Por: Wilbert Torre. El Heraldo de México. 26/12/2017
José Antonio Meade ha comenzado su campaña con varios pactos; me concentraré en las alianzas con Ivonne Ortega Pacheco y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.
¿Es posible asumirte como puro y aliarte con el diablo? Ayer resumía en esa pregunta las alianzas contra natura que ha pactado Andrés Manuel López Obrador, una resta de principios y suma de votos para ganar la presidencia en 2018.
Ahora es el turno del candidato del PRI.
José Antonio Meade ha comenzado su campaña con varios pactos; me concentraré en las alianzas con Ivonne Ortega Pacheco y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, porque son públicas y relevantes.
La exgobernadora de Yucatán comenzó hace meses una campaña para postularse a la Presidencia. Fue crítica de los métodos que empleados en la Asamblea del PRI para modificar los estatutos. Llegó a decir que si se imponían conceptos y una dirección por encima de la militancia, se replantearía dejar el partido: “está difícil militar en algo que no te identifica”.
En vísperas del destape de Meade, el viernes 24 de noviembre la exgobernadora fue citada a una reunión en Los Pinos. Había anunciado que se registraría como pre candidata el lunes siguiente.
Ortega había convocado a los periodistas, pero salió muda de Los Pinos por una puerta trasera y emprendió un largo retiro que incluyó no registrar su pre candidatura en el PRI ni repetir sus señalamientos.
Alrededor de esa reunión existen dos versiones. Una dice que en Los Pinos le leyeron la cartilla, o cosa parecida, le blandieron en advertencia varios expedientes por corrupción en el gobierno sin rumbo y repleto de escándalos y frivolidades que dirigió en Yucatán entre agosto de 2007 y septiembre de 2012.
La otra versión dice que Meade pactó con Ortega para que no se registrara y evitar riesgos de fractura en el partido. Los hechos más recientes indican que se impuso esta última y las coordenadas del acuerdo se sitúan en Yucatán, en el destape del candidato priista a la gubernatura, Mauricio Sahuí, un priista con una carrera muy menor, cuyo único mérito es haber sido impuesto por Ortega.
¿Sabrá Meade que Ortega forma parte de la generación de gobernadores más corruptos del país? ¿Entenderá que pactar con ella significa arriesgarse a la típica rebelión yucateca, con fama de efectiva y silenciosa? Pero no se trata solo de Meade.
Con dos aspirantes, Jorge Carlos Ramírez Marín y Pablo Gamboa, peleando la candidatura, el PRI optó por consultar al gobernador Zapata, quien en lugar de apostar a un relevo generacional natural, como Ramírez Marín, eligió a Sahuí, con lo que siguen siendo favorecidos con las nominaciones algunos priístas con mucha ambición y sin la experiencia necesaria como los Duarte, Ortega Pacheco y ahora Sahuí.
La otra alianza es nada menos que con Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quien se suma a la campaña de Mikel Arriola, elegido por Meade para disputar la jefatura de gobierno. Gutiérrez fue acusado de dirigir una red de prostitución en el partido y controla casi el 90 por siento del Consejo Político del partido.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ.
Fotografía: SonoraPresente