Por: Dalia Cybel. 29/11/2024
Luego de que Victoria Villarruel se mostrara indignada en redes por los libros que adquirió el gobierno de la Provincia de Buenos Aires para conformar el Plan de Lecturas, El Grito del Sur consultó a especialistas para hablar de libros, ESI y educación. ¿Literatura o contenido sexual explícito?
Durante la última dictadura eclesiástica cívico-militar en Argentina, una de las políticas sociales y culturales más fuertes fue la quema y prohibición de libros para adultos y niños. Esta iniciativa partía de la idea de que los mismos libros tenían contenidos ideológicos en contra de los valores que intentaba promover la dictadura. La posibilidad de abrir una ventana a nuevos mundos, aunque sea imaginarios, parecía escalofriante para los miembros de la Junta.
Años después se comprobaría que muchos volúmenes cayeron en la volteada por el propio desconocimiento de los represores y que la mayoría -especialmente los infantiles, lejos de apuntar a fogonear una guerrilla armada entre los púberes, como debían pensar los uniformados- eran pequeñas obras de arte. La propia María Elena Walsh, inventora de la mítica tortuga Manuelita, es una de las reconocidas autoras que estuvo censurada durante el periodo 1976-1983.
Actualmente tenemos un gobierno nacional que se alinea bastante con el proyecto de los militares y reivindica abiertamente algunas de sus políticas, aparte de ir a visitarlos a la cárcel. En ese contexto, los libros vuelven a ser la chispa que enciende el avispero. Esta vez, además, la batalla cultural viene ligada a otros temas que el Gobierno odia y preferiría eliminar, o ya lo está haciendo de alguna manera u otra a través de su desfinanciamiento: la Educación Sexual Integral (ESI) y los derechos de las mujeres y disidencias.
El Plan Provincial: promover la centralidad de la lectura y la escritura en tiempos de Milei
El Plan Provincial de Lecturas y Escrituras de la Provincia de Buenos Aires nació en 2020 como parte de la Subsecretaría de Educación de la DGCyE, creada en 2003. Desde entonces pasó por distintas denominaciones y diferentes etapas de trabajo hasta llegar a desarrollar la tarea transversal que realiza en la actualidad en todos los niveles y modalidades del sistema educativo bonaerense.
El Plan Provincial promueve la centralidad de la lectura y la escritura en todo el sistema educativo provincial, y reivindica lecturas que los profesionales consideran estarían orientadas a garantizar el acceso a este derecho fundamental para la inclusión social y el desarrollo cultural. “Leer supone pensar, atribuir sentidos y tomar posición frente a lo que se lee. La formación de lectores es un proceso que requiere de tiempo, de prácticas sostenidas, que contemplen propuestas con mayor grado de complejización y profundización en torno a leer, escribir y hablar de lo que se lee; y la escuela es el ámbito privilegiado para que esto suceda”, explican en su página web.
“Estoy de acuerdo en que cada gobierno trabaje en la creación, actualización y distribución de su propio plan de lectura porque es lo que garantiza el completo acceso al derecho a leer”, explicó Cecilia Bona, quien lleva adelante la cuenta sobre libros @porqueleer que acumula 87 mil seguidores en Instagram. “Gracias al Plan de Lecturas, cada persona en edad escolar y los adultos usuarios de las bibliotecas pueden acceder a un libro. No se trata de alguien que adoctrina y que señala que libro se debe leer, sino que los planes están diseñados por equipos de especialistas de diferentes partes del país, con diferentes posturas ideológicas y diferentes implicancias. La idea es que los libros lleguen a las manos de sus futuros lectores. Que tienten”, enfatizó la bookstagramer. “Además hay muchos libros que son editados por la industria nacional, por lo cual hay un ecosistema que se nutre. Al mercado no le va a interesar la cultura de los ciudadanos, por eso el Estado es el que tiene que estar detrás”, afirmó.
La reciente polémica -que ya había aparecido hace unos meses- se levantó nuevamente cuando la vicepresidenta Victoria Villarruel publicó en sus cuentas de X e Instagram un mensaje en contra del plan de lecturas, por considerar que incluye libros “degradantes e inmorales”: entre ellos, «Cometierra» de Dolores Reyes, «Las aventuras de la China Iron» de Gabriela Cabezón Cámara y «Las Primas» de Aurora Venturini. “Dejen de sexualizar a nuestros chicos, saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas y respeten la inocencia de los niños! ¡¡Con los chicos NO!!”, escribió Villarruel en sus redes sociales.
El descargo de Villarruel fue motivado por algunos fragmentos aislados de “Cometierra” de Dolores Reyes. El libro, que aborda la problemática de los femicidios, es tan desgarrador como apasionante en porciones iguales y lejos está de tratarse de un material pornográfico, aunque parezca innecesario aclararlo. De hecho, la contradicción radica justamente en que donde algunos ven literatura otros ven pornografía, y estos últimos son los mismos que se juntan con personajes como Ramiro Marra, que promueve la pornografía -esta vez sí machista y hegemónica- como la mejor manera de enseñanza de la sexualidad en los más jóvenes.
Acto seguido al tweet de la vicepresidenta, la Fundación Natalio Morelli denunció al ministro de Educación bonaerense, Alberto Sileoni, por la distribución del libro Cometierra. La fundación acusadora acumula críticas y puntos flojos de papeles. Su titular, Bárbara Morelli, es una militante antiderechos cercana a la diputada libertaria Lilia Lemoine y no aparecen registros públicos de su inscripción.
“Un Plan de Lectura se dirige a promover el análisis crítico de comprensión de la obra, la perspectiva de los personajes, su argumento. Estimula la imaginación. Cuando leemos ficción nos trasladamos en el mundo. Tiene que ver con una forma del arte. El arte es el placer y el disfrute que nos genera ese hecho artístico pero también lo que nos incomoda y nos molesta, nos perturba, nos produce algo. En general no somos la misma persona después de haber tomado contacto con el arte”, explicó a El Grito del Sur Graciela Morgade, vicedecana de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y especialista en ESI. “La literatura fue históricamente un contenido indudable en la educación argentina. Me parece sumamente preocupante que la literatura de ficción haya sido puesta en cuestión en las escuelas, es un retroceso en el tiempo”, continuó. “Hay una fuerte desvalorización de esas infancias y esos docentes, como si no hubiera una mediación entre la ficción y los niños”, enfatizó.
Estela Diaz, ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires, habló extensamente del tema en su columna «Todo este Ruido», por Radio Provincia AM 1270. Allí explicó que la ESI “trabaja los aspectos cognitivos, psicológicos, físicos y sociales de la sexualidad, que tienen que ver con el desarrollo de las personas” adecuados a todos los niveles educativos.
Sobre el programa de lectura, explicó: “Son más de 100 títulos que se han entregado a todas las bibliotecas de las escuelas y están catalogadas por edades. En el caso del libro de la polémica, está planteado para los últimos años o el nivel terciario”. La funcionaria detalló que Cometierra -un libro traducido a más de diez idiomas- hace referencia a la “problemática de la violencia y el desamparo y sólo tiene dos párrafos de sexo explícito”, mientras que, por el contrario, la formación en Educación Sexual Integral trabaja con la prevención de la violencia y los abusos, da nociones a los estudiantes de sus propios cuerpos y ayuda a que se visibilicen situaciones de abusos. Este pensamiento «retrógrado» -explica- es el que contribuye al oscurantismo donde se guardan los abusos, aseveró, además de hacer énfasis en el acompañamiento del/la docente junto a los libros.
“La lectura genera un acercamiento a mundos, da oportunidades a las personas que se acercan a ellos, abre puertas. El mensaje puede ser poético o puede ser más literal, pero cada vez que alguien comparte un libro con el otro genera puntos de encuentros, tiende puentes. A la sociedad lo que le está faltando es estos puntos de encuentro”, aseveró por su parte Cecilia Bona.
Para Morgade, la literatura siempre genera un impacto en quien la consume, sea o no pensada para eso. “Tal vez Cometierra no fue escrita como una herramienta para hablar de violencia de género pero en las escuelas, dentro del análisis del contexto, se tematiza. Cuando nos proponemos investigar lo que sucede en el libro, también estamos hablando de esas situaciones que les pasan a les chiques y la obra artística puede ser una manera de poner palabras”.
Si bien “Cometierra” es un libro no solo indicado sino fundamental para un adolescente -por la descripción de la vida de dos chicos de clase baja y la importancia del conflicto social que describe-, es importante recalcar que muchas de las lecturas están recomendadas para realizarse con “acompañamiento docente” ya que se reconoce el desafío que representan estos textos para los y las estudiantes.
“Creo que toda esta, no diría discusión porque lamentablemente no es una discusión, toda esta caza de brujas es la prueba de lo importante que es un Plan de Lecturas en las escuelas. Porque escucho las arengas de los periodistas, las quejas de las madres, el odio que empezó a circular contra libros que la mayoría de esa gente indignada ni siquiera leyó, contra sus autoras, y eso me hace pensar que si estas personas hubieran tenido acceso a la lectura, a una literatura variada, heterogénea, contemporánea, en compañía de sus docentes y bibliotecarios, seguramente sería menos prejuiciosa, más receptiva”, explicó a este medio Selva Almada, escritora y responsable de reconocidos libros como “Ladrilleros”, “No es un río” y “Chicas muertas”. “Soy lectora desde antes de saber leer, porque cuando todavía era muy chica, me leían. No me imagino cómo puede ser una formación educativa sin la literatura”, aseveró.
“Esos libros tienen escenas sexuales como tienen escenas de amor maternal, de trabajo, de sueños, de baile, de paisajes, de amistad… las novelas se parecen bastante a la vida y en general nos cuentan sobre todas las cosas que ocurren en la vida, aun cuando esas novelas ocurran en el planeta Marte”, argumentó Almada. “Reducirlos a unas pocas escenas es una estupidez. Pero todo esto es una estupidez. Una operación obscena. Cuando las estadísticas se cansan de repetir que la mayor parte de los abusos sexuales ocurren en el seno familiar, me podés decir qué credibilidad puede tener una consigna como ¿con mis hijos no?”, afirmó la autora que además es amiga personal de Dolores Reyes.
El catálogo del programa bonaerense incluye libros que van desde Roberto Arlt y Manuel Puig (autor prohibido por el peronismo en la década de 1970), hasta Mauricio Kartun, Sergio Bizzio, Mariana Enríquez y Walter Lezcano, entre muchos otros.
“Los libros de los que se está hablando no tratan de temas que los chicos no hayan abordado de alguna manera otra vez. Además, estos libros si se leen en la escuela se leen con una contención y lo que producen es una conversación novedosa que está guiada por un adulto”, sumó Bona. “Es muy fácil escandalizarse y escandalizar a las personas tomando un fragmento del texto y diciendo que habla sobre un tema. Siempre va a haber adultos trabajando la literatura en la escuela porque eso es la educación. Ahí restringimos la libertad, y en un momento donde se habla tanto de la libertad ésta es una contradicción más entre lo que se proclama y lo que se propone”.
En tanto, durante su intervención en la radio, Díaz indicó que “el pensamiento oscurantista y retrógrado” de integrantes de LLA “favorece el abuso de las pibas y vuelve a un modelo que no respeta sus derechos” e insistió en que “la ESI da herramientas para conversar sobre estos temas. La sexualización de los chicos y las chicas no se da en las escuelas sino en la sociedad, por los medios de comunicación, las redes sociales y las conductas de las propias familias”. Por lo cual, “la ESI les da otra mirada sobre el cuidado de su intimidad”.
“Nosotras -las que venimos trabajando con la ESI- hace tiempo decimos que son contenidos que se deben abordar de manera transversal. Esto quiere decir que no tiene que haber solo una clase de ESI, sino que se puede trabajar los contenidos de la ESI mientras abordamos otras asignaturas y disciplinas. En todos momentos es posible transversalizar la perspectiva de género. Lo que propone la ESI es no ocultar algunas situaciones que son conflictivas, sino ponerle palabras para que la experiencia pueda entrar de manera válida al aula. Quienes nos dedicamos a la ESI sabemos que poder tematizar como violencia diferentes situaciones que están sucediendo en el hogar permite que muchas veces se le dé tratamiento por parte de organismos especializados”, enfatizó Morgade. Según el Ministerio Público Tutelar, para 2020 entre el 70% y 80% de los niños de entre 12 y 14 años se dieron cuenta que fueron abusados después de sus clases de Educación Sexual Integral.
El gobierno bonaerense ya compró casi cinco mil ejemplares de cada título y los distribuyó en bibliotecas de instituciones de educación superior de gestión estatal e instituciones educativas, centros de información, bibliotecas populares del sistema educativo bonaerense y bibliotecas populares reconocidas por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares. Esta colección de más de 100 libros, que incluye títulos clásicos de la literatura nacional, “no prescribe la lectura ni obliga a leer los libros canónicos, sino que estimula el entusiasmo a partir de la exploración y el descubrimiento de diferentes posibilidades”, puede leerse en el comunicado que lanzaron desde Identidades Bonaerenses. Entre los objetivos del Plan, está difundir y dar a conocer obras de autoras y autores de estos lugares, pensando en un aporte para la generación de una identidad literaria bonaerense.
“Los contenidos de las diferentes disciplinas están orientados para generar personas críticas y dejar ciertos mandatos de lado”, señaló Morgade y aseguró que la literatura es fundamental “para pensar un mundo más igualitario y más justo como el que puede haber cuando las personas no viven detrás de un cuerpo sexuado estereotipado”.
“La lectura en general nos ayuda a mejorar el mundo en que vivimos. Por eso la lectura es un derecho humano, debe ser libre y sin censura. Acompañada por los y las docentes, como lo es este Plan de Lecturas tan cuestionado, con la posibilidad y el espacio para charlar de esas lecturas, para compartir puntos de vista, incluso para estar en desacuerdo o manifestar el desagrado. Todo eso puede ocurrir y ocurre en la escuela. Muchas chicas y chicos no tienen otros espacios donde todo lo que nos pasa cuando leemos pueda ser compartido”, concluyó Almada, finalista del Premio Internacional Booker 2024 por la traducción al inglés de su novela ‘No es un río’.
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Fotografía: El grito del sur