Por: Fernanda Canofre. 18/11/2022
Vieira es el autor del éxito brasileño “Torto Arado” (Arado Torcido)
Pocos días antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, en la que el ultraderechista Jair Bolsonaro enfrentó al expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, el escritor brasileño Itamar Vieira Júnior se subió al escenario ante un numeroso público y apoyó la candidatura de Lula.
Explicó que gracias a las bibliotecas públicas se volvió lector y a lo que aprendió de sus padres, en medio de una infancia empobrecida. “Tuve el privilegio de escribir una historia que ha encontrado muchos lectores. Una historia que transcurre en el interior de Bahía, que todavía muestra la herida de la esclavitud en nuestros días, que todavía hay trabajadores explotados en los campos y en las ciudades».
«Torto Arado» (Arado torcido) es la historia de dos hermanas del estado de Bahía, al noreste de Brasil, y de sus vidas con el eco de un accidente de su infancia. El libro termina con el mensaje de que «sobre la tierra, vivirá siempre el más fuerte».
«El más fuerte es el pueblo, es Brasil, y por eso votaremos a Lula y estamos por la democracia», dijo Vieira en el acto del ahora presidente electo.
Vieira, de 43 años, nació en las afueras de Salvador de Bahía, y es un fenómeno literario en su país. «Torto Arado» ha vendido más de 400 000 ejemplares y fue traducido a otros idiomas. Sus fans llevan su portada tatuada y también se convertirá en una serie en HBOMax.
El libro se publicó en Portugal en 2019 tras ganar un prestigioso premio literario, y llegó a los lectores brasileños unos meses después, cuando se convirtió en un éxito.
Vieira también es geógrafo, y ha conservado su trabajo como funcionario público en el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria de Brasil (Incra), ente responsable de la política de tierras y de la reforma agraria.
La organización fue una de las debilitadas bajo el gobierno de Bolsonaro, como la Fundación Nacional Indígena (Funai) y el Instituto Brasileño de Ambiente y Recursos Nacionales Renovables (Ibama).
Vieira dijo a Global Voices en conversación por video que la decisión de defender públicamente su voto por Lula también fue inspirada por otro escritor brasileño, Raduan Nassar.
Tras años de evitar entrevistas y retirado de la escritura, Nassar comenzó a hacer apariciones públicas en 2016 para pronunciarse contra la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff. También se mostró junto a Lula antes de que encarcelaran al expresidente. Las condenas fueron anuladas después.
En esta entrevista con GV, Vieira habla de su trabajo y de Brasil dentro y fuera de las elecciones de 2022:
Itamar Vieira Júnior en acto a favor de Lula en septiembre, días antes de la primera vuelta electoral | captura de pantalla/Facebook de PT.
Global Voices: Mencionaste cómo tu libro encontró muchos lectores, y que lo esperabas. «Torto Arado» es un éxito de ventas y se convirtió en un fenómeno literario. ¿A qué lo atribuyes?
Itamar Vieira Júnior (IVJ): A los escritores les cuesta hablar de eso, pero me quedo con las impresiones que me dan los lectores. Aunque Brasil es un país diverso, con muchos orígenes, es una historia que todavía comunica mucho de nuestra historia colectiva, que de alguna manera no se contó como debería haberse contado, ni por la historiografía oficial ni por las artes. Este es un movimiento reciente, con honrosas excepciones. Tal vez sea la voluntad que tienen los brasileños de conocer su propio país.
GV: ¿Cómo fue el proceso de pensar en esta historia y el tiempo que lo viviste?
IVJ: Mi primera inspiración fueron las historias que contaba mi familia. Mi padre y mis abuelos tienen su origen en el campo, en la región de Reconcavo en el estado de Bahía, y estas historias siempre formaron parte de mi vida. Pero también fue estimulada por la literatura brasileña de la primera mitad del siglo XX, autores del ciclo del nordeste, que tan bien escribieron sobre los conflictos por la tierra, como Graciliano Ramos, Rachel de Queiroz, Jorge Amado, José Lins do Rêgo, João Cabral de Mello Neto. Así se creó la trama, la historia de dos hermanas en una finca rural y su relación con su padre.
Pero cambió a través de los años. Pasé a trabajar como servidor público, hace más de 16 años, en Maranhão y luego en Bahía, con trabajadores rurales, con indígenas y quilombolas, con comunidades ribereñas tradicionales y aprendí mucho de ese mundo. Creo que la historia ganó densidad, profundidad y pude contarla de la mejor manera posible.
Torto Arado original Portada brasileña | Imagen: Todavia ediciones
GV: ¿Cómo fue vivir con esta historia?
IVJ: Creo que duró 25 años, porque yo era adolescente cuando surgió la historia. En realidad, el título es de eslos días. Empecé a escribir y escribí 80 páginas, que terminé perdiendo en la mudanza, pero la historia siguió viva en mí. Seguí estudiando, entré a la universidad, seguí trabajando y luego la vida se vuelve un caos y no tuve tiempo de prestarle atención. Dado que la literatura se estaba volviendo cada vez más parte de mi vida a medida que pasaban los años, cada vez, esta llamada sonaba más fuerte a medida que me hacía mayor. Así fue madurando la historia.
Cuando terminé [mi camino académico], decidí dedicarme más seriamente a la literatura. Ya había escrito dos libros de cuentos, así que escribí este y envié el original al premio LeYa en Portugal. El libro apareció con motivo de este premio, y luego despertó el interés de la editorial Todavia en Brasil. Se publicó en 2019 primero en Portugal y meses después aquí, donde poco a poco empezó a encontrar lectores.
GV: La última línea del libro dice algo así como “sobre la tierra, vivirá siempre el más fuerte”. ¿Qué significa en un país con la dimensión continental que tiene Brasil, donde en los conflictos por la tierra sigue muriendo gente?
IVJ: He trabajado con trabajadores agrícolas durante más de 16 años, débil y fuerte son categorías que existen a menudo en este entorno. La planta es fuerte, el suelo es débil. Pienso en nuestra historia colonial, esta historia de violencia que Brasil soportó durante siglos, imaginando quién es el más fuerte. Muchas veces, en la voz de esta gente, el fuerte es quien tiene el poder económico, el dueño de la finca, el propietario. Es curioso y paradójico a la vez. Si miramos nuestra historia, de violencia contra los pueblos indígenas, los negros que viven en el extranjero, es una historia de tantas atrocidades, y ¿cómo sobrevivieron estas personas?
La historia de «Torto Arado», en el fondo, trata de fuerza, coraje y de demostrar que quienes sobreviven son los más fuertes. Esos personajes son sobrevivientes de una historia que comienza ante ellos, una historia ancestral, con tanta violencia. Pero sobrevivieron y no abandonaron la tierra a pesar de todo. Pensando en todo esto usé esta frase como el cierre de la historia.
GV: Te hiciste dos pruebas de ADN para descubrir tus orígenes. ¿Qué te hizo hacerlo y qué cambió para ti?
IVJ: Soy mestizo. La familia de mi padre tiene ascendencia negra e indígena, y la de mi madre, blanca y negra. La familia de mi madre tiene ascendencia portuguesa, de la región norte de Portugal, Minho, personas que emigraron a Brasil para escapar de la pobreza y llegaron a Salvador en la década de 1910. Sobre este lado de la familia, teníamos mucha información. Pudimos rastrear el árbol genealógico, y fue notable para mí, porque no tenía lo mismo de mis otros antepasados. Era como si solo hubiera conocido una parte de mi historia.
Estas pruebas se abarataron y no lo pensé dos veces cuando pude pagarlas. Si no puedo afirmarlo con absoluta certeza, al menos sé de qué región de África vinieron mis antepasados, Costa da Mina, entre Sierra Leona y Nigeria. La historia negra e indígena ha sufrido porque históricamente la han borrado de manera brutal.
Esto de la identidad es complejo, yo siempre me he visto como no blanco, pero decir no blanco es traer lo blanco al centro y no es eso. Por supuesto, tengo antepasados blancos, como una buena parte de los brasileños, pero si piensas en la historia colonial en América, es una historia de violencia, incluida la violencia sexual, contra las mujeres negras e indígenas.
[La prueba] rescató un poco de mi historia que estaba perdida, diluida en mi tez más clara, y me dio una identidad también política, tan importante en este momento que vivimos.
GV: Trabajas como servidor público en Incra desde hace años. ¿Qué aprendiste y qué nos puedes decir al respecto?
IVJ: Trabajar en el campo me dio una idea de lo diverso que es este país. Creo que, en los campos brasileños, nuestros males están registrados de alguna manera, son parte del paisaje, entonces se hace más fácil entender este país. He trabajado con muchos rubros durante mi tiempo [en Incra], con proyectos de alfabetización de jóvenes y adultos, seguimiento a proyectos, asistencia técnica a trabajadores rurales, se les brinda crédito. He participado en campañas de documentación a las mujeres rurales trabajadores, regularización de tierras quilombolas.
Soy consciente de la importancia de todo lo que se hace en estos lugares para nuestra seguridad alimentaria, para la preservación del ambiente. Porque, si miras en Brasil, las grandes propiedades producen materia prima, que pueden ser importantes para la balanza comercial, pero nosotros no comemos materia prima. Brasil es un país que produce más de 270 millones de toneladas de granos cada año, que es más de una tonelada por persona, pero todavía tenemos 33 millones de personas con hambre, porque la gente no come soya pura. Esto me dio una medida de lo importante que es la tierra para nuestro país para conocer nuestra historia, y también para proyectar un país y un futuro viable para todos, que une la preservación del ambiente y la producción de alimentos.
GV: La reforma agraria es algo siempre pospuesto en Brasil. Por ejemplo, fue una de las causas defendidas por el presidente João Goulart cuando sufrió un golpe militar en 1964. ¿Es posible ahora avanzar sobre eso en Brasil?
IVJ: Creo que sí, todavía lo creo. Veo la historia en otros países, México, Egipto, Mozambique, varios países que pasaron por una reforma agraria. Y no es algo que lo hagas una vez y el problema se solucione. Es una política pública continua, que debe hacerse a través del tiempo. Es una cláusula indeleble de nuestra Constitución, la función social de la propiedad, es un bien económico, pero necesita cumplir una función social. Conocemos la problemática del sector agroindustrial, pero también es muy diverso. Están quienes son enemigos del país, quienes llevan adelante la deforestación, pero también quienes son conscientes, porque así lo exigen los compradores de materias primas.
Creo que Brasil no puede renunciar a la agroindustria, no es algo en nuestro horizonte, pero podemos alinear estas dos formas de desarrollo social. Es posible tener agronegocios y preservación del ambiente, y es posible tener agronegocios en pequeñas y medianas tierras. Hay que tener un equilibrio y ahí es donde el Estado es indispensable.
GV: Has conocido a líderes rurales que fueron asesinados y tú mismo fuiste amenazado, ¿verdad? ¿Puedes hablar de eso?
IVJ: Siempre hay riesgos. Recibí amenazas veladas, personas que me decían que no me presentara más en un lugar, granjeros que obtenían mi número de teléfono y me llamaban para acosarme. Esta violencia se da contra los servidores públicos, pero tenemos protección del Estado, ya hice algunos operativos con apoyo policial. Pero la gente común, los líderes comunitarios, casi nunca tienen eso. Pasamos por años críticos, estos últimos años fueron de mucha violencia. Esta historia de muertes en los campos nos sigue desde hace mucho tiempo, pero no se puede banalizar. Estamos en el siglo XXI, es inadmisible que se siga dando y que buena parte de estos crímenes nunca se esclarezcan, lo que ayuda a que sigan ocurriendo otros. En este gobierno, no me hagas empezar.
Parece que se sienten autorizados a hacer esto: carros oficiales de servidores públicos quemados en la Amazonía, unidades del ICMBio (Instituto para la Conservación de la Biodiversidad) quemadas por mineros ilegales, madereros; es como si nos convirtiéramos en delincuentes por tratar de cumplir con la ley, por hacer lo correcto. Nuestro trabajo es pragmático, delimitado, todo tiene fundamento jurídico, normas, leyes, decretos originados en la Constitución. No sale de nuestra cabeza, nuestra propia voluntad. Este es un momento crítico.
GV: ¿Manifestar su apoyo a Lula ha interferido en su trabajo en Incra?
IVJ: No estoy haciendo una expresión institucional, me estoy expresando como ciudadano, como cualquier otra persona. Algún día pueden aparecer algunas preguntas, pero hasta ahora no las ha habido. El tiempo pide, exige, que todos tengamos una postura muy clara. No se trata de un candidato u otro, esto no es una elección regular. Hay valores, luchas de toda la vida que se pueden perder. La democracia está en riesgo y una parte de la población sí lo entendió.
Nací durante la dictadura, vi a mis padres poder votar por un presidente por primera vez en sus vidas en 1989. Mi papá tenía 30 años. Y recuerdo su emoción, entregaba panfletos; esto es muy importante Es una lucha histórica que no podemos dejar que se pierda. Mucha gente dio su vida por esto, tenemos que apreciarlo. Podrá ser una democracia imperfecta, pero aún así es mejor que cualquier otra cosa. Fue en esto que hicimos algunos avances importantes en nuestra historia.
¿Qué está en juego con las elecciones presidenciales de este año?
IVJ: Creo que estamos ante dos proyectos: uno imperfecto, pero aún civilizador, y otro que solo entrega violencia y barbarie. Entonces, es importante, incluso para la existencia de Brasil y de los brasileños, que abracemos nuestro país ahora y luchemos para no retroceder.
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Fotografía: Global voices. Adenor Gondim/Editora Todavia