Por: José Yorg. 26/05/2025
“Les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos”. Mateo 13:9-18
En verdad, en Argentina, surge desde las entrañas históricas la pregunta: ¿Los pueblos están hoy solos y por su cuenta? Ya no hay compuestos más conscientes y políticamente avanzados que los organicen y hagan su tarea emancipatoria. Ahora la consigna es “esfuerzo propio y ayuda mutua” del sujeto del cambio con justicia social, el pueblo.
Podríamos debatir y discutir mil horas y no ponernos de acuerdo, sin embargo, ¿Podríamos admitir una realidad, hoy develada ante nuestras narices?: Los pueblos están solos y por su cuenta, no vendrán, como en el pasado reciente, hombres y mujeres bien formados técnica y políticamente a promover organización política tendiente a construir un nuevo mundo socialmente justo.
Todo lo dicho hasta aquí se reduce, y de manera categórica, al decir por el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel sobre la actual situación argentina “Nosotros no luchamos para esta mediocridad”.
Los compuestos más conscientes y políticamente avanzados de antaño fueron derrotados y diezmados, hicieron todo cuanto estuvo a su alcance, el pueblo dejó de apoyar esas acciones y prefirió la “democracia” de Alfonsín con aquello de “Con la democracia no sólo se vota, sino también se come, se cura y se educa”.
Se cumplió nomas aquello que dijo Charles Bukowski: “Así que eso era lo que querían: mentiras. Mentiras maravillosas. Eso es todo lo que necesitaban. La gente era tonta. La cosa iba a ser fácil”.
Hoy, el pueblo, con la democracia, sólo vota. El pueblo, a pesar del infortunio se acomoda en su zona de confort, duele decirlo, pero hay que decirlo. No supieron o no quisieron apoyar a los compuestos más conscientes y políticamente avanzados, quienes alertaron de mil formas que, si eran derrotados vendría el holocausto económico y social argentino, tal lo demuestra la realidad hoy. Y lo dice alguien que deja todos los días su sacrificio emancipatorio por el pueblo.
Estas evidencias marcan señales para entender de algún modo la apatía y pereza momentánea de un pueblo agredido, pero también el aprovechamiento de esta situación enojosa que hacen las dirigencias políticas partidarias de toda laya para seguir con sus engaños y mentiras.
Cabe aquí consignar aquello que habla la biblia en Mateo 13:9-18: “Les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos”.
Desafíos del cooperativismo.
El Padre Luque, Padre bondadoso y solidario, comprometido con las nobles causas del pueblo, ante la pregunta que le realizáramos sobre si no sería un acto de herejía afirmar que “el cooperativismo es el nuevo evangelio de redención social y económica del pueblo”, contestó que “esa idea-fuerza no sólo es verdad, sino que debe ser proclamada como toda verdad al pueblo”.
He aquí entonces el desafío del cooperativismo: Proclamar la buena nueva. Por tanto, la construcción de un mundo nuevo, justo y organizado cooperativamente será obra del propio pueblo.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
Fotografía: José Yorg