Por: Sem México. 30/05/2025
Esta frase es una de las evidencias verbales, que acompañan la violencia física, emocional, sexual, económica, que ha vivido la Doctora Ana Elisa, sobreviviente de violencia feminicida en Saltillo
J.Campbell
SemMéxico, Saltillo, Coahuila, 28 de mayo, 2025.- Ana Elisa está demandando al padre de sus hijas por violencia familiar, económica y sexual. Él es Miguel Adrián Hurtado Luna, médico Traumatólogo del Christus Muguerza Saltillo, quien a decir de la víctima, ha utilizado sus influencias y dinero en contra de ella durante los juicios, por hechos sucedidos en el verano del año 2023.
El enfrentar un juicio o varios, no ha sido sencillo, pero lo más interesante de todo ello es que sus amigas tanto de Monterrey como de Saltillo, han cerrado filas hacia el equipo del agresor, lo mismo que el grupo de médicos amigos.
Como todos los castigos contra las mujeres que en algún momento levantan la voz y piden justicia, Ana únicamente cuenta con sus hijas, menores de edad, su madre y sus hermanos. A pesar de todos los costos, su objetivo es ser escuchada, quiere que se haga justicia, y que sus hijas no vivan lo que ella está viviendo en carne propia.
Para cuando ocurrieron los hechos que ella denunció, la pareja ya presentaba problemas. En octubre del 2022, en torno al cumpleaños de Ana, fue la primera vez que el médico Miguel Adrián físicamente la violentó. Ella festejaría su cumpleaños en Monterrey y en medio de una discusión en la que él la humillaba, ella reaccionó con una cachetada a él, que fue respondida con un golpe de él que la tiró al piso.
Ana recuerda: “Cuando sucedía algo malo, exaltaciones porque él se enojaba, siempre tenía una forma de contentarme después, para demostrar que era bueno y que estaba arrepentido.
Cuando pasó eso, de todas maneras me fui a festejar mi cumpleaños. Y él quiso reparar el daño ofreciéndome apoyo para ese festejo e incluso cuidando de las niñas, exagerando el deseo de que yo me divirtiera; incluso compraba la comida que me gustaba y trataba de ser complaciente; “yo te compro yo te traigo”. Se comportaba como el marido perfecto ante las demás personas”.
A pesar de no haber denunciado esos hechos, ella había tomado la decisión de terminar la relación. A partir de esa fecha hubo varias violencias, pues ella no quería estar con él.
“Me tardé un año más o menos aproximadamente para entender que siempre quería disculparse después de haberme violentado. Él lo sabía, pero yo todavía no reconocía que estaba viviendo diferentes tipos de violencia. Yo solamente me enfocaba en mis niñas, incluso descuidé mi persona, no me veía a mí, ni salía a ningún lado, mucho menos iba a pensar en lo que yo estaba viviendo”. “Yo me quería separar de él, pero tenía que cuidarme de cierta forma pues me quería sacar de la casa.
Aunque no me llegó a encerrar, hubo un momento en que cuando nació la primera de mis hijas, me asusté, e hice algo: Escondí las llaves para que no me las pudiera quitar, y yo pudiera salir y entrar de la casa”.
Cronología de la impunidad
Nuevos hechos llegaron el día del Super Bowl, el domingo 12 de febrero del 2023 en los que hubo una violación sexual. “Llegó tomado porque ni las niñas ni yo fuimos con él y su amigo, y mientras me empujaba me decía: “Quiero que te caigas como un saco; te voy a matar”.
Así que dejé grabando mi celular y le pedí que lo repitiera, pero también hice una llamada, y a un amigo le dijo: “Me quiero madrear a esta vieja, ya no la aguanto!”. Los cortes que hubo en mi celular, mientras grababa lo que me decía, fueron para hacer llamadas, son evidencia en la carpeta de investigación, y no están alteradas como la defensa alega”.
El 6 de diciembre del 2023 se le vinculó por delitos de violencia y violencia familiar, pero el médico agresor huyó. Con pruebas de que él colocó cámaras en casa de ella y su camioneta, micrófono y GPS en la camioneta de ella, y que fue acosada y acechada de parte de notarios, abogados y familiares de él, se le dictó prisión preventiva, pero lo han dejado en libertad en varias ocasiones, que hacen pensar que ha pagado por ello.
En dos ocasiones, una de ellas el 14 de marzo del 2024 el Magistrado Guillermo Alejandro David Pérez dictó auto de no vinculación a pesar de contar con las pruebas para cada uno de los delitos, dejando a la víctima en total vulnerabilidad y sin medidas de protección, lo que constituye violencia institucional también en contra de ella.
La misma defensa de corte machista que afirma categóricamente que las mujeres nos hacemos daño a nosotras mismas para castigarnos, incluso en lugares de nuestro cuerpo que son imposibles de alcanzar, en la última audiencia de Ana en contra del médico Hurtado Luna, el martes 27 de mayo del 2025, indicó que las fotografías del 7 de julio del 2023 fueron generadas por la víctima contra sí misma con cualquier objeto contuso, que pudo haber sido un bate, una silla, una mesa, desacreditando así el dictamen de la perito médica realizado en las lesiones de la víctima.
El viernes 7 de julio por la noche/madrugada él llegó alcoholizado; las niñas se iban a un campamento de verano de gimnasia unas horas más tarde, y había un familiar de él de visita en la casa. En la discusión entre Ana y Adrián, ella le avienta la cartera de él donde también traía algo de droga y le recrimina necesitarla para estar despierto; forcejean y pelean, ella le grita al primo que es testigo de que él le dice que la va a matar y la está golpeando. Ese día ella se desvaneció. Evidencia de que lo sucedido no era cualquier pelea más.
Cuando hace memoria de su relación, Ana, Médica Cirujana Partera, con Maestría en Medicina Estética y maestranda en Seguridad e Higiene Ocupacional, reconoce haber pasado por humillaciones, escena de celos, engaños, control y prohibición de parte de su pareja, infidelidad, golpes, amenazas, y abuso sexual.
Como otras mujeres que han sufrido violencia, tardó mucho tiempo en darse cuenta que al decir que no a su pareja, y era forzada a tener relaciones sexuales, se trataba de un delito, y se le llama violación. Si bien es cierto que las lesiones de la víctima no pusieron en riesgo su vida, es evidente que la violencia del traumatólogo iba incrementándose en contra de su pareja.
Ahora el temor de Ana es que el padre de sus hijas, que nacieron en el 2016 y 2018, se atreva a hacer daño a las niñas para lastimarla a ella. Esto se puede analizar a partir de las demandas que tanto el médico y su madre han interpuesto en contra de Ana para solicitarle convivencia, custodia y pago de pensión. La definición de la violencia vicaria es:
“La acción u omisión cometida en contra de una mujer, por la persona con la que tenga o haya tenido una relación de matrimonio, concubinato o relación de hecho, con la intención de causarle cualquier tipo de daño o sufrimiento, separarla de sus hijas e hijos y causar desapego en el vínculo materno-filial, utilizando la violencia”, es así que se pone en peligro la integridad de las hijas e hijos de las mujeres, y quien comete violencia vicaria también es quien interpone “procedimientos judiciales falsos para someter a las mujeres”, como lo ha experimentado Ana.
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Fotografía: Sem México