Por: Mario Rivera Guzmán. 20/12/2024.
Como todo un filólogo, Lucio Colleti, autor de la importante obra El marxismo y Hegel, desautoriza la posición de Engels frente a Hegel (tomar el método, desechar el sistema) a nombre de Marx. No es una casualidad, escribe, que haya sido la época en que Marx escribió sus primeros textos —recuperados y publicados sólo hasta 1929-1939— sobre su crítica de la filosofía hegeliana, cuando siguió una senda intelectual completamente distinta a la de Engels.
“En 1842, cuando Marx empezaba a estar bajo la influencia de Feuerbach, y asumía rápidamente una posición claramente materialista, Engels publicó un opúsculo titulado Shelling y Revelación firmado con el pseudónimo literario de ‘Oswald’. La actitud que en el mismo se expresaba respecto a Hegel era la misma de los jóvenes radicales hegelianos del Docktorklub berlinés”
“Marx y Engels llegaron al comunismo teórico por distintas vías. Engels llegó al mismo apoyándose mucho más sobre la base de la economía política, que a partir de su crítica de Hegel y de la vieja tradición especulativa. Marx, en cambio, siguió este camino, o sea, llevó su crítica filosófica del hegelianismo hasta su conclusión lógica”.
El texto de Oswald impresionó a Bielinski y a Herzen y entró a Rusia donde fue recuperado por el “padre del marxismo, Plejanov, quien a su vez lo transmitió a Lenin. Mientras, los textos juveniles de Marx, su Crítica a la filosofía del derecho de Hegel, los Manuscritos económico-filosóficos, Sobre la cuestión judía, La sagrada familia, La ideología alemana y los Grundrisse permanecieron ignorados durante largas décadas.
“… puede llegarse a afirmar que, aparte de la obra de unos pocos estudiosos marxistas italianos, como por ejemplo Galvano Della Volpe (que sigue siendo poco conocido fuera de Italia) a las obras filosóficas del joven Marx no se les ha prestado todavía la atención que se merecen”.
“Otra de las posteriores consecuencias de este descuido fue que las primeras obras de Marx, virtualmente abandonadas por los marxistas, se convirtieron en un agradable coto de caza para los pensadores existencialistas y católicos, en especial en Francia después de la Segunda Guerra mundial”.
Pensar para un marxista nacido en cuna estalinista que Marx y Engels eran dos y, por lo tanto, fuente de contradicciones, era toda una herejía. Pero como escribe Colletti: “a veces, casi siempre, la obra de uno muestra contradicciones. ¡Cuánto más la de dos!” (Lucio Colletti, Introducción a los primeros escritos de Marx).