Por: Antonio Ramón Gutiérrez. 25/05/2025

Leer este excelente libro de aforismos: “Del Franelero Popular”, de Rolando Revagliatti, escritor y poeta argentino de una extensa y reconocida trayectoria literaria, es arribar de repente en el viaje a un territorio en el cual imperan las palabras despojadas de la gran humareda y el bullicio del lenguaje: “La letra con sangre/ atrae a las moscas”. Allí están en su trono, en un tiempo y un espacio diferente, devenidas casi a nivel de la roca en una dimensión escrita frente a lo real absoluto, ante lo imposible.
No son juegos de palabras, por cierto, sino el esfuerzo lúdico del poeta por barrer la hojarasca, la infernal vorágine de este tiempo e ir hasta el hueso en el intento de decir lo irreductible al mundo simbólico. Y realizar esa travesía sin abandonar lo jocoso e inesperado, la sorpresa y lo inaudito, tarea emprendida con humor y desde una posición de fecundo cinismo filosófico como recurso válido: “A la madre de todos los vicios/ la sirve regularmente el padre/ de todos los fornicios”.
Si bien por momentos puede aflorar en el lector lo inquietante o inclusive el sinsentido de la existencia, nada de sombrío o de grave hay en estas páginas en forma directa. Los aforismos del libro conllevan el humor ante lo absurdo, la risa frente a la nada, la ironía como posible salvación por la letra. En sus textos, que nos convocan y que interpelan al lenguaje, nos introducimos en una geografía alucinada, en un punto nodal y fantasmático, en la que las palabras están tensadas al extremo y puestas al nivel de la huella, la marca, el trazo.
Lo contradictorio, la paradoja, la convivencia de los opuestos, lo inesperado, cohabitan en los aforismos: “El masoquismo hace estragos/ en un sinnúmero de sádicos”, “Nos queda como último recurso/ el curso de lo último que nos queda”. Hay verdades que se desprenden de los aforismos que colindan con el psicoanálisis y los conocimientos del autor sobre esa práctica y su teoría: “Mi saber que no tengo lugar/ me ocupa lugar”, “En el terreno de las hipótesis/ se cuecen habas”.
“Del Franelero Popular” señala, desde su título, el gusto por los desplazamientos fonéticos, gramaticales, semánticos del habla popular, donde los argentinismos, americanismos, galicismos, italianismos, irrumpen para configurar un uso lingüístico de identidad indiscutible: el habla rioplatense.
Aforismos que heredan la sonrisa irónica de Borges, García Lorca, Antonio Machado, Pessoa, que, en su brevedad y precisión se dirigen a un receptor capaz de escuchar, de decodificar un segundo sentido, un mensaje dicho entre líneas.
El poeta afina su oído y escucha las olas del lenguaje, de la memoria colectiva, de los dichos populares y con un guiño transmuta viejas sabidurías y creencias al espacio de la ironía y el desencanto, siempre desde la ternura del humor, como quería Oliverio Girondo.
Lo universal atraviesa este cuerpo textual que aborda las cuestiones de la existencia, del ser, de la trascendencia, del saber, del tiempo, de la nada, desde la sentencia y la contundencia de un mensaje claro y conciso, sin margen de duda. “Del Franelero Popular”, transfiguración fonética de “refranero”, es un compendio de dichos y ejemplos, como en la juglaresca medieval, que apela a la recepción empática del mensaje, a ese acto de cooperación comunicativa entre emisor y receptor que torna posible el encuentro.
La lectura del refranero popular, explorado y transmutado en este franelero, como le llama el autor, no deja de producir inicialmente en el lector una sonrisa cómplice por el feliz encuentro con la significación (tal como ocurre en el caso de la metáfora a causa de la aparición repentina del nuevo sentido que se precipita), pero a continuación abre también una hendidura por donde se filtra el hilo de una verdad que convoca a la necesaria cuota de angustia propia del arte: “La voz de la conciencia de los que apestan/ se oye con el olfato”. Es la explotación de la lengua del refrán en todas sus posibilidades y sus derivaciones: “Si no puedes con tus enemigos/ únete a ellos/ (si no te dan asco)”, en un trabajo de figuras retóricas que acercan estos versos a la lógica barroca y conceptista de Francisco de Quevedo.
Poesía lúdica y jocosa ante lo real. Luego de leer este magnífico libro, casi que he llegado a pensar que la única poesía posible es el aforismo… o el silencio.
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“Del Franelero Popular”, Editorial Leviatán, Buenos Aires, junio 2025, 54 páginas, prólogo de Ricardo Rojas Ayrala, ISBN 978-631-6681-08-9.
Fotografía: Rolando Revagliatti