antagonista de Donald Trump:
https://twitter.com/tankman2002/status/1892881470307406040
La peor pesadilla de Europa.
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¿Quién podría haber pensado que el “ascenso de Oriente y la decadencia de Occidente” del presidente Xi se convertiría en una profecía? ¿Quién hubiera pensado que un día el presidente Xi llegaría a ser tan alto y majestuoso en comparación con sus pares?
“Oriente sube, Occidente baja”
Xi Jinping mencionó esta frase por primera vez, “Oriente sube, Occidente baja”, en la quinta sesión plenaria del Partido Comunista Chino en octubre de 2020, y la frase se publicó en enero de 2021 en el primer mandato presidencial de Donald Trump, cuando Estados Unidos sufría los estragos de la pandemia de COVID-19, la desinformación sobre vacunas y medidas contra la pandemia.
La idea se basaba en las teorías presentadas por Li Yifu, exvicepresidente del Banco Mundial, Hu Angang y Li Daokui, ambos profesores de economía de la Universidad de Tsinghua. Para Xi y su grupos de expertos, Oriente y Occidente representan dos civilizaciones: la primera se basa en los valores comunes y el colectivismo, mientras que la segunda se basa en la libertad individual y el capitalismo. Con el rápido ascenso de China en el poder económico y tecnológico, así como el éxito inicial en la contención de la pandemia, creían que China estaba entrando en un periodo de oportunidades y que, para 2030, China superaría a Estados Unidos y se convertiría en la mayor economía del mundo.
Pero muchos no estaban de acuerdo. El expresidente estadounidense Joe Biden, en su discurso de despedida, subrayó que China nunca superaría a Estados Unidos, citó la ralentización económica de China tras la crisis y la rebaja de las calificaciones financieras internacionales. El ex primer ministro de Singapur Lee Hsien Loong también sugirió que China no podría superar a Estados Unidos en el sentido de que este último podía atraer a personas de todo el mundo, y tenía la vitalidad y la capacidad de reinventarse. Incluso dentro de China, los politólogos señalaron que el crecimiento económico no era el indicador de fuerza más significativo, ya que la hegemonía de Estados Unidos se sustenta en su presencia geopolítica, sus alianzas occidentales, la situación del dólar estadounidense como divisa comercial y reserva mundial, su capacidad para atraer talento global y su poder tecnológico y militar.
Por lo tanto, China ha estado trabajando para construir su alianza de países en desarrollo a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta y desplegar el renminbi digital para fortalecer la posición del yuan como moneda global, en medio de la escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la crisis de la deuda y la deflación de China. La idea de que «Oriente está subiendo y Occidente está bajando» había sido una idea improbable entre los observadores de China hasta que Donald Trump dio un vuelco total a la política exterior estadounidense, y empujó a la nación del multilateralismo al aislacionismo y a su política comercial de un mercado libre a un sistema proteccionista.
Luego de que Donald Trump cerró USAID y amenazó con retirarse de la alianza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de su apoyo militar a Ucrania, la consecuencia, como sugiere el análisis político del Wall Street Journal, es que el mundo volvería a caer en esferas de influencia, con Rusia, China y Estados Unidos (y la Unión Europea) como actores principales:
https://twitter.com/WSJ/status/1880593070569238783
En la nueva era del imperio, las grandes potencias pretenden repartirse el planeta
Tras la Segunda Guerra Mundial, las naciones se comprometieron a crear un mundo más igualitario y respetuoso con la ley. Ahora, Rusia, China y Estados Unidos están volviendo a un modelo más antiguo en el que los países poderosos imponen su voluntad.
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Con el orden internacional de posguerra en declive, Rusia, China y Estados Unidos aspiran a repartirse el planeta en una nueva era de imperio, escribe Yaroslav Trofimov, del Wall Street Journal.
La predicción de que China ampliará su influencia a medida que Estados Unidos corte lazos con sus antiguos aliados, como Ucrania, la Unión Europea y Canadá, se ha convertido en un consenso entre los observadores de política exterior:
https://twitter.com/ForeignAffairs/status/1891688590184202337
La estrategia china contra Trump
Pekín se prepara para aprovechar las perturbaciones.
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Los líderes chinos esperan que las políticas del gobierno de Trump desmantelen los cimientos de la hegemonía global estadounidense y creen una oportunidad para que Pekín expanda su influencia más lejos y más rápido, escribe Yun Sun.
La versión china de esta hipótesis se refleja en la idea de que «Oriente está en alza y Occidente en declive», que ahora comparten los liberales políticos de la China continental:
La mediación (del presidente francés) Macron en Washington no generó el resultado esperado. Trump criticó con dureza a la Unión Europea y está dispuesto a declararle la «guerra» (comercial). La relación entre Europa y Estados Unidos nunca volverá a ser la misma. A partir de 2025, habrá grandes cambios en la geopolítica mundial, que beneficiarán sobre todo a los dictadores de varios países. Parece que el ascenso de Oriente y el declive de Occidente ya no es un lema, sino un acontecimiento totalmente inevitable, siempre y cuando el Gobierno (chino) no lo arruine.
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Fotografía: Global voices