Por: Oswualdo Antonio González. 09/01/2016
Desde el 2013 hemos coincidido con muchos compañeros maestros que lucharon y luchan en forma abierta contra la Reforma laboral en materia educativa, que de seguir el actual grupo en el poder es seguro que perderemos todos los derechos ganados, así como nuestros recursos naturales. Paradójicamente, ese grupo, pequeño en número, es sostenido por una mayoría (legal o no) que vía el voto los ratifica en cada elección. La pregunta que surge de manera inmediata es ¿por qué gente pobre sigue votando por aquellos que se están enriqueciendo a costa de su pobreza?
Hay diversas teorías que explican estas decisiones; desde las que plantean que el grupo en el poder se sostiene de hilos clientelares que alimentan con incentivos, creando un círculo de dependencia, hasta las que argumentan que hay una especie de determinación cultural formada por décadas de educación centrada en la obediencia y en un entorno que premia la corrupción y castiga el trabajo honrado. Independientemente de la teoría que tomemos para explicar o comprender este fenómeno hay mecanismos que nos ayudan a construir el mapa de actuación de los electores y que hace que el grupo en el poder se sostenga y fortalezca a pesar de sus malos resultados. Mencionaré tres de estos mecanismos:
- No reconocemos el espacio público como nuestro. Lo que impacta en la inexistencia del ciudadano, actor necesario como contrapeso de las autoridades públicas (legisladores, aparato judicial, ejecutivo), lo que provoca los excesos que actualmente vivimos en Veracruz y el país. La situación extrema que estamos sufriendo nos ha obligado a salir a las plazas para gritar nuestra indignación contra un ente abstracto llamado gobierno, intentando traducir repudio público en castigo para el gobernante, lo cual no necesariamente se da en una relación directa. Los grupos que han logrado ubicarse en el espacio público, la mayoría de las veces luchan por sus agendas internas, lo cual refuerza el estado actual de cosas, un ejemplo de ello son los sindicatos magisteriales.
- Igualar a todos las opciones partidistas. El grupo en el poder ha logrado colonizar a casi todas las opciones partidistas, de tal modo que sin importar quien resulte electo, el grupo en el poder sigue gobernando. Los electores reciben pasivamente este estado de cosas y traducen su decisión en abstención o en una crítica radical que descalifica todo, pero que termina, para efectos electorales, en la decisión de no votar. Este fue el caso en Veracruz, donde un grupo magisterial disidente decidió llamar a sus integrantes a no votar en la elección pasada, bajo el argumento que todos los partidos son iguales. En otro artículo analizaremos los impactos de esta decisión, que en el caso de la CNTE-Oaxaca implicó un replantemiento de la estrategia.
- Uso de estrategias destinadas al triunfo inmediato pero al fracaso a mediano plazo. Al no existir ciudadanía, los intentos de erosionar al grupo en el poder se da entre élites, por ello no pasa nada, se logra ganar un cargo, pero la estructura se mantiene inamovible. Se puede afirmar que ninguno de los grupos actualmente en lucha contra alguna reforma estructural, está implementando una estrategia formal de formación ciudadana para la insurgencia, que implicaría contar con un programa y recursos destinados a este fin. Algunos grupos enfocan sus esfuerzos a desarrollar un proceso de adoctrinamiento de sus integrantes, pero no se ha logrado ganar terreno a la apatía y desinformación del grueso de los votantes.
Los tres mecanismos anteriores, son solo un ejemplo que puede ayudarnos a comprender ¿por qué siguen votando por el PRI? y en consecuencia es un llamado a los grupos y personas que hemos decidido públicamente luchar contra este sistema de cosas, que exprime y asesina a sus ciudadanos, para replantear nuestras estrategias de cara a la próxima elección de gobernador y diputados locales.
No basta con convencer a los ya convencidos, es necesario salir al encuentro del pueblo, no para adoctrinarlos, sino para formarlos como ciudadanos con los conocimientos y herramientas necesarias para tomar decisiones con sentido de futuro, lo que algunos colegas llaman concienciación. No es pasar de un yugo a otro, es crear las condiciones para hacerlos protagonistas de su momento histórico.
¿Cómo hacerlo? ¿Que pedagogía puede ayudarnos?
En un próximo artículo compartiré una metodología base, para diseñar una estrategia de largo aliento de formación ciudadana. Es una propuesta que hunde sus raíces en la década de los setentas y cuyos resultados fueron evidentes en nuestra américa.
Fotografía: claret