Por: Pilar Aguilar. Tribuna Feminista. España. 30/09/2016
Asco me da tener que hablar de algo tan hipócrita, cínico, reaccionario y mentiroso como el vídeo del “Salón Erótico de Barcelona” pero, en vista de su propagación, no queda más remedio.
El mensaje en sí no es novedad: propaganda de la prostitución y del porno. Lo que desde la noche de los tiempos propugna el patriarcado.
Tampoco es novedoso tachar de puritan@s a quienes consideramos que la sexualidad no es el derecho de los varones a gozar sin trabas del cuerpo de las mujeres sino compartir deseo y placer. Supongo que esta reivindicación resulta excesivamente revolucionaria para mentes tan cutres.
El vídeo carece, por supuesto de cualquier coherencia lógica. Su argumentazo se resume así: puesto que los políticos nos roban, nos expulsan de nuestras casas, las corridas de toros están legalizadas, etc., es decir, puesto que vivimos en una sociedad bastante asquerosita ¿por qué nos negamos a promover estos dos asuntillos tan guays?
Este argumentazo hace aguas por todos lados. Para empezar es altamente hipócrita suponer que el porno tiene mala prensa pues, por el contrario, como dice Gabriel Nuñez “La pornografía se ha convertido en un tabú, no por inconfesable, sino por intocable”.
En este vídeo la ideología de siempre (la de que el cuerpo de las mujeres es cosa al servicio de los varones en todos los órdenes de la vida: gestar a sus hijos, limpiar sus hogares, cuidarlos en sus necesidades, ser receptáculos para sus genitales) se disfraza de “moderna” y lo moderno es que todo esté permitido.
Y dar a entender que la prostitución está perseguida en España… Un país donde vas por la carretera y, cada pocos kilómetros, ves un puticlub, donde los anuncios de prostitución invaden los periódicos más “institucionales”, donde las calles están llenas de propaganda de cuerpos de mujeres… ¿Quienes hacen el vídeo son tontos o nos toman por tontos?
¿Cómo pueden mostrar tanto cinismo y cómo pueden considerarnos tan manipulables? Aunque no ignoro la capacidad de la propaganda para endilgarnos lo que sea… Y sí, teniendo en cuenta, por ejemplo, cuáles son los programas más vistos en la tv, cuáles son los resultados de las elecciones y cómo la gente se cree libre porque puede elegir entre comprar en Lidl o en Carrefour… pues sí, habrá quien piense que este anuncio es guay. Desgraciadamente no podemos idealizar el nivel crítico e intelectual de nuestros conciudadanos.
Incluso habrá quien crea que la libertad consiste en eso: en comprar y vender sin trabas: siempre que alguien tenga un deseo y pueda pagarlo y otro alguien tenga algo que vender… pues estupendo. ¡Viva el liberalismo! ¡Viva el libre comercio!
En este vídeo la ideología de siempre (la de que el cuerpo de las mujeres es cosa al servicio de los varones en todos los órdenes de la vida: gestar a sus hijos, limpiar sus hogares, cuidarlos en sus necesidades, ser receptáculos para sus genitales) se disfraza de “moderna” y lo moderno es que todo esté permitido.
No llamaré tal actitud amoral (ni siquiera inmoral) porque nada de lo que hacemos los humanos escapa a la moral (o la ética, como gustéis): desde el momento en el que pensamos, tenemos consciencia y elegimos, somos seres morales. Otra cosa es qué criterios morales o éticos defendamos. Yo defiendo que el cuerpo no es mercancía, defiendo que la sexualidad es deseo compartido; quienes han hecho este vídeo defienden que el negocio es el negocio, que todo puede comprarse y venderse. O sea, ellos y yo defendemos morales muy distintas. Y la mía es, sin duda alguna, mucho más innovadora, revolucionaria y contracultural, pero, vamos, como de aquí a Lima (y para quienes vivan en Lima o cerca, pues como desde Lima a París).
Me maravilla que gente que se piensa a sí misma como progresista y crítica con el sistema, en lo tocante al cuerpo de las mujeres, sea, sin embargo, de un neoliberalismo tan repugnante y sostenga criterios morales mercantilistas, que identifiquen sexualidad con meter genitales masculinos por donde sea, que nieguen que lo revolucionario consiste en reivindicar una sexualidad basada en el deseo y el placer compartidos.
Me maravilla que gente que se piensa a sí misma como progresista y crítica con el sistema, en lo tocante al cuerpo de las mujeres, sea, sin embargo, de un neoliberalismo tan repugnante.
Como humanidad siempre hemos de partir de una pregunta básica: ¿qué tipo de sociedad queremos, qué horizonte utópico nos fijamos y por qué luchamos? Para esta gente lo guay es que siempre que alguien desee comprar y otros (sobre todo otras) tengan que vender, es estupendo.
Es más, suponen que si las calles, puticlubs, pisos, tugurios, parques, etc. están llenos de sudamericanas, europeas del este, africanas y asiáticas es porque las mujeres de esos lugares tienen una vocación congénita por prostituirse. Ya sé que no lo formulan así pero, si niegan el tráfico no hay ninguna explicación más que la “libertad vocacional”.
El porno y la prostitución tienen fans de varios tipos: los que hacen negocios y se forran, los pseudoprogres que muerden el anzuelo de “la libertad mercantil” y aquellos que no se paran a pensar y siguen la corriente mayoritaria.
Quienes más me aterran son los que van de progres, los que presumen de capacidad de análisis, de títulos universitarios mil (por no decir que, además, se llaman feministas). Resulta que se tragan este incoherente postulado: puesto que se puede, con todas las de la ley, celebrar corridas de toros, también hay que poder follar mujeres con todas las bendiciones posibles.
Resulta que se tragan este incoherente postulado: puesto que se puede, con todas las de la ley, celebrar corridas de toros, también hay que poder follar mujeres con todas las bendiciones posibles.
Tengo una amiga francesa animalista y militante antiprostitución que me asegura que los varones animalistas entienden más fácilmente que el cuerpo de las mujeres no sea mercancía. Yo quiero creerla pero sé de alguno dispuesto a luchar contra el maltrato animal y que, al tiempo, se muestra partidario de legalizar la prostitución. Dice que las mujeres somos libres y podemos defendernos, pero los animales no… ¡Já!
No ha visto ese vídeo de los monos y la banana en lo alto de la escalera, no ha visto un león en un circo haciendo lo que le mandan, no sabe que si a un animal le enseñas que para comer o sobrevivir tiene que dejarse follar, lo hará. Igual que lo hacen tantas mujeres.
No saben que, cuando se permitía el trabajo infantil, también las minas estaban llenas de criaturas y nadie tenía que ir a buscarlas a sus casas con cuchillos… Y que las refugiadas “intercambian” constantemente sus cuerpos por comida, alojamiento, abrigo, paso de una frontera… Y muchas lo hacen “libremente”, no porque nadie les ponga una pistola en el pecho sino como “opción”, como mal menor.
La “libertad” (hermosa y prostituida palabra, nunca mejor dicho) sin igualdad, es lo que tiene…
La “libertad” (hermosa y prostituida palabra, nunca mejor dicho) sin igualdad, es lo que tiene…
En fin, habría mucho que comentar sobre la falsedad de este vídeo pero me harto, es que me harto.
Nos venden que el summum de la vida es follar, follar y follar (si eres mujer: que te follen, que te follen y que te follen); que puedes estar en paro o ser salvajemente explotado, puedes carecer de servicios básicos y de acceso a la cultura pero si puedes ver porno fácilmente o si por cinco euros te pueden hacer una mamada ¿para qué más? ¡oh, qué inmensa y democrática felicidad que compensa de cualquier penuria!
Me informa Empar M. Morales de que desde 2015, la red de prostíbulos Apricots es el patrocinador oficial del evento. Y Apricots aclara en su biografía de Twitter cuál es su objetivo: “Queremos ser tu marca del puterío”.
Pues parece ser que algunos líderes políticos se creen de verdad que los empresarios del porno y de la prostitución hacen estas campañas pensando en el bienestar social y la felicidad de los individuos.
Parece ser que algunos líderes políticos se creen de verdad que los empresarios del porno y de la prostitución hacen estas campañas pensando en el bienestar social y la felicidad de los individuos
Supongo que también pensarán que los fabricantes de armas son pacifistas ¿no? es lo que dicen ellos… Si esos líderes se tragan que la industria del porno y de la prostitución (que junto con la venta de armas y de drogas son las más productivas del planeta) es una ONG desbordante de afán civilizador y de bondad, bien pueden creerse que Wall Street está ahí por nuestro bien, que Amancio Ortega es un hombre sencillo que amasa miles y miles de millones trabajando… y así sucesivamente.
¿En manos de qué seres estamos? ¿Lo vamos a consentir?
Fuente: http://tribunafeminista.org/2016/09/el-porno-la-prostitucion-la-industria-armamentistica-el-trafico-de-drogas-unas-ongs-incomprendidas/
Fotografía: mujeresvisibles