Por: Mara Fernández Brozzi. La Negra del Sur. 05/04/2020
Estamos con lxs nuestrxs. A 44 años del golpe cívico, militar, eclesiástico, estamos a resguardo de un afuera que hoy nos empuja a estar adentro. Estamos paradxs en la memoria, abrazadxs desde lejos sintiendo ese cerca de nuestras voces que siguen gritando PRESENTES, no ahora, SIEMPRE!
Será distinto, será raro, será más solxs, será todxs juntxs, será sin fotos aéreas mostrando nuestra multitud, será sin las selfies abrazadxs al compañerx, será sin los cantos de a tantxs haciendo eco por Avenida de Mayo. Será distinto, pero seguirá siendo nuestro, seguirá siendo pasos en la marcha de esta historia que seguimos escribiendo diciendo NUNCA MÁS! gritando SON 30 MIL! Sintiendo la cercanía justo ahí, en esa plaza que estará vacía de nosotrxs esta vez, desde lo físico, pero repleta de nuestros pañuelos con memoria enarbolando los balcones, las ventanas, las terrazas. Estaremos ahí, como siempre estuvimos, pero desde acá, donde siempre estamos.
Porque todxs tenemos 44 años. Engrillados en los tobillos. Tabicados en los ojos. Machucados en la piel. En la renguera que nos persigue por los golpes que nos dieron. En la marcas de este cuerpo que la picana perforó. En los vientres que nos vaciaron de vida. En las capuchas que nos marcaba la oscuridad.
Todxs llevamos 44 años. Donde pudimos destrozar esos grilletes, quitarnos los tabiques, regenerar la piel, realizar pasos firmes y fuertes más allá de lo desparejo, silenciar el sonido de esa máquina que quería nuestras voces y los nombres que no dimos, atiborrar las panzas de semillas, deshilachar la tela sobre nuestras cabezas y ver, ver y hacer, hacer y recordar, recordar y construir, construir y sepultar. Ese ayer que bajo tierra mantenemos en la superficie de esta Memoria, esta Verdad, y esta Justicia.
Todox somos estos 44 años. Y la historia nos atraviesa y nos recorre. Somos la primera libertad vigilada y el miedo. El exilio y la desolación. El cuerpo del compañerx arrojado desde el aire y la búsqueda por todas las orillas. Los huesos a los que pudimos ponerle un nombre y los nombres de todxs en cada hallazgo con viento de justicia. La primera ronda y el pañal sobre las canas incipientes. El primer juicio y las juntas en el banquillo, y la historia contada a la mitad. Los números que restaban vidas y muertes y el punto final a lo que no tenía principio. La obediencia excarcelable y el perdón que volvía a matarnos.
Somos ese sueño que vino a proponernos y esta lucha que nunca claudicamos. Lxs que no creímos que lo imposible llegaría, tardando un poco más, para ser sostén de aquel presente. Lxs que abrimos bien los ojos y vimos que no sólo se descolgaba un cuadro, sino el capítulo más siniestro de nuestra historia. Ese sur que llegó para ponerse al lado de esta causa y llevarla como bandera a la victoria.
Nuestras cicatrices son recuerdo vivo y memoria altiva, son la razón y la causa que perseguimos, son los 30 mil compañerxs que siguen vivos.
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