Por: Guido Vassallo. Página 12. 08/05/2020
Conferencia virtual del exvicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.
El sociólogo e intelectual de izquierda brindó una extensa disertación bajo el título “El Estado post-coronavirus: entre la protección proveedora y el autoritarismo patrimonializado”.
El exvicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera , brindó el jueves una extensa conferencia bajo el título “El Estado post-coronavirus: entre la protección proveedora y el autoritarismo patrimonializado”. A tono con el presente de pandemia y confinamiento que atraviesa el mundo entero, la actividad fue transmitida de forma virtual a través del canal de Youtube de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. La coordinación estuvo a cargo del doctor en Ciencias Sociales Julián Rebon y contó con la participación de las doctoras en Historia, Patricia Funes, y Ciencias Sociales, Gisela Catanzaro. García Linera permanece exiliado en la Argentina desde el 13 de diciembre del año pasado junto a su pareja, Claudia Fernández, y la hija de ambos, Alba, tras el golpe de Estado en Bolivia.
El sociólogo que como pocos condensa bagaje teórico con praxis política eligió tratar el tema del estado en tiempos de pandemia por dos motivos, según sus propias palabras: “Porque es el inicio de lo que vamos a tratar a lo largo del seminario de posgrado que dictaré en esta casa de estudios. Pero además porque es un lugar donde los acontecimientos más relevantes del mundo están quedando articulados y significados”. Para García Linera, por primera vez en la historia vivimos “una especie de huelga general planetaria que ha paralizado buena parte del transporte, el comercio y los servicios”.
El autor de “La potencia plebeya” destacó que frente a esa realidad inédita “las personas han acudido a la llamada de instituciones estatales que justifican las medidas de aislamiento para frenar a un virus letal”. Lo que sorprende a García Linera es la forma en que la población mundial aceptó suspender por completo sus actividades ante el llamado del estado. Y en segundo lugar, cómo “ese estado, que se supone subordinado para reproducir el orden económico dominante, decide suspender la reproducción ampliada del capital colocando por encima la salud”.
Pero el acatamiento del aislamiento social decretado por gobiernos de distinto sesgo ideológico no tiene que ver sólo con los argumentos estatales, ya que estos se habían escuchado previamente a partir de otras fuentes autorizadas en materia de salud. “El monopolio de la coerción tampoco ayuda, porque para que más de tres mil millones de personas acepten la parálisis, requeriría otros tres mil millones de policías detrás de cada ciudadano. Y ningún monopolio de la coerción tiene los elementos suficientes para imponerlo”, destacó.
La existencia de un ordenamiento jurídico tampoco alcanza a explicar el cumplimiento de la población, ya que en varios casos no se necesitaron leyes para garantizar el aislamiento. Para García Linera, el estado asoma como una “demanda de protección colectiva”: a él se acude porque hay un riesgo, la covid-19 que amenaza a la población. Esta situación, para el sociólogo boliviano, no escapa ni siquiera a aquellos que demandaban un estado mínimo y el triunfo final de los mercados sobre el “populismo estatista”, porque ahora temen una “oleada de muertes sorteada en relativa igualdad”.
En resumen, García Linera cree que a partir de la pandemia, “los estados oscilarán entre una u otra de las asíntotas del aparato estatal: más democratización social o más monopolio”. En relación al segundo camino, destacó el ejemplo de Estados Unidos, donde la mayor parte de su billonario paquete de salvataje está destinado a la “liquidez para recompra de acciones y subvenciones a empresas, en tanto la ayuda social no es ampliación de derechos sino que sólo se utiliza para no caer en la indigencia”. En el caso del gobierno de facto boliviano, el “encarcelamiento de quienes protestan en redes sociales tiene mas éxito que la propia contención del virus”. En suma, para los fervientes defensores del capitalismo se trata de una “nueva fase de la patrimonialización de bienes públicos que incluirá nuevas formas de disciplinamiento social”.
Situado en el otro extremo del péndulo, García Linera entiende que las ideas gestadas en el seno de la izquierda son “las únicas que se presentan como plataformas de acción que alimentan los debates públicos y las decisiones de los estados ante la covid-19, incluyendo gobiernos de derecha”. Inversión publica, condonación del pago de deuda externa, reindustrialización en áreas esenciales, distribución de la riqueza, repatriación de bienes en paraísos fiscales; propuestas aplicadas de manera parcial por gobiernos progresistas latinoamericanos “acusados de populistas irresponsables, ahora son la plataforma mínima del debate público y de un nuevo sentido común planetario”.
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Fotografía: Página 12.